Capítulo XXVII

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Llegamos a su habitación que es hermosa a mi parecer, tiene una linda vista hacia afuera, ella llega y se acuesta en su cama, mientras que yo solo tomó asiento en una silla que ahí se encuentra a lado del piano blanco en el otro extremo de la habitación.

—Perdón que haya hecho eso solo que estoy muy cansada—se levanta de la cama y acomoda su cabello castaño que se revolvió un poco por la almohada

—Si descuida de todas formas es tu cuarto digo yo haría lo mismo en el mío, claro si lo tuviera.

—Cierto que tienes que compartir cuarto con los otros soldados

—No, a decir verdad, me dieron una cabaña para mí solo y...

—¡¿Qué?! ¿No hablas enserio o sí? —ni siquiera me dejó terminar, pero aun así asiento con la cabeza—Eso es estupendo lo único que no se me parece un poco injusto...

—Créelo a mí también me pareció injusto, pero ya sabes el apellido cambia las cosas

—Pero mi padre también fue capitán como el tuyo y a Edward no le dieron esas preferencias

—Sí, pero porque tu padre no está muerto si el mío estuviera vivo tampoco me las hubieran dado—y es cierto la gente comienza a valorar el trabajo de alguien hasta que muere o al menos así era en el ejército

—No pues prefiero que Edward siga conviviendo con los otros soldados entonces—después de eso no sabía que decir creo que lo noto porque me miraba de forma extraña, pero ella siguió hablando—Bueno, en fin, ¿haz conocido a alguien? ¿has visto algo nuevo? ¿Cómo era la cabaña en la que estabas?

—Pues mi cabaña estaba bien, no es demasiado ostentosa pero tampoco es inservible solo es como cualquier otra, si he conocido a más personas y me encontré con otras...—en esos momentos recuerdo a Jared y Harry—y también conocí a alguien...

—Haber haber haber, alto, tu cabaña ¿estaba bien? Ósea que tenía lo básico ¿no? Cama y baño, ¿solo eso?

—No por supuesto que no, también tenía una mini cocina y un pequeño comedor que más bien era una mesa con dos sillas...

—¡Y ya! ¡Es enserio!, vaya sí que es poco, aunque a comparación de los demás pues ya es algo...

—¿Pues tu como sabes que es lo que es mucho y lo que es poco?

—¿Te acuerdas cuando papá me llevaba a la zona cuando era pequeña?

—Ah sí es cierto y que eso no era justo—la miró con los ojos entrecerrados para expresar mi fingida molestia a lo que ella solo sonríe

—Yo no tengo la culpa de nada—alza sus manos y niega con la cabeza—Bueno ahora lo que sigue, ¿quiénes son esos "álguienes" que conociste? Por favor dime que ya hiciste amigos porque si no es así te doy un tiro, digo sé que no es el colegio, pero por Dios tu jamás socializas con nadie

Rio ante su comentario—Pues si conocí a dos personas y pues me cayeron bien...

—Nombres, fecha de nacimiento, padres, hermanos, novias, y lugar donde viven en mi escritorio—dice y yo solo rio, siempre hacia eso, según ella tenía que saber todo eso para aprobarlos—No ya fuera de broma, ¿cuáles son sus nombres?

—Pues Daniel y Ralph, son los únicos con los que pude hablar...

—Haber tenías muchísimo tiempo libre y según tu solo con ellos pudiste hablar, ¿pues qué hacías en tu tiempo libre? —April, fue la primera respuesta que vino a mi mente cuando preguntó eso—Esa mirada me está diciendo algo, ¿quién es la afortunada?

—¿Cómo deduces que hay una "afortunada"? —soy más predecible de lo que admito.

—Pues porque pones cara de perdido y sonríes y quien sabe qué cosa piensas y jamás te había visto así, aunque ya era hora, te estás haciendo viejo y no existen las pócimas ni los embrujos para hacerte joven...

Lo oculto en la guerra [Terminada] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora