Narra Daniel Smith
Camino de un lado hacia otro, siempre he tenido la manía de hacer eso cuando estoy cansado, buscando si así me concentró en algo mejor.
Estoy en la cabaña junto con los demás que ahí se encuentran, pero ellos aún están dormidos, aunque faltan un par de horas para que iniciemos con el entrenamiento habitual, pero yo ya me he despertado. Salgo sigilosamente del cuarto para dirigirme afuera, sé que no siempre me da tiempo regresar así que salgo con la ropa para el entrenamiento.
El sol no tardará en iluminar el cielo, comienzo a correr alrededor de las vallas para después saltar sobre estas, el ejercicio es algo que practico de manera continua. El césped aún está húmedo por la lluvia de ayer, pero no importa de todas formas terminaré sudando.
De pronto veo a alguien correr hacía mí, no lo conozco, pero tampoco parece un soldado, su uniforme es diferente al mío y todos tenemos el mismo uniforme sin importar de que sección seas.
—¿Usted es Ralph Grey? —pregunta al llegar a mí con cansancio.
—No, no lo soy, pero es amigo mío, ¿quiere que lo llame?
—Aquí estoy, ¿qué se le ofrece? —aparece Ralph detrás de mí tomándome por el hombro derecho.
—Traigo esto para usted —le tiende un sobre color crema que está un poco doblado y maltratado —Se lo enviaron al correo.
—Gracias.
Inmediatamente después el señor se retira y Ralph se dirige a una roca grande cerca de allí para sentarse y abrir el sobre.
Comienzo a acercarme, sé que no debería meterme en cosas privadas, pero es mayor mi curiosidad y esta me dice que me acerque y sin objetar así lo hago.
Al ver que no dice nada, decido ser yo el que rompa el silencio que se ha formado —¿Qué pasa?
—Mi madre está muy enferma, quieren que viaje a mi ciudad, tal vez no sobreviva más tiempo —dice con la voz entrecortada.
—¿Quién te ha dicho eso? —las palabras salen antes de que siquiera pueda pensarlas, automáticamente fluyen.
—Emily —dice mientras mira hacia el horizonte.
—¿Quién es ella? —jamás había escuchado ese nombre y mucho menos si era algo de Ralph.
—Es mi esposa —definitivamente no esperaba escuchar eso, sus ojos se cristalizan mientras me mira —mi madre siempre ha estado débil pero no sabía que esto sucedería tan pronto.
No sé qué decirle, a mí también me ha tomado por sorpresa, tal vez no de la misma manera en la que a Ralph, pero sí que lo ha hecho, me deja sin palabras, quisiera decirle que todo estará bien y que mejorará, pero hay dos cosas que me lo impiden, la primera es que por más que intento decir algo no puedo, es como si me hubiera dejado mudo y en segunda sé que eso no es real, no dudo que lo superará, pero sin duda no iba a mejorar la situación de su madre.
—No sé qué hacer, sinceramente quiero correr a verla, pero sé que si me voy no cumpliré las demás pruebas y me atrasare.
—Supongo que deberías ir, tal vez consigas un permiso o algo así y te dejen volver.
—¿Pero si no me dejan?
Francamente quería gritarle y decirle que lo más importante era su madre y su salud, la guerra era lo que menos importaba en estos momentos, pero tal vez él no lo veía así y por más que quiera no puedo.
—Pues él hubiera no existe para todos y tal vez te arrepientas de no ir a ver a tu madre por quedarte, y al final de cuentas en el campo tal vez morir ahí, en cambio si vas y te dejan todo será mejor, podrás ver a tu madre y después regresar, pero aquí sentado no lograrás nada.
—Tal vez tengas razón —dijo mientras se levantaba, tomaba el sobre y lo doblaba aún más para que entrará en su bolsillo delantero —terminando el entrenamiento iré con el sargento y se lo diré.
Sin más que decirme se retiró de nuevo a la cabaña, tal vez la manera en la que le dije las cosas no fue la mejor que puede haber para esta situación, pero sin duda necesitaba a alguien que se lo dijera, si lo hubiera dejado tal vez se hubiera arrepentido de todo.
Además, si fuera mi caso sin pensarlo dos veces correría a ver a mi madre ah, pero claro que ella no está más, la única familia que tengo es Azael, sin embargo, de verdad me hubiera gustado verla al menos una vez más pero no, la realidad es otra.
Sin más que hacer, mire mi reloj de mano, ya habían pasado las dos horas, como es que el tiempo paso tan rápido ante mis ojos y no pude sentirlo. Corriendo llego al campo, por suerte a tiempo, no quiero una sanción, sin embargo, a los poco minutos no tarda en llegar el sargento acompañado del teniente, cosa que realmente me sorprende, el teniente jamás viene aquí.
Narra Ralph Grey
Ya estoy en el campo y el sol quema fuertemente el lugar, puedo sentirlo en mi piel, el sargento camina hacia nosotros y el teniente viene con él, tal vez pase algo hoy fuera de lo normal o quizá solo nos comunique algo importante.
Cuando llega todos saludamos y entonces comienza a hablar el teniente
—Tengo entendido que esta es una de las mejores secciones que hay en toda la zona, o al menos eso han sido los reportes que me han enviado —su voz es firme y con franqueza, por no hablar de su mirada hacia nosotros, no se hacia dónde quiere llegar pero ojala sea rápido que tengo que hacer lo de mi permiso lo antes posible, pero como si leyera mis pensamientos continúa —bueno pues como muchos saben o deberían saber, Alemania sigue en guerra y no tardará en expandirse hacia nosotros, sin más rodeos en quince días serán enviados a nuestra nueva zona militar que será la más cercana a la zona de ataque.
Esas palabras me recordaron mucho a Jhon, mientras que a nosotros nos llevarían allí él tenía que caminar todos esos kilómetros para llegar a Londres, solo teníamos un par de semanas, solo eso y no más.
Aunque debía esperarlo porque Jhon nos lo advirtió a mí y a Daniel, no creí que fuera tan rápido...
—Tendrán una semana libre para salir y regresar a sus hogares o lo que sea que quieran hacer y en la otra partiremos para llegar en menos de una semana a Londres, los días comienzan a contar a partir de hoy, así que recojan sus cosas al acabar el entrenamiento, cuando regresen comenzamos el viaje.
Esas palabras, aunque me hacían sentir nervioso también me daban alivio, podría ir y ver a mi madre, pero también solo tendría una semana asegurada las siguientes solo serían suerte.
Sin más que decir nos retiramos no sin que antes nos dieran nuestras armas, aunque ya había practicado con una en las pruebas ahora tenía una mayor responsabilidad porque, aunque ya me pertenecía también sería ahora de lo que dependería mi vida en aquel campo al que enfrentaría en quince días.
Me despedí de Daniel al finalizar de organizarlo todo y me retire de allí, tenía que partir lo antes posible a mi casa, tenía que ver a mi madre sabiendo que me despediría de ella, verla por última vez sería algo que no soportaría, siempre quise que ella me enterrara a mí, pero el mundo da tantas vueltas que sería al revés.
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Lo oculto en la guerra [Terminada] ✔️
Ficção Histórica¿Alguna vez te preguntaste como fue la guerra realmente? Yo si, creí que conocía a mi padre, que sabía todo lo que había vivido en la guerra, pero no era así, cuando me tocó a mí fue distinto, completamente... Viví cosas que tal vez nadie podría ima...