Capítulo XXV

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Ya me he levantado y apenas son las seis de la mañana, comienzo a creer que Jane y Edward tenían razón, lo que significa que él se quedara con la mitad de mis provisiones y apenas tengo las justas para llegar a la zona militar.

Bajo a la cocina y me encuentro con Amber en ella, está tomando una taza de té, al verme se sorprende, pero inmediatamente después me sonríe y sigue tomando su té.

—Buenos días —me dice al terminar de tomar un sorbo.

—Buenos días —me mira con curiosidad.

—¿Qué buscas?

Por un momento dudo en decirle o no lo que hago, pero sé que si no se lo digo insistirá hasta que se lo diga así que mejor optó por decirle todo.

—Te lo diré, pero tu silencio, de acuerdo.

Ella simula cerrar un cierre en su boca indicándome que no dirá nada.

—Estoy por perder una apuesta con Edward y necesito más comida o sino moriré de hambre camino a Londres y lo único que llegará será la noticia de que he muerto incluso antes de la guerra.

Ante mi comentario ella solo suelta una pequeña risa mientras niega con la cabeza y coloca un mechón suelto de su cabello detrás de su oreja.

—Creo que Amy tiene los enlatados por aquí —se dirige a una puerta de la alacena y saca de ella algunas cosas y las coloca en la mesilla del centro, después se dirige a otra puerta de la parte de abajo y allí saca algunas frutas y me las tiende.

—¿Con eso es suficiente o necesitas más? —me pregunta a lo que yo niego con la cabeza, todo esto es incluso más de lo que yo tengo lo que significa que esto sería para Edward y lo de mi mochila para mí.

—Gracias Amber no sé qué hubiera hecho sin ti.

—No es nada solo que a la otra ten más cuidado con lo que apuestas y sobre todo si se trata de tus ojeras o tus malos hábitos al dormir.

—Vale vale ya entendí, tu eres la tercera persona que me lo dice.

—Yo creo que con tres opiniones ya te hubiera sido suficiente para deducir que es verdad.

—Sigo sin creerlo completamente, pero lo tomaré en cuenta.

Ella sonríe y solo niega con la cabeza mientras lleva su taza de té a su boca.

—¿Oye hay más? —señaló su taza y ella asiente, se dirige a una pequeña jarra de porcelana y toma una taza de la vajilla para servírmelo a mí —Gracias.

—No es nada.

—A propósito ¿qué haces aquí? Me refiero a porque estás despierta.

—Ah tenía una pesadilla y ya no pude dormir, creo que el no poder dormir es contagioso y ya me lo has pasado.

—¿De qué era tu pesadilla? —me siento en una de las sillas de madera que ahí se encuentran y me acomodo.

—Soñé que caía en un abismo totalmente negro, solo daba vueltas y vueltas en este, no tenía fin y cada vez me hundía más hasta que todo se tornó negro, no podía ver nada, y cuando una luz comenzó a acercarse se hacía más grande, pero en ella podía ver cadáveres, miles y miles de cadáveres, pero todos me eran irreconocibles solo había explosiones.

Niega con la cabeza al recordarlo como espantando ese pensamiento.

—Tranquila solo fue una pesadilla.

—Si lo es solo que se sentía tan real que da miedo.

—Si, pero solo fue eso, solo es un mal sueño.

Lo oculto en la guerra [Terminada] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora