Capítulo XXII

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Narra Amber Brown

Bajamos por las escaleras y caminamos hacia el comedor donde ya se encuentran reunidos mi madre y mis dos hermanos.

—Por fin bajan, casi mandábamos a Amy para ir por ustedes de nuevo —habla Jane mirándonos sin embargo sé que su regaño es solo para mí.

Estoy por decirle algo, pero entonces Edward se adelanta a hablar —Si lo sentimos querida prima, pero es que Amber me estaba mostrando la decoración de la parte de arriba de la casa —eso no es cierto, pero seguro que lo ha dicho para que se eviten más regaños por aquí —¿No es verdad Amber?

—Por supuesto, además de que le he mostrado el cuarto en el que se hospedará, pero bueno ya estamos aquí.

Después de esta extraña escena tomamos asiento, mi madre en el asiento principal, Jhon a la derecha de ella, y Jane a su lado por lo que Edward se sienta a la izquierda de mi madre y yo quedó en el asiento frente a Jane, desde que papá se fue, su lugar siempre lo hemos mantenido vacío, según mi madre como una muestra de respeto hacia él, sin embargo, cada que mi madre mira aquel lugar una cara de nostalgia aparece en su rostro.

Amy aparece por la puerta que conecta al comedor de la cocina y en ella trae una bandeja en la que hay una pierna de pavo asada, mientras que en la otra mano trae puré papas, al llegar los deposita en el centro y se retira.

—Bueno pues empecemos —indica mi madre.

Así comienzan mi madre con ayuda de Jhon la repartición de los alimentos.

—¿Así comen todos los días? —susurra Edward para que solo yo pueda escucharlo.

Llega Amy de la cocina y empieza a servir el té en las tazas de cada uno, mientras Jane toma mi plato para que Jhon sirva mi porción.

—Si ¿Por qué? —inquiero en respuesta a la pregunta de Edward.

—Tengo una idea.

—¿Qué idea?

—Mira cambiamos de puesto, tú te pones mi ropa y yo la tuya, así todos pensaran que tú eres yo y yo soy tu, tú te vas con Jhon a la zona y yo me quedo aquí saboreando de un festín así todos los días y ya faltando un día antes para la guerra voy a la zona y cambiamos de puesto.

Suelto una pequeña risa ante la idea de Edward.

—Si ya quisiera verte con vestido.

—¿Ah sí? Pues yo quisiera verte de soldado.

—Eso no va a pasar —niego con la cabeza y tomó el plato que me tiende Jane.

—Bueno ya lo discutiremos después de la cena —me guiña un ojo y se concentra en su plato y yo hago lo mismo.

Saboreo el puré de papas y tomo un trozo de pan de la pequeña canastilla del centro.

—Y díganme ¿Cómo les ha ido en su viaje? —comenta mi madre a mi hermano y a Edward.

—Por ahora todo ha estado bien, si seguimos este paso llegaremos en el tiempo fijado —habla mi hermano.

Mi hermano pronto se iría a ese lugar y eso me aterraba, el solo hecho de pensar en no volver a verlo es triste, pero era la absurda tradición de la familia. Además de que ahora que he vuelto a ver a Edward, también pienso en que no solo mi hermano puede estar en riesgo sino todas aquellas personas que también van a ese campo.

Si papá estuviera aquí no se si lo permitiría, quisiera pensar que después de la guerra eso lo ayudó a entender más cosas, pero tal vez no fue así, no lo sé, era muy pequeña cuando él se fue a la guerra...

Lo oculto en la guerra [Terminada] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora