Capítulo IV

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A la mañana siguiente me levante muy temprano, tenía que redactar una carta para mi madre, ella me había dicho que en cuanto fuera aceptado se lo informará además de que le había prometido llamarla todos los días, más no lo hice porque en cierta forma quería darle la noticia completa y que esta la llenará de euforia, además de que aquí tenía que ser más precavido porque aunque yo tenía autorización para usar el teléfono al formar parte de los soldados reclutados no podía usarlo a no ser que fuera una emergencia o fecha importante en mi familia, pero no era ninguna de las dos opciones, por lo que varios comenzarían a sospechar.

Así pues, puse mucha pulcritud al redactar la carta, en esta le contaba a mi madre como iba todo por aquí, lo que paso días antes de entrar al reclutamiento y lo que paso en mi primer día, debo mencionar que, aunque esto me parecía muy infantil a mi madre esto la hacía muy feliz por no hablar de mis hermanas, quienes serían las primeras en querer leerla, incluso antes que mi madre.

Cuando la finalicé se la di a uno de los encargados del correo quien antes ya me había conocido pues el comandante le informo que yo era el único que podía enviar cartas con libertad absoluta, otro privilegio que tenía gracias a mi apellido.

Este me dijo que ese mismo día el cartero iría, así que tal vez la recibiría mi madre entre el día de hoy o el de mañana lo cual me pareció estupendo, porque, aunque mi madre pasaba mucho tiempo con los feligreses, encargos de la iglesia y haciéndose cargo de la educación de mis hermanas, sabía que en el fondo estaría muy preocupada por mí y que al recibir la carta tal vez la tranquilizaría un poco.

Al terminarla vi que eran las seis de la mañana por lo que llegaría temprano a mi entrenamiento, para ser exactos unas dos horas antes, sin embargo, ya no tenía ánimos de dormir.

Así me dispuse a regresar a mi cabaña, mis pasos eran lentos debido al poco sueño que aún tenía, desde niño siempre había sufrido de no poder dormir suficiente, aunque durmiera mis ocho horas yo aún tenía sueño, por lo que ya me había acostumbrado, pero aun así no dejaba de ser incómodo y cansado lidiar con ello siempre.

Al caminar podía notar como amanecía, la salida del sol era bastante resplandeciente dejando claros tonos de amarillo y anaranjado alrededor del sol, al igual que el cielo estaba despejado y de un azulado impresionante, el césped era verde y fresco debido al rocío de la mañana, y el frío de esta era agradable.

Y entonces note que alguien corría entorno a mí, era Daniel, corría alrededor de la orilla de una cerca que cubría los extremos del campo de entrenamiento para el uso de armas, este era bastante amplio y perfecto.

Al verme sonrió y entonces le dije —¿Qué haces aquí tan temprano?

—Mmm ¿acaso no es obvio? —dijo mientras señalaba a sus pies dándome a entender lo que hacía —En todo caso ¿qué haces tú aquí?

—Ya no tenía sueño y decidí ir a mi cabaña, pero me quedé observando el cielo —él seguía corriendo sin parar, no iba tan rápido pero tampoco lento, solo corría de manera constante —pero ahora que lo pienso podría unirme a ti y correr tal vez así me distraiga un poco y...

—¡¿Qué?! a no eso sí que no, si te me unes seguirás en forma y eso no lo voy a permitir, sino como voy a ascender de puesto, mejor solo quédate allí y mírame, come donas o que se yo algo que te haga engordar —dijo mientras reía y corría sin parar.

—Tomare eso como un "si" —y entonces sin dejar que replicara nada decidí correr a su lado, al unirme el solo empezó a reír y a su vez aumento la velocidad y yo hice lo mismo.

—Ósea me superaste en las pruebas, tienes más privilegios que yo y ahora también quieres superarme en esto.

—No quiero superarte solo quiero entretenerme en algo más.

—Ja ja si como no, pero ni creas que lo lograrás —y entonces sin previo aviso hecho a correr tan rápido que me fue difícil alcanzarlo después, esto era agotador pero divertido, al menos esto logró despertarme un poco más.

Después de correr y correr y correr tras él logré disminuir la distancia entre nosotros más no pude correr junto a Daniel pues era muy veloz, por lo que mucho menos pude superarlo.

—Espera, ya me doy por vencido, pero ya para de una buena vez —estaba exhausto —no entiendo como corres tanto y no te cansas, es agotador y muy cansado —y sin decir más me tire al suelo y a los pocos segundos el igual.

—En eso te equivocas yo desde hace ya un buen rato hubiera parado, pero quería ver cómo te cansabas, además de que desde pequeño participaba en las carreras del pueblo y mi padre siempre me premiaba si obtenía el primer lugar, pero debes admitir que fue divertido.

—¿Te parece divertido, hablas enserio, esto es divertirte para ti? Wow ahora entiendo porque las chicas no te hacen caso.

—Ja si esto no te pareció divertido entonces ¿cuál es tu plan de diversión en medio de este campo?

—Pues... no lo sé supongo que no se me ocurriría nada mejor pero definitivamente esto no se va a repetir

—Pues ya lo veremos porque te comento que soy muy insistente y siempre consigo lo que quiero —su tono de voz era desafiante pero divertido a la vez.

—¿Ah sí? Pues a decir verdad no soy de las personas que se dejan convencer fácil así que suerte con ello.

—Ya te recordaré tus palabras cuando caigas a mis pies.

—Claro si lo que tú digas.

—Bueno sé que de verdad caerás y cuando eso pase te recordare tus palabras.

Vi el reloj y marcaba siete y media por lo que teníamos media hora para llegar al entrenamiento así que juntos comenzamos a caminar hacia el campo.

Por alguna extraña razón, me agradaba estar con Daniel porque, aunque en un inicio él también se acercó a hablarme solo por mi apellido, su manera de comportarse era diferente, no parecía que tuviera intereses o algo así, solo hablaba conmigo porque así lo deseaba, lo cual para mí era agradable.

Lo oculto en la guerra [Terminada] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora