Capítulo 39

22 2 0
                                    


Mi amiga Tamara de Puerto Rico que había decidido convivir en Madrid y continuar sus estudios acá, decidió posponer su vuelvo hacia la segunda el domingo próximo. Según ella iba poder llegar a mi apartamento sola. Jeremy y yo la pasamos inquietos por su llegada porque ni siquiera el horario nos había dicho de llegada. Tratamos de estar uno lejos del otro para evitar tener contacto sexual ese día mientras ella llegaba. Como en eso de las cinco de la tarde escuchamos el timbre y me moví para abrir la puerta, supuse de que era Tamara, antes de abrir la puerta observé por el ojo mágico, en ese momento me sentí llena de satisfacción y alivio.

—Llego sana y salva.

—¿Ah sí? Que busque otro lugar donde vivir.

En ese momento tenía ganas de mandarle atrás un objeto de lujo que yo tenía cerca. Me giré hacia su dirección para reprocharle.

—¡Cállate Jeremy!

Me miró con indiferencia y volví a girarme hacia la puerta. Abrí la puerta y Tamara me sonrió lanzándose hacia mí alegremente.

—¡Llegué! —exclamó abrazándome, se despegó de mí para tomar las maletas de ella y la ayudé con otras dos más que ella había traído, cuando vio a Jeremy le sonrió.

—Hola Jeremy, ¿cómo anda todo? Espero llevarme bien con ustedes dos.

—Muy bien Tamara. Espero que te sientas a gusta aquí y que de verdad puedas soportarnos.

Sonrió maliciosamente.

Me voltée a cerrar la puerta, luego me puse a observar a Jeremy, solía ser sarcástico y trataba de entender su comentario. Analicé de que de seguro haría de las suyas y más ahora que ya no había depresión dentro de si mismo. Tamara se había sentado en un sofá, mientras Jeremy ocupaba uno de los muebles el solo de extremo a extremo. Decidí moverme y sentarme en el mueble estaba desocupado.

—Y... —pausó Tamara, le puse atención para ver que iba a decir, la vi indecisa—. Creo que mejor... Juliet cuando vine me topé con un tipo guapo, alto, de ojos verdes. Y me dijo que tenía mucho que no te veía. Luego me comentó de que había venido aquí y no te había encontrado nunca. Me dijo algunas cosas de él y antes de marcharse a su apartamento, me dijo que se llama Tadeo.

Me tomó por sorpresa el hecho de que Tadeo viviera cerca de mí y de que había venido a mí apartamento. Pero el cretino de Jeremy no me había dicho nada, de seguro él lo sabía.

—Wow —sólo pude decir.

No me salían las palabras por el momento.

—Cuéntame sobre él —dijo Tamara emocionada—. ¡Me gustaría conocerte más de cerca a ese bombón!

—¡Tamara! —grité y la miré seriamente—. ¡Ese tipo es el crush de una amiga mía!

Tamara me miró anonadada.

—Disculpa Juliet, no lo sabía —se excusó.

—A Tadeo no le interesa Claudia, Juliet —interfirió Jeremy pronunciándose duramente.

Voltée hacia la dirección de Jeremy y lo miré con una mirada retadora lista para acabarlo.

—Tú sabes muy bien lo que ha pasado, Jeremy entre ellos.

Jeremy rodó los ojos.

—Claudia es una cuernuda —recalcó—. Tú sabes muy bien que ella tiene cuatro novios. ¿Y así piensa volver con Tadeo?

Suspiré frustrada.

—Pues tú no lo sabes, hoy están separados, pero mañana no lo sabemos idiota —me detuve a pensar un poco, el tarado que tenía frente mí, nunca me había dicho nada sobre Tadeo en el edificio—. ¿Por qué no me habías dicho que Tadeo había venido aquí?

—Porque estabas de viaje y nunca estabas aquí —me respondió rápidamente, luego tomó su móvil con intención de ignorarme—. Y disculpa tengo que haber una llamada.

Se movió del lugar dejándome con la boca abierta. No era más que una de sus excusas. No entendía porqué me había ocultado algo como eso.

—Juro que te mato, Jeremy. Te mato inútil sabandija —pronuncié entre dientes.

Escuché las risas de Tamara, al parecer estaba disfrutando nuestra pequeña disputa.

—¿Tamara sabes en que piso o apartamento está recidiendo?

—No lo sé. Pero puedes pregúntale al recepcionaste.

—Brillante idea Tamara —comenté satisfecha —me levanté del sofá con la intención de ir a investigar donde residía Tadeo—. Ven conmigo, vamos tú y yo.

Tamara se movió del sofá y me siguió hacia la recepción contándome algunos detalles de cosas que no sabía, cuando estuve saliendo del ascensor en la planta baja recordé que no tenía calzados, miré mis pies y lo obvié sin darle importancia.

—Saludos Patricio —le sonreí al señor que se encargaba de la recepción—. Necesito saber algo. Es mas; necesito tu ayuda Patricio. Aquí vive un amigo mío pero no sé cuál es su apartamento. ¿Será qué me podrías decir?

Patricio me miró extrañado.

—¿Segura? —cuestionó dudoso—. ¿No me involucrarás en problemas? Es prohibido dar información y lo sabes.

—Lo sé, pero conozco a esa persona y me ha estado buscando, se llama Tadeo.

—En ese caso está bien te lo diré —sentí alivio al ver que obtuve lo que quería.

Patricio en seguida buscó algo en la computadora por un rato corto, me imaginé que era la información, luego dejó de mover el mouse y se giró hacia mí de nuevo.

—Tadeo vive en piso 22 número 4. Espero que le haya servido la información.

—Gracias Patricio.

De inmediato mi amiga y yo nos movimos rápidamente hacia el apartamento de Tadeo.

Mi TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora