Capítulo 12

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—Natsh es un nombre extraño —comentó extrañado —. ¿De dónde será ese nombre?

—Creo que es de un país eslavo —le respondí.

Terminamos de comernos las hamburguesas sin decir una sola palabra. Jeremy meneaba una lata de coca cola de una mano a otra sobre la mesa. Yo observaba a las personas que caminaban a nuestro alrededor.

Inhalé y exhalé aire mientras me acariciaba el pelo. Rodée mi cabeza para mirar a Jeremy y lo veía guapo, lucía más cuidadoso, era un nuevo Jeremy. Se percató de que lo estaba observando y se centró a mirarme.

—¿Qué quieres de cenar para hoy? —preguntó.

—No lo sé pero creo... —recordé que había dejado varado a unos amigos.

Jeremy me incitó con sus manos a que hablara.

—Es que ayer tuve planes pero los aplacé por la sorpresa tuya —le expliqué.

—¿Con quién o quiénes? — preguntó.

—Son unos amigos creo que los conocen —le respondí —. Son aquellos artistas de la galería DER que suelen venir cuando vengo.

Jeremy junto sus manos, puso sus codos sobre la mesa, su barbilla encima de su puño, sus dedos estaban entrelazados, se quedó pensativo.

—Tú eres un misterio Juliet, nunca te lo he dicho, aveces siento que me ocultas cosas —confesó.

—Tú eres el menos indicado para hablarme de misterios Jeremy —refuté con mis ojos bien abiertos.

—¿Ah sí? Nunca me contaste lo que tú y Susan hicieron en Lérida, se fueron de viaje y ni siquiera me invitaron, supuestamente una salida de chicas —expresó —. Sabrá Dios a que fueron y que fue lo que verdaderamente hicieron.

—La curiosidad mató al ratón cariño —le contesté—. Si en verdad me amaras diría que estás celoso.

—No intentes cambiarme de tema Juliet —me desafío, soltó sus manos y las dejó caer sobre la mesa.

—Será que hay algo de ti que yo no sepa —demandé.

El ambiente se estaba poniendo pensado.

—Vamos para la casa —mencioné y me levanté, Jeremy miró mis movimientos mientras me seguía.

Nos montamos en el auto, él tomó el volante, encendió el auto y quitó sus manos del volante colocándolos sobre sus piernas.

—Haré la cena esta noche —musitó.

Me quedé callada. Él no volvió a mencionar nada. Así transitamos todo el camino. Llegamos a casa de mi abuelo, todo igual, mis abuelos me dejaron un mensaje con Carmen de que durarían una semana más fuera de casa. Aseguraba que Jeremy tenía mucho que ver.

Horas después...

Me dirigí hacia la cocina cuando entré vi a la tierna Carmen bailando, la pobre sintió vergüenza cuando se percató de que yo estaba ahí.

—Continúa Carmen continúa —mencioné abriendo la nevera para tomar una malta.

Agarré una lata de refresco, cerré la nevera, salí y a pocos metro le recordé que Jeremy dijo que iba a hacer la cena, decidí retroceder.

Me volquée hacía a Carmen para conversar.

—¿Vas estar está noche aquí Carmen? —le pregunté meneando la lata.

—No —sé negó —. ¿No recuerdas? Hoy es mi día libre, vengo por la mañana.

Dejé la cocina y busqué a Jeremy. Lo vi en la sala sentado visualizando hacia afuera. Me aproximé a él acelerando mis pasos. Me quedé detrás de él y desde allí le hablé.

—Desde esta mañana he notado de que te gusta todo el alrededor de la casa —murmuré rodando mi cabeza por la casa.

—Lo sabes —confirmó.

—¿Qué preparás para cenar? —pregunté.

Volcó todo su cuerpo hacia mí clavando su mirada en mis ojos.

—Haré una cena afrodisíaca —me respondió.

Alzó dos dedos de su mano derecha, los posó sobre mi cara, al sentir el roce de sus dedos, cerré mis ojos involuntariamente por la sensación de placer y ternura que provocaba en mí. Suspiré una vez más. Abrí los ojos para mirarlo pero todo se cortó porque de pronto sonó el teléfono.

Me aparté de él, busqué el teléfono para coger la llamada.

—Diga.
—¡Juliet!
—¿Susan?
—Sí, soy yo, te llamo porque Alexis habló conmigo hoy y al parecer esta enfadado ¿Qué ocurrió? ¿Acaso te encontraste un amante?
—No me lo vas a creer, te cuento luego.
—¿Qué?¿Por qué luego? ¡Dímelo ahora!
—Susan es un cuento largo.
—¿Qué haz hecho en estos días?
—Comer, dormir, cagar... ¿Podrías llamarme luego tengo una visita aquí?
—Oh, lo siento, naaa mentira. Hablamos luego ¿Sí?
—Sí, adiós.

Colgué mientras hablé con Susan, Jeremy me observaba.

—Susan que emoción —comentó sonriente.

—Sí —afirmé —. Vuelvo dentro de un rato.

Salí de la sala con el teléfono hacia afuera de la casa. Visualicé a Jeremy observando, me alejé de la casa lentamente. Marqué el número de teléfono del apartamento donde vivía con Alexis. Alexis parecía relajado, bromeó conmigo, y me decía tantas cosas que... Cuando terminé de hablar con él llevé el teléfono a su lugar. Jeremy no quitaba su mirada de mí.

Me fui a mi habitación, estiré mi cuerpo, dejándome caer en la cama. Cerré mis ojos quedando dormida completamente.

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