Capítulo 5

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En esa misma noche llamé a Jeremy, el día siguiente era día de clases se iniciaba el nuevo semestre.

—¿Vas a asistir a clases mañana ? —le pregunté.

—Por supuesto que sí, ¿Dime de ti? —me preguntó.

—Aún no lo sé por eso te llamé para que me informes sino voy —le respondí.

—Bien nos veremos —me dijo.

Colgué.

Me Incliné hacia el sofá, puse mi imaginación a volar Jeremy y yo teniendo sexo entre la naturaleza...

Cuando despierto ya es otro día me quedé dormida sobre el sofá, me desperté con dolores en la espalda y la rodilla derecha por la mala postura en que quedé dormida.

Me levanté a buscar pastillas para el dolor cuando me las tomé, me acosté de nuevo, en el plazo de algunas horas desperté y ya me sentía aliviada, pude tomar una ducha.

Ya en la tarde visité a Jeremy en su casa estaba con su madre organizando el hogar.

—Dime. ¿Algo pendiente para mañana de las clases de hoy? —pregunté.

—No, está vez los profesores se dedicaron a hablar de la vida privada —me respondió.

—¿En serio? ¿En verdad asististe a clases hoy? —le pregunté.

—Sí —me afirmó pero el notó que yo dudaba.

—¿A caso dudas? —me preguntó.

—Parece extraño, conociendo nuestra universidad... —le respondí.

—No me importa lo que piensas —me dijo, así de simple me contestó pero nada.

—¿Pudiste investigar lo que te dije? —le pregunté.

—No hay datos mejor olvida ese tema —me respondió.

—Si te da paz está bien —le dije.

—Vamos al boliche tenemos mucho que no jugamos —me sugirió.

—Buena idea vamos —le respondí, en seguida me levanté y caminé hacia la puerta Jeremy me siguió.

Tomamos un taxi y llegamos al lugar Jugamos unas cuantas veces cuando me cansé compré un helado en la cafetería del centro. Jeremy continuó jugando.

—Vámonos —lo llamé.

—Espera déjame terminar —me contestó, cuando terminó se aproximó y marchamos.

Al día siguiente...

Me dirigí hacia la universidad una vez ahí saludé a mis compañeros que estaban fuera de la facultad cuando llego a mi aula no había nadie.

—Qué extraño —comenté.

Me coloco en mi lugar y pongo mi cabeza sobre la mesa. Al cada de un rato entró Jeremy se sentó y puso su mano izquierda sobre mi cabeza, al sentir esa mano levanté la cabeza para saber quién era.

—Hola Jeremy llegaste —lo saludé.

—Buenos días —me saludó.

—¿No dormiste bien anoche? — me preguntó.

—Dormí bien sólo que no vi a nadie y decidí bajar la cabeza — le respondí.

—Menos mal ya estaba pensando que te habías ido por ahí —bromeando.

—¿Por ahí dónde? —le pregunté.

—Quien sabe —me dijo.

Por unos minutos no dijimos nada hasta que él rompió el silencio.

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