Capítulo 48

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Días después...

Una tarde que habíamos decidido ir a un café próximo a la universidad después de clases, empezamos a conversar sobre los compañeros que se habían marchado de la universidad. Susan mencionó a Cecilia, ningunos de nosotros nos acordamos de ella, recordé que se desapareció justo en el momento en que Jeremy se había desaparecido.

—Nos hace falta Cecilia —suspiró Claudia, luego de haber dicho lo referente a nuestra amiga.

—¿Y qué han sabido de ella? —preguntó Susan.

—No sabemos, ni siquiera se conecta a sus redes sociales —le respondió Jeremy.

—Todo es extraño —justamente en ese momento recordé que las veces que Alexis y yo habíamos ido a Lérida, yo la había visto allá—. Recordé algo... La vi varias veces en Lérida, pero no llegamos a conversar.

Todos me miraron sorprendidos.

—¿Lérida, Juliet? ¿Pero qué podría ella hacer allá? —cuestionó Susan—. Yo viajo mucho hacia allá y nunca me he topado con ella.

—De seguro algún tipo de problemas tiene que tener. Ella aparecerá cualquier día, démosle tiempo —argumenté.

—¿Tiempo para que recorra medio mundo? De seguro se ha comido a todos los hombres en Lérida —se expresó Jeremy, fijó su mirada hacia Susan—. Y tú querida amiga. Tienes una pasión extraña sobre esa ciudad, que yo recuerde Bryan es de allá.

—Extraña pero deliciosa —le sonrió Susan a Jeremy.

—¿Qué haremos este fin de semana? —preguntó Sebastián.

—Hacer el amor bien rico —le respondió Jeremy.

—Eso es algo obvio. Pero salir entre, todos... Compartir un poco... Bailar... Beber... —se expresó Sebastian.

Al fin y al cabo no nos pudimos poner de acuerdo, las féminas tenían planes menos Tamara. Entonces decidimos salir, Sebastian, Tamara, Jeremy y yo.

—Oigan. ¿Y qué sucedió con Laila? —cuestionó Luisa.

—Se murió —respondí.

Jeremy se echó a reír.

—Esa loca la espantó, hizo que se marchara bien lejos de aquí. Juliet es peligrosa —alegó Jeremy señalándome—. Pero en fin —respiró—. No tiene importancia recordarla, Laila quería acosarme y ustedes saben como es Juliet.

Todos se sorprendieron e insistían en saber que yo había hecho, de tanto insistir les conté como sucedió todo. Después continuamos conversando hasta que llegó la hora de partir, todos teníamos tareas que hacer.

Cuando al fin estuve en mi apartamento junto con las personas que vivían conmigo, me dirigí hacia la cocina y tomé una lata de cerveza, luego me desplacé hacia mi habitación, escuché agua caer de la duda, supuse de que Jeremy se estaba bañando, este al salir se aproximó a mí y me dio un beso en la mejilla.

—¿Tomando? —me miró fijamente—. ¿Qué bicho te picó?

—El mismo que te pica a ti.

—Ve al baño y toma una ducha —me sugirió y se movió quedando acostado sobre la cama.

Continué tomándome la lata de cerveza, mientras él me contaba planes a futuro y llegamos a la conclusión de cursar el mismo postgrado. Ya que nuestras familias se dedicaban a la misma dirección.

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Ya el semestre se había acabado y estábamos haciendo planes para viajar, como siempre cada quien se marchaba a su país o a un viaje planeado. Tamara tomó la desicion de ir a Puerto Rico, Sebastian a Inglaterra, Claudia a Portugal, Andreina y Luisa a Panamá. Y por último quedamos Jeremy y yo que ya estaba pautado para Suiza, Jeremy era de origen suizo pero nació en Puerto Rico. Susan, Mery, Tamara y yo habíamos nacido en Puerto Rico. Mi padre había nacido en Suiza al igual que mis abuelos, en cambio mi madre era cien por ciento de Puerto Rico.

Una semana antes de Tamara marcharse, recibí una carta extraña, yo no le había dado importancia pero ellos sí.

—Juliet —pronunció Tamara—. ¿No crees que debiera de poner atención a esa carta? —cuestionó con la carta en la mano.

Rodé los ojos, de hecho no me importaba, lo que me vino a la mente es que podría ser alguna broma.

—Tamara, por favor. De seguro algún o alguna chistosa  escribió esa carta y me la mandó.

Tamara respiró frustrada.

—Juliet —volvió a repetir—. Tú no sabes el verdadero origen de esto, creo que debes de ponerte en alerta.

—Olvida eso, tíralo por ahí —le sugerí.

—Pues como no quieres escucharme —se rindió—. La voy a botar y espero de que luego por no colocarle atención no te traiga consecuencias.

Tomé mi laptop ignorando todo aquello y Tamara tomó la desicion de marcharse, vi que la iba rompiendo mientras caminaba  hacia la cocina.

—Muchas gracias, Tamara.

—¿Dónde está Jeremy? —me preguntó desde la cocina.

—¡No lo sé!

Justamente en ese momento me llegó un mensaje de Cecilia. Me sorprendí y rápidamente me animé a contestarle. Me había dicho de que se encontraba depresiva pero de que pronto volvería con nosotros de nuevo.

Más tarde el portero llegó hacia mi puerta y me sentí extrañada.

—Juliet, sólo vengo a comunicarle de que a través de las cámara observamos a alguien sospechoso frente a su puerta.

—Hace rato recibí una carta. ¿Acaso usted no se percató de quién venía hasta aquí?

—Por eso mismo vine a comunicarle, es que no nos dimos cuenta.  De hecho se coló sin avisar.

—Está bien, gracias por comunicarse conmigo.

—A su orden, me despido.

Cerré la puerta y de inmediato me puse a pensar. ¿Quién podría amenazarme? ¿Sería alguna broma?

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