Capítulo 41

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—¡¿Por qué no me dijeron que Tadeo vivía en esta misma torre?! ¡Ustedes son malos amigos! —nos reprochó Claudia mirándonos a todos en un tono amenazante.

—Es que eres una loca y nos iba a poner a pasar vergüenza. Enójate  lo más que quieras, pero si por mí hubiera sido, no te lo hubiera dicho nunca. Eres una abusadora Claudia. Abusaste de la confianza de mi amigo —se expresó Jeremy hacia Claudia dejándome estupefacta—. Por si no lo sabes somos muy buenos amigos.

Jeremy le sonrió satisfecho por lo que le había dicho. Me giré para ver a Claudia para ver su reacción y estaba aún más furiosa.

—¡Tú Jeremy! ¡Eres un...! —pausó por alguna razón, supuse de que quizás no quería soltar lo que tenía en mente—. Pensé que éramos amigos y te vas del lado de Tadeo y esa arpía. Traicioneros todos ustedes. ¿Por qué lo defiendes? —masculló furiosa.

—No soy tu enemiga y lo sabes —le repitió Jeremy como en varias ocaciones—. Es que no voy a ser enemigo de ellos por tu indiferencia —rodó los ojos porque odiaba tener que repetirle lo mismo.

Se giró hacia mí olvidándose de Jeremy.

—¡Juliet cómo pudiste ocultarse eso! En ves de venir y apoyarme te quedaste besuqueándote con esta sabandija —se dirigió hacia mí apuntando a Jeremy sin dejar de mirarme—. Ya veo que esta cucaracha te calcomió el cerebro. Cada día te estás convirtiendo en más bruta por este tipo.

Tamara estalló de risas. Jeremy y yo nos giramos a mirarla.

—¿Te ríes Tamara? ¿A caso se te olvida dónde vives? No te quiero viviendo aquí. Desde hoy recoge tus cosas —bromeó Jeremy, giré mi rostro hacia él—. Quiero hacer el amor libremente y contigo aquí no puedo. Así que mira a ver que vas hacer con tu vida y permíteme privacidad.

—El que tiene que irse de aquí eres tú —le contestó Tamara—. ¿Qué te crees?

Rodé los ojos mientras ambos se inclinaron a continuar con su repertorio de dimes y diretes. De un momento a otro Claudia se acercó a mí furiosa, me tomó de la mano y me llevó hacia la cocina. Una vez allí tomé asiento en una silla, mientras Claudia caminaba de un lugar a otro.

—Claudia, todos esperamos de que no vayas a cometer una locura con respecto a Tadeo.

—Locura cometes tú con Jeremy aquí en tu apartamento. ¿Qué clase de amigos son ustedes? ¿Eh? Mejor digan que son marido y mujer. Y pobre de Tamara viviendo contigo bajo la sombra de Jeremy.

—Claudia —rodé los ojos y me fijé en ella—. Sabes que Jeremy ha tenido problemas y que poco a poco ha ido moldeando su carácter, pero él es bueno. Él suele ser sarcástico, no tomes todo personal, lo que quiere es verlas sufrir a todas. Es mas; me gusta que Jeremy está volviendo a ser él.

—Me molesta aveces sus comentarios fríos y que como que quisiera pisotear a uno. Aveces suele ser moralista —se expresó Claudia—. Pero con esto que ha ocurrido hoy. Defendiendo a Tadeo y que son amigos. Me cae mal.

—Si son amigos está bien. Además recuerda que él casi siempre ha estado rodeado de mujeres, como nosotras. Tus problemas no pueden empañar la relación de ellos. Hace poco supe de que Tadeo vivía en esta torre. Jeremy no quiso decirme que Tadeo vivía en esta torre —le aclaré—. Según él... Bueno... Ya sabes.

Claudia arrugó la cara y permanecía frente a mí mirándome con ganas de matarme. Luego de un rato decidió hablar.

—Me voy, ya es suficiente —se despidió marchándose rápidamente.

Cuando vi que iba saliendo de la cocina, la seguí, escuché que se había despedido de Tamara y Jeremy. Llegué a la sala con motivos de recoger lo que habíamos dejado en el suelo, llegué allí y me abajé a recoger las carta junto con lo demás que había tirado. Terminé de acomodar todo y me ubiqué en el mueble ya que aquellos dos continuaban con su tonta disputa.

—¿No piensan terminar inútiles? —les cuestioné cansada.

—¿Inútil a mí? ¿Acaso no te hago bien el amor? Inútil es esta que tienes como amigas —se expresó Jeremy y luego se rió.

Observé a Tamara y lo miraba raro.

—¡Cállate burro! —exclamó Tamara y le cortó los ojos.

—¿Mami cuándo vamos hacer el amor? Ya no aguanto las ganas de poseerte —cambió Jeremy de tema dejándome sorprendida.

Nunca en la vida me había dicho mami y me hizo sentirme emotiva.

—¿Ahora es tu mami bestia? —cuestionó Tamara a Jeremy en tono de burla—. Si que eres ridículo.

Jeremy se giró hacia Tamara.

—¿Qué vas a saber tú de cosas de pareja? Amargada.

Luego volvió y posó su mirada en mí.

—Me siento sexy hoy, quiero ser tu dulce caramelo ahora. Y que hagamos el amor salvajemente. De paso te pondré las esposas y te haré mía encadenada —se expresó Jeremy dulcemente.

Mis bragas empezaron a mojarse con ganas de irme corriendo hacia mi habitación con Jeremy.

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