Capítulo 37

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—Ya es suficiente —pronuncié cansada.

Jeremy se apartó de mí y se tendió sobre la cama, cerré los ojos y quedé profundamente dormida. Al despertar visualicé a Jeremy dormido, me moví de la cama a tomar una ducha y luego me vestí.

Horas más tarde me encontraba en la sala leyendo un libro y en una parte de la novela me acordé de Alexis, me movilicé a tomar mi móvil, pero me arrepentí no valía la pena tocar asuntos pasados. Era mejor dejar las aguas como estaban.

Cuando menos lo esperaba Jeremy apareció en la sala y se sentó cerca de mis pies. Yo estaba tendida en el mueble con mis pies al extremo del mueble. Moví el libro que yo estaba leyendo y coloqué mis ojos en Jeremy.

—¿Ya se te quitó la fiereza? —le pregunté, emití el sonido de una risa.

—No siquiera sé por qué me hace esa pregunta. ¿Por qué mejor no salimos a andar? ¿No tienes deseos de bailar o tomar alcohol? —sugirió Jeremy dejándome sorprendida—. Ah no... Disculpa, debes estar exhausta.

—Verdaderamente no tengo deseos de salir.

—Lo sabía, Juliet. Lo sabía.

A partir de ese momento las cosas entre Jeremy y yo empezaron a cambiar un poco, durante el transcurso de las semanas anteriores a las clases, Jeremy fue dejando el aburrimiento, entendía que tenía problemas pero no era para que lo pagara con todo el mundo.

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Al fin había llegado la fecha de inicio de clases de la universidad y todos nos reunimos alegremente dentro del campo al final de la jornada donde cada quien contó como pasaron las vacaciones. Una semana antes de inicio ya yo había conversado con Sebastian y le conté todo de mí, dejamos las cartas sobre la mesa sin dejar cabos sueltos.

—¿Y de por cierto ustedes dos son lesbianas? —cuestionó Jeremy señalando a Andreina y a Luisa—. Siempre andan juntas y nunca hemos visto con quienes han salido. Supuestamente salen con hombres pero no parece.

—¡Jeremy! —exclamó Andreina—. El hecho de que no les presente a alguien no quiere decir de que seamos lesbianas.

—Canalla, mal pensado —le reclamó Luisa.

Jeremy se rió.

—Me acuerdan mucho a dos vecinas que al final... Al fin no hace falta decir el final. Pero en serio nosotros las apoyaremos —insistió Jeremy—. Pero ni modo si lo niegan.

—Jeremy deja a las chicas, por favor —le pidió Claudia—. ¿Por qué mejor no nos cuenta si te vas a casar?

Jeremy alzó una ceja.

—¿Qué? ¿Qué diablos me estás preguntado? —cuestionó Jeremy—. Tú debes de estar loca. Yo estoy soltero. Tú no puedes hablar de eso porque esos cuatro novios con los que tú cuentas...

—¿Y quién te dijo a ti que yo desearía casarme con uno de ellos? Yo sólo tomaría la decisión por una sola persona y su nombre es Tadeo —aclaró Claudia.

—¿Tadeo? —se rió, vi a Claudia un poco incómoda—. El que siempre te deja esperando.

Volvió a reír.

—¡Tadeo no me deja esperando! Simplemente... —pausó Claudia—. Ustedes no lo entenderán.

—Es lo mismo buena loca —artículo Jeremy.

—Cállate Jeremy —le ordené al ver a Claudia que estaba como tambaleándose—. Tú no entiendes nada de nada sobre el asunto.

Se giró hacia mí.

—Disculpa, señora de las buenas normas y costumbres.

—Que buen sarcasmo has dicho, Jeremy.

—Loca vieja —me dijo Jeremy.

—Oigan gente —interfirió Sebastian, todos le prestamos atención para ver que era lo que iba decir—. ¿Por qué Susan no ha venido?

De hecho ni nos habíamos acordado de Susan, ella me había escrito en la mañana pero no vi su mensaje.

—Se quedó follando con un delincuente —le respondió Jeremy rápidamente—. Señores, la señora Susan no tiene tiempo para los estudios, acuérdense de que madre y además tiene un fuego uterino muy encendido. Ustedes más que yo saben de la clases de mujer que es Susan. Tiene muchos hombres como todas ustedes.

Claudia se echó a reír.

—Habló el dolido —dijo con dramatismo y se puso la mano derecha en su corazón—. Lástima que no está aquí, porque de lo contrario te hubiera abofetiado, cretino.

Jeremy pudo sus ojos en Claudia y Sebastian se mostró muy interesado, mientras que Andreina y Luisa observaban hacia otro lugar.

—Pero soy sincero, Claudia. A mí me parece que ustedes debieran de asentar cabeza y de estar de cama en cama, se lo he dicho muchas veces a Juliet —se expresó Jeremy—. Ustedes tienen que pensar que la vida es una y si aman a alguien deben de expresarlo y esclarecer sus vidas en todos los sentidos. Si no aman deben decirlo tambien y no engañar al prójimo. Es mejor decir la verdad antes que una mentira.

Todos nos quedamos en silencio con lo que Jeremy había dicho, y de verdad que tenía razón. Nosotras si nos sentíamos identificadas con lo que él había dicho.

—Wow amigo, que gran verdad has dicho —comentó profundamente Sebastian sintiéndose alardido y rompiéndo el silencio.

—Bueno amigos míos yo me retiro —se levantó Andreina colocándose la mochila—. Hasta mañana.

Luisa hizo lo mismo seguido de Andreina. Nos despedimos de ella y quedamos Sebastian Jeremy y yo.

—¿Qué harás tú, Sebastian? —le preguntó Jeremy.

—Me quedaré en casa terminando algunos asuntos —le respondió Sebastian—. ¿Y ustedes?

—¿En serio quieres saber? ¿Eh? —pausó por unos segundos—. Ven con nosotros y lo sabrás.

—No le hagas caso, Sebastian. Ve a tu casa y has lo que tienes que hacer —le sugerí a Sebastian, luego me levanté—. Vámonos Jeremy.

—Adiós, hasta luego —Se despidió Sebastian.

Jeremy se levantó y nos retiramos hasta mi apartamento.

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