Sectumsempra

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Narra Elisabeth:

No pude dormir en toda la noche, Draco me había contado al fin su secreto y era exactamente lo que mi hermano se había imaginado desde un principio, Draco es un mortífago. Voldemort quiere que Draco mate a Dumbledore y si Draco no la hace Voldemort matará a toda su familia, también mencionó que al habérmelo contado a mí yo tampoco saldría ilesa pero considerando que Voldemort me quiere muerta solo sería una excusa más para matarme. Draco no tiene escapatoria, pero él no es un asesino yo lo sé y tengo la obligación de encontrar la manera de frenarle. La muerte de Dumbledore supondría el principio de una guerra, además no puedo dejar que mi mejor amigo se convierta en asesino. Tenía que hacer algo cuanto antes pero ¿el qué? La Orden podría refugiar a Draco y a su madre, solo tendría que hacer que todos aceptaran pues Draco no es muy bien recibido entre los miembros de la Orden pero ¿lo harían por mí? ¿Me creerían si les dijera que Draco no es malo, solo trata de protegerse a él y a su madre? 

Mientras pensaba en cómo frenar a Draco sonó el despertador y me levanté de inmediato. Esa mañana fui directa al ala médica ya que me enteré de que una tal Romilda había estado a punto de intoxicar al pobre Ron con unos bombones que contenían un potente filtro de amor. Lo que más me sorprendió de la situación es que el destinatario original de los bombones era mi hermano. Llegué a donde estaba la camilla de mi amigo y me encontré a Ginny y a Hermione cada una sentada a un lado de la cama, también estaba Harry acompañado del profesor Dumbledore, Slughorn y la profesora Mcgonagall.

-Hey, ¿cómo está Ron?- pregunté un poco preocupada.

-Bueno, no se ha despertado aún.- me contestó Harry de igual forma.

En ese momento llegó la loca novia de Ron, Lavender Brown, quien no paraba de sollozar el nombre de Ron. Cuando llegó tuvo una pequeña discusión con Hermione la cual nos dejó a todos a cuadros ya que finalizó de una forma un tanto extraña. Mientras Lavender y Hermione discutían sobre cual de las dos tenía más derecho a estar allí, Ron se medio despertó y susurró el nombre de Hermione lo cual causó que Lavender saliese de allí corriendo y con una cara que reflejaba bastante ira. Harry y yo nos miramos ante lo que acababa de pasar y nos sonreímos, después miramos a nuestra amiga que tenía una sonrisa victoriosa en la cara. 

Después salimos todos de allí y les dejamos un rato solos. Al salir, vimos a Draco en las escaleras lo cual me puso muy tensa ya que sabía que Harry querría seguirle y averiguar qué hacía y efectivamente mi hermano fue tras Draco sigilosamente para que no le viera y yo fui tras él. Al llegar al pasillo en el cual me había encontrado a Draco la tarde anterior, me tranquilicé al ver que ya no había rastro de él por el pasillo, eso me indicaba que se habría metido en la sala de los menesteres haciendo que la puerta desapareciera tras él. Mi hermano notó cómo mi estado cambiaba de estar tensa a relajada y empezó a sospechar.

-Elisabeth, ¿sabes algo más de Draco?

-¿A qué te refieres con si sé algo más de Draco?

-Me refiero a si sabes algo más de lo que escuchamos aquella tarde cuando Snape habló con él.

-No Harry, no sé nada más y creo que no deberíamos seguirle, estamos invadiendo su privacidad.

-¿Me lo estás diciendo en serio? Sé que te pasas las tarde enteras con él, y ambos sabemos para quién trabaja. Elisabeth, escúchame, entiendo que quieras ayudarle y probablemente estés tramando algo para hacer que Malfoy cambie de opinión sobre Voldemort, pero soy tu hermano, si sabes algo tienes que contármelo, esto no es un juego, es Voldemort.

-Harry, de verdad confía en mí. No sé nada, yo solo quiero ayudarle. Necesitamos que se sienta querido y no que se sienta solo, que sienta que tiene otras opciones y no solo a Voldemort.

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