Mellizos

Umbridge

Narra Elisabeth:

Unos días después de llegar a la Orden del Fénix, el Sr. Weasley tuvo que acompañar a Harry al ministerio de Magia ya que habían citado a Harry para celebrar un juicio por uso de magia en menores y en presencia de un muggle, pero Harry me contó que llegó Dumbledore con la señora Figg y consiguieron que le retiraran todos los cargos así que Harry puede volver a Hogwarts este año.
En cuanto a Fred y a mí, ya hace una semana que estamos juntos y ha sido genial, es el mejor novio del mundo. De momento solo lo saben Ginny y George porque no queremos molestar con todo lo que está pasando. Harry ha estado muy tenso y agobiado ultimamente, tiene muchas pesadillas y no se separa de Sirius. Lupin me ha dicho que hay que darle tiempo, que ahora necesita entender muchas cosas así que lo mejor es dejarle que lo asimile.
Ahora mismo vamos camino a Hogwarts, yo estoy con Harry, Ron y Hermione en el vagón. Harry lleva una foto que le ha dado Sirius antes de despedirse de él.

-¿Son esos vuestros padres? -pregunta Ron señalando la fotografía.

-Sí, lo son- Contesta Harry orgulloso de ellos.

****

Ya en Hogwarts, en el banquete, Dumbledore se levantó a dar su discurso de bienvenida como todos los años, y al presentar a una de las nuevas profesoras, Dolores Umbridge, esta se levantó y dio su propio discurso mencionando más de la cuenta al Ministerio de Magia, lo que me pareció bastante raro. Desde mi mesa, pude ver que Harry les decía algo a Ron y Hermione y por la cara que tenía parecía que le molestaba bastante la presencia de la nueva profesora.
Después de la cena, Fred y yo nos escapamos al bosque prohíbido para tener un rato a solas.

-Hoy no sé por qué te veo más guapa que de costumbre.

-Eso es porque soy más guapa cada día- repliqué yo con aire burlesco.

-No te lo discuto slytherin.-dijo y me besó. Adoraba sus besos, tiene unos labios tan suaves y dulces que te hacen no querer separarte de ellos jamás, pero de repente un ruido raro proveniente de un árbol cercano hizo que nos separásemos.

-¿ Qué ha sido eso?- pregunté con angustia.

- No lo sé pero vámonos de aquí.

Corrimos hacia el castillo y una vez que estábamos en la entrada de mi sala común nos despedimos con otro largo beso. Cuando entré en la sala vi a Draco sentado en unos de los sofás distraído.

- ¿Aún estás despierto?- pregunté

-No, soy sonámbulo- dijo irónico

- ¿ No puedes dormir?

- Te estaba esperando Elisabeth..

-¿Qué pasa Draco?- pregunté asustada

- Elisabeth, la última vez que nos vimos estuve a punto de perderte, y yo pude haberlo evitado y me sigo sintiendo fatal por ello.

- ¿Estás hablando de lo del cementerio? Porque ya te dije que no era culpa tuya y que lo olvidaras.

- Ya pero no es lo que quería decirte.

-¿Entonces?

-Quería decirte que sé que estás con Fred.

- ¿QUÉ? Pero....

-Shhhh, siempre he sabido que os gustabais y aún así lo quise intentar.

-Draco yo....

-Déjame acabar por favor- se le quebró la voz- Estoy enamorado de ti como tú lo estás de él, y quiero decirte que mientras seas feliz no me importa, pero te pido por favor que si alguna vez te hace daño acudas a mis brazos, porque yo voy a estar aquí siempre Elisabeth, porque te quiero.

- Lo siento- lo abracé con todas mis fuerzas mientras lloraba- de verdad que lo siento Draco, pero ya sabes que nadie controla el corazón.

Nos quedamos abrazados un buen rato y cuando nos separamos, Draco limpió todas las lágrimas que caían por mis mejillas, me dio un beso en la frente y se fue a dormir. Yo no pude dormir esa noche, me sentía fatal.

A la mañana siguiente teníamos clase de Defensa Contra las Artes Oscuras junto a Gryffindor con la nueva odiosa profesora.