Aberforth

269 16 1
                                    

Narra Elisabeth:

Esa misma noche aparecimos en Hogsmeade, estábamos muy cerca del final, podía sentirlo pero a la vez me daba mucho miedo que pudiera pasarles algo a alguno de mis amigos o a Fred. Aún así como me dijo mi hermano, lo conseguiríamos juntos.

Al llegar a Hogsmeade escuchamos a los carroñeros y nos escondimos rápidamente. Pasamos por un callejón sin salida y cuando pensábamos que nos iban a coger una voz nos llamó desde las sombras.

-Aquí Potters.

Nosotros nos acercamos y al entrar nos dimos cuenta de que era una especie de guarida. Nada más entrar lo que más destacaba de aquel sitio era un gran cuadro de una chica que era bastante guapa y joven.

-Harry, te puedo ver aquí. -dijo Hermione frente a un espejo al cual le faltaba una parte, la misma parte que sostenía mi hermano frente a su cara. Justo en ese momento apareció el hombre de la voz que nos había llamado. Era un hombre bastante mayor y muy parecido a Dumbledore.

-¡Insensatos! ¿Cómo se os ocurre venir aquí? ¿Os hacéis una idea de lo peligroso que es?- nos regañó.

-Usted es Aberforth, el hermano de Dumbledore.- dijo mi hermano.-Es usted a quien he estado viendo, usted es el que envió a Dobby.

-¿Dónde le has dejado?

-Señor, Dobby ha muerto.- dije yo con la voz temblorosa.

-Cuanto lo siento, me caía bien ese elfo.

-¿Quién le ha dado el espejo?

-Mundungus Fletcher, hace un año.

-Dung no tenía derecho a vendérselo, pertenecía a...

-A Sirius, Albus me lo comentó. También me dijo que te indignarías cuando supieras que lo tenía yo, pero ¿qué habría sido de vosotros si yo no lo tuviera?- contestó Aberforth.

Nos puso un plato de comida en una pequeña mesa y Ron y yo nos abalanzamos a comer. Llevábamos días sin apenas comer nada.

-¿Ha sabido algo de los demás? ¿De la orden?- preguntó Hermione.

-La orden es historia. Quien Vosotros Sabéis ha vencido y quien diga lo contrario se engaña a sí mismo.

-Tenemos que entrar en Hogwarts esta noche.- dijo mi hermano serio.- Dumbledore nos encargó una tarea.

-¿A sí? Una tarea fácil.

-Hemos estado buscando horrocruxes y creemos que el último está en el castillo, pero necesitaremos su ayuda para entrar.

-Lo que os ha encargado mi hermano no es una tarea, es una misión suicida. Haceos un favor muchachos, volved a casa y vivid un poco más.

-Dumbledore confió en nosotros para terminar esta misión.

-¿Qué te lleva a pensar que puedes fiarte de mi hermano? Que puedes confiar en todo lo que te dijo. ¿En todo ese tiempo que lo conociste mencionó acaso mi nombre? ¿Mencionó acaso el de ella?- dijo apuntando al cuadro de la joven.

-¿Por qué iba él...

-¿A guardar secretos? Dímelo tú.

-Yo confiaba en él.- siguió mi hermano seguro de sus palabras.

-Menuda respuesta, típica de un crío que se dedica a buscar horrocruxes fiándose de un adulto que ni siquiera le dijo por dónde comenzar. Mientes. No solo a mí, sino a ti también, algo propio de necios. Pero tú no me pareces un necio Harry Potter, así que vuelvo a preguntártelo, debe de haber una razón.

MellizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora