Maldito imbécil

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Narra Elisabeth:

Al día siguiente era la inauguración de Sortilegios Weasley y Fred y George estaban extremadamente nerviosos así que para hacer que se tranquilizasen un poco Ron, Hermione, Harry y yo decidimos despertarnos temprano para hacerles una broma, era la idea perfecta ya que iban a inaugurar una tienda de bromas precisamente, los bromistas caerán en nuestra broma. La idea que ingenió Hermione era darles la mala noticia de que Sortilegios Weasley no podría abrirse debido a que el local había sido alquilado por alguien con mucho más dinero que ellos y además de eso les pusimos una cámara de fotos a la salida de su habitación que hacía las fotografías de forma automática, esto último fue idea mía para poder verles la cara al salir de la habitación. Muy sigilosamente llegamos a la puerta de los gemelos y colamos la carta que habíamos escrito para comunicarles la noticia por debajo de la puerta. Esperamos un rato dentro de la habitación de Ron hasta que escuchamos que la cámara se había disparado.

-¿Qué narices hace una cámara aquí?- gritó George furioso

Nosotros salimos de la habitación de Ron partiéndonos de la risa mientras ellos nos miraban enfadados y a la vez con frustración.

-¿De qué os reís? Sortilegios Weasley ya no existe.-murmuró Fred decepcionado.

-Ay Freddie, ¡era una broma! Sortilegios Weasley sigue en pie

-Nos la habéis jugado.-dijo Fred de forma graciosa

-Os la vais a cargar- completó George.

En ese momento todos empezamos a correr escaleras abajo mientras los gemelos nos perseguían, yo no era muy rápida así que Fred me alcanzó al final de la escalera y me levantó del suelo haciéndome cosquillas. Seguíamos riendo y los gemelos seguían bromeando con que nos torturarían a cosquillas pero nos paramos en seco al llegar a la cocina porque todos nos quedamos asombrados al ver que Molly había preparado una gran tarta con la cara de los gemelos y lo había decorado todo con carteles en los que ponía Sortilegios Weasley. ¡Era todo un detalle por parte de Molly!

Desayunamos todos juntos hasta que llegó la hora de ir al Callejón Diagón a inaugurar la tienda. Cuando Fred y George finalmente abrieron las puertas, un montón de niños entraron corriendo, ¡la tienda estaba llena de gente y solo era su primer día! Me sentía infinitamente orgullosa de mis gemelos, era increíble lo que habían conseguido. Había toda clase de artilugios en la tienda, pastillas vomitivas, zapatos para andar por las paredes, etc. Por desgracia, Harry, Ron, Hermione y yo nos teníamos que ir pronto así que antes de que nos fuéramos fui con Fred para despedirme.

-¡Fred!- le llamé desde un sitio que estaba vacío en la tienda, lo cual fue difícil de encontrar ya que estaba llena y él estaba rodeado de niños entusiasmados por sus productos.

-Voy Lizzie- no sé cómo pero consiguió escabullirse de los pequeños para venir a donde yo estaba.

-¡Esto es una pasada!-le dije asombrada.

-¡Lo sé! George y yo hemos trabajado mucho en esto, y está siendo todo un éxito.

-Estoy muy orgullosa de vosotros Freddie, además, te he traído un regalo.

-¿De verdad?- preguntó extrañado.

-Sí.- saqué una pequeña caja de mi bolsillo y se la entregué, Fred abrió la caja y cogió el colgante de plata que había dentro de ella.

-Es muy bonito Liz.-dijo mientras observaba más detenidamente el colgante.

-Eso no es todo, yo tengo uno uno igual a ese y son colgantes para la distancia, este año vamos a estar mucho tiempo separados y se me ocurrió que era buena idea regalártelo. Cuando pulsas el colgante, el mío se ilumina de un color el cual será diferente según tu estado de ánimo y así yo sabré  cómo estás y tú podrás saber cómo estoy yo.

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