Hogwarts

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Los mellizos le dieron el correo a su tío Vernon y se fueron a sentar a la mesa cada uno con su carta pero el estúpido de Dudley les vio.

-Papá!! Los Potter se llevan dos cartas!!!- gritó el niño con un tono realmente impertinente.

-¡Venid aquí!-les ordenó su tío Vernon de manera autoritaria.

Los mellizos hicieron oídos sordos pero su primo fue hacia ellos y les quitó las cartas, se las dio a su padre que al ver de qué cartas se trataban miró a su mujer y los dos hicieron una mueca para acto seguido romper las cartas.

-Ey! Que son nuestras cartas!- rechistó Harry.

-¡Quién iba a escribiros a vosotros mocosos!- le contestó su tío con aire de superioridad.

- ¡Pues si nos hubieras dejado ver las cartas lo sabríamos!- aseguró Elisabeth.

- ¡A vuestro cuarto ya!¡y no se os ocurra volver a gritarle a vuestro tío!- se interpuso Petunia.

Los mellizos indignados y llenos de rabia se fueron a su pequeño espacio bajo las escaleras.

-¿De quién crees que era la carta?- le preguntó la pequeña a su hermano.

-No tengo ni idea, pero me gustaría averiguarlo.

Durante la siguente semana las cartas de los mellizos llegaban todos los días pero Vernon siempre hacía todo lo posible para que los niños no consiguieran leer las cartas. Llegó el domingo, el día que el correo no venía y cuando los mellizos entraron en el salón, vieron a su tío sentado en su sillón, con el periódico y un café. Con una sonrisa de oreja a oreja miró a los niños y les dijo:

-Bonito día, hoy es domingo.

- ¿Y qué pasa?- le preguntó Elisabeth bastante molesta.

-Nada, no pasa nada. Eso es lo bueno, hoy no viene el correo.

Dicho eso les dedicó otra de esas sonrisas que a Elisabeth tanto le molestaban y de no ser porque Harry la detuvo y porque su tía y su primo estaban delante, su tío se habría llevado unas cuantas bofetadas de parte de Elisabeth. A lo largo de la mañana fueron apareciendo lechuzas que se quedaban en los alrededores de la casa con las cartas en sus picos. Un rato más tarde empezaron a brotar cartas por todos lados, los mellizos intentaban cogerlas mientras su tío hacía todo lo posible para que no lo consiguieran, después de varios minutos así Vernon lleno de furia y rabia gritó:

Vernon- ¡Nos mudamos!

- ¿Q qq qué acaba de decir papá?- le preguntó Dudley a su madre aterrado.

- No lo sé, tu padre se ha vuelto loco.- le contesto ésta con el mismo terror.

Unos días más tarde, los Dursley estaban durmiendo plácidamente en su nueva casa oscura, grande y apartada del resto de la ciudad mientras los Potter en su habitación dibujaban una tarta de cumpleaños en el suelo, ya que al día siguiente cumplían los once años. Los dos hermanos miraron el reloj que tenían al lado, el reloj marcó las 00:00 lo cual significaba que ya era un nuevo día, y por lo tanto, ya era su cumpleaños. Los mellizos cerraron los ojos y pidieron un deseo, ambos cogidos de la mano. De repente se oyó un gran golpe en la puerta de entrada y tanto los Dursley como los Potter fueron a ver qué había pasado. Una sombra enorme apareció en la puerta y entró a la casa.

- Feliz cumpleaños Potter's.- dijo lo que había sido la sombra ya convertido en un hombre gigante con mucho pelo y una barba muy velluda ofreciéndoles una caja que contenía una pequeña y dulce  tarta rosa con letras verdes.

- Gr.. Gracias- contestaron los hermanos confundidos.

- Ah me presento, yo soy Hagrid y vosotros dos sois los hijos de Lily y James Potter, los pequeños Harry y Elisabeth Potter.

- Así es.- alegó Harry extrañado de que ese hombre les conociera a él y a su hermana.

- Tenéis los ojos de vuestra madre.- les dijo Hagrid de forma bastante tierna.

- Ella está muerta...- cayó una pequeña lágrima del rostro de Elisabeth.

- Lo sé pequeña tus padres fueron asesinados por...

- ¿Cómo? ¿Asesinados?- se alteró Harry.

- La tía Petunia nos dijo que murieron en un accidente de coche.- afirmó Elisabeth.

- ¿Qué? ¿Los grandes magos Lily y James Potter en un accidente de coche? ¡Está usted loca!- en ese momento Hagrid le hizo un hechizo a Dudley quien se estaba comiendo la tarta de los mellizos, le salió una cola de cerdo y empezó a correr por toda la casa.

- MAMÁ!- gritó Dudley asustado.

Mientras tanto los mellizos se pusieron a hablar con el gran hombre al que acababan de conocer.

- ¿Magos?- preguntó Harry.

- Si querido Harry vosotros sois los niños que sobrevivisteis, sois Harry y Elisabeth Potter aunque bueno yo no soy quien para contaros todo eso...

- Pero nosotros solo somos niños normales.- respondió Elisabeth inocentemente.

- Vosotros pequeña, sois magos y habéis sido admitidos en Hogwarts, escuela de magia y hechicería. ¿Venís u os quedáis en esta casa de locos?

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Espero que hayáis disfrutado el capítulo, no se cuándo podré subir el siguiente pero hasta entonces....

Adiós mis queridos magos y brujas.

Travesura realizada♡♡♡♡

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