maratón 6/6

814 55 7
                                    

Narra Elisabeth:

Justo después apareció la señora Figg y nos sacó de allí para acompañarnos a casa. Cuando llegamos la tía Petunia se asustó por la estúpida cara de Dudley y llamó al tío Vernon, él nos regañó y después se fueron al hospital. Harry y yo nos fuimos a la cama. Cuando estaba a punto de dormirme, la puerta del dormitorio se abrió dejando a la vista unas cuantas cabezas de las cuales solo pude reconocer a Lupin y a Ojo Loco. Nos montamos en nuestras escobas y salimos de allí. Después de un rato llegamos a un gran edificio en el que ojo loco se paró, dio dos golpes fuertes al suelo y los ladrillos del edificio comenzaron a apartarse dejando una pequeña puerta a la vista. Entramos y lo primero que había era un pequeño pasillo que daba a una sala en la que se escuchaban algunas voces. Intentamos entrar pero Molly Weasley nos paró.

-Hola chicos, me parece que la cena tendrá que esperar. Venga subid arriba.- nos dijo animada la señora Weasley.

Seguimos las instrucciones de Molly al instante y llegamos al cuarto en el que estaban Ron y Hermione quienes nos abrazaron en cuanto nos vieron.

- ¿ Se puede saber dónde estamos?- preguntó Harry

- En el cuartel general.- contestó Ron

-¿De qué?

- De la orden del Fénix- explicó Hermione.

-Y por qué no nos lo dijisteis. - Harry estaba un poco decepcionado.

- Dumbledore nos hizo prometer que no os diríamos nada.

De repente dos cabezas pelirrojas aparecieron de la nada.

- ¡Fred, George! - Corrí a abrazarlos.

- Hemos oído vuestras dulces  voces- dijo Fred aún abrazándome.

- Y venimos a proponeros algo.

Sacaron dos orejas del bolsillo y nos hicieron colocarnos alrededor de la escalera mientras hacían caer una de las falsas orejas y agarraban la otra. Empezamos a escuchar voces, una de ellas me sorprendió bastante, la de Snape, Severus Snape estaba en la orden del fénix. Después de un rato escuchando apareció Crookshanks, el gato de Hermione, y comenzó a jugar con la oreja hasta que la arrancó del hilo que nos mantenía informados. Todos le regañamos y después nos dispersados por la casa. Cuando todos habían desaparecido del pasillo me acerqué a la habitación de los gemelos, era el momento de hablar con Fred. Llamé a la puerta tímidamente y oí un ligero "adelante" de uno de los gemelos.

-Emm Fred ¿Podemos hablar?

-Claro

-Pero a solas

-Ya lo has oído George.

-Como queráis.

George salió, no sin antes mirar a Fred de una forma extraña y Fred le hizo un gesto con el brazo para que se fuera. Fred se sentó en su cama y me hizo una señal para que me sentara con él.

-De qué quieres que hablemos

-Bueno yo... no sé cómo decírtelo Fred.

-Solo suéltalo

- Vale, allá va. Fred estoy confundida, me gustas ¿vale? Y hasta hace un año pensaba que yo a ti también pero luego llegó el baile y se lo pediste a Angelina y luego Draco me confundió y tú fuiste mi tesoro en la prueba del lago...

De repente sin previo aviso Fred me besó. Dios sus labios sabían tan bien parecían caramelo!!! Cuando nos separamos Fred habló

-También me gustas Elisabeth, lo del baile fue un error pero me daba miedo que dijeras que no.

-Te habría dicho que sí encantada. Pero no entiendo, qué es lo que somos Fred.

-Lo que tú quieras que seamos Elisabeth.

-¿Tú querrías ser mi novio?- dije tímidamente

-Por supuesto.- se le formó una amplia sonrisa en los labios que me aceleró el corazón.

Y nos volvimos a besar, esta vez fue un beso más largo hasta que el inoportuno de George entró a la habitación.

-Oye chicos...¿Os estáis besando?

-Noooo George, solo estaba intentando comerme sus labios - contestó Fred sarcástico.

-¡Por fin sois novios!!

-¡Shhhhh! No grites idiota.

-Perdona cuñada

-¡No me llames así!

-Perdón, perdón. Por cierto mamá dice que bajéis a cenar.

-GEORGE

-FRED

-¿Estás pensando lo mismo que yo?

-Si tu estás pensando en lo que yo estoy pensando.

-Vale yo me voy porque esto empieza a ser un poco raro.

Salí de la habitación de los locos y bajé las escaleras para entrar al comedor cuando de repente aparecieron Fred y George de la nada al lado de su madre.

-¡Qué se os permita hacer magia fuera de la escuela no significa que tengáis que utilizarla para todo!- gritó la pobre señora Weasley. Un día estos dos la van a matar de un susto.

MellizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora