La profecía

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Narra Elisabeth:

Estábamos todos en aquella sala repleta de pequeñas bolas de cristal, solo iluminaban el cuarto nuestras varitas, por lo tanto, no se veía más allá de los laterales por los cuales estábamos pasando en ese momento. De repente, comenzamos a escuchar unos ruidos muy extraños que provenían de nuestras espaldas. Harry ignoró esos sonidos y se apresuró en buscar una estantería en particular, supongo que sería la de la profecía de la que nos había hablado justo antes de venir. Cuando llegó a la estantería número 95 se detuvo en seco y empezó a buscar algo que parecía no estar debido a la mirada que tenía, se le notaba bastante decepcionado. Se giró hacia todos nosotros y se notaba que estaba bastante tenso.

-Debería de estar aquí.- dijo con un tono bastante preocupante.

-Harry, ahí pone lo mellizos Potter- señaló Neville asustado hacia la estantería de en frente donde se podía ver claramente una de las bolas de cristal iluminada.

Harry y yo empezamos a acercarnos cautelosamente ya que la situación era bastante escalofriante y los dos teníamos miedo. Harry se atrevió a cogerla y entonces de ella salió una voz que susurró la profecía de una forma siniestra.

-Los únicos con poder para destruir al señor tenebroso se acercan y el señor tenebroso les señalará como a sus iguales pero, tendrán un poder que el señor tenebroso no conoce, ninguno podrá vivir mientras el otro siga con vida.

-¡Harry, Elisabeth!- gritó Hermione haciendo que nos diésemos la vuelta de inmediato. Al girarnos, pudimos ver que había un mortífago, con una de sus tenebrosas máscaras. Yo tenía mucho miedo y de manera instintiva me aferré a la mano de Fred mientras apuntaba al mortífago con la varita en la otra mano, vi que no era la única que le apuntaba, todos lo hacíamos.

-¿Dónde está Sirius?- preguntó Harry con enfado.

El mortífago seguía acercándose hacia nosotros de una forma muy temible, todos le mirábamos con miedo y a la vez expectantes por la respuesta.

-Deberías aprender a ver la diferencia entre los sueños y la realidad, Potter.

En ese momento se quitó la máscara y pudimos ver la cara de orgullo de Lucius Malfoy al haber pronunciado esas palabras. Justo en ese instante entendí que todo era una trampa y que Voldemort había engañado a Harry probablemente para matarnos.

-Es una trampa- susurré yo desde mi posición entre los gemelos, Harry me miró con preocupación, supe entonces que él se echaría la culpa de todo si nos pasaba algo pero no era el momento para ponerse dramático. Empezaron a aparecer mortífagos por cada uno de los pasillos que llegaban hasta el nuestro, nos rodearon por completo. Todos nos pusimos en guardia y apuntamos con nuestras varitas cada uno hacia un pasillo distinto, dispuestos a luchar contra los mortífagos enmascarados.

-Entrégame la profecía.-ordenó Lucius.

-Si nos haces algo, la romperé.-le amenazó Harry.

De detrás de Lucius se escuchó la característica risita de Bellatrix Lestrange, como odiaba a esa mujer. Por el rabillo del ojo vi que a Neville tampoco le hizo mucha gracia su presencia aquí así que apuntó con su varita hacia el lugar del que había salido la risa.

-¡Sabe cómo jugar!- gritó Bellatrix en referencia a la amenaza de mi hermano.

-Bellatriz Lestrange- Neville la nombró con rabia.

-Neville Longbottom, ¿verdad?- dijo riéndose de mi amigo- ¿qué tal mamá y papá?

-Mejor ahora que van a ser vengados.

Podía notar la rabia en la voz de Neville, él no se lo pensó dos veces y apuntó hacia Bellatrix pero ella fue más rápida que él y consiguió evitar el hechizo, ojalá la hubiese dado.

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