Cuando Las Hojas Caen (EDITANDO)

51

El amor de mi vida ha salido por la puerta y he dejado que lo hiciera.
No tuve el valor de retenerlo.
El miedo me paralizó.
Su oscura y atroz revelación me a quitado la razón.
Quizá el amor ya no es suficiente. 
No lo sé. Simplemente no logro entenderlo.

Me tumbo en el sofá y cierro los ojos. No es mi intención hacerlo, pero no puedo evitarlo. El agua salada y cálida mojan mis mejillas y rompo a llorar.
Lloro y hago berrinche, de mi garganta salen lamentosos ruidos, mi cuerpo tiembla y el aire se me escapa por completo de mis pulmones.

Me sobresalto cuando escucho el timbre sonar. Me he quedado dormida mientras lloraba y no estoy mejor que hace un par de horas.
Como puedo me dirijo a la puerta.
Es extraño ¿quien puede ser? Derek no necesita llamar y mis hijos y padres llegarán hasta más tarde.
Limpio mis ojos, tomo una gran bocanada de aire y abro.

Adam, Allie y la pequeña Emma están delante de mi puerta y yo estoy echa un tremendo lío. Lo sé por sus expresiones. Me miran con pena. De arriba a bajo boquiabiertos rápidamente me abrazo, voy sin sostén y en bragas. Al igual yo los miro pestañeando confundida ¿que rayos hacen aquí?

—Jade ¿Que te ha pasado? —pregunta Adam sumamente preocupado.
—ah, esto... Si, es que anoche salí con mi amiga a un bar. —pongo una falsa sonrisa— pero pasen. No se queden ahí.
Me hago a un lado y ellos entran.
—¿Que hacen aquí? ¿Por qué no me avisaron que venían?
—queríamos sorprenderte.
—y vaya que lo hicieron.
—¿qué le pasó a tu tobillo?
—me puse muy ebria ¿Si? No coordinaba mis pasos y caí.
—pero tú no eres así...
—Ya déjala en paz, Adam, todos hacemos eso alguna vez. —intervino a Allie.
—¿van a decirme que hacen aquí?
—bueno, ya que no pude ir con nuestros padres a celebrar su aniversario he pensado que podríamos organizar una fiesta e invitar a sus amigos en Baltimore ¿Que dices?
—Si claro.
Es lo único que puedo decir. No quiero que me vea triste y empiece con su lástima, ya no quiero llorar.
Es mejor fingir estar bien para evitar dar largas explicaciones.
—voy a tomar una ducha ¿Si? Bajo luego. Siéntase en su casa.
—¿quieres que te ayude?
—No, Adam, estoy bien.

Más tarde llega Derek, me ha traído unas muletas y sin poder evitarlo, él  y Adam se saludan con fervor, intercambian palabras y planean hacer un asado para recibir a mis padres e hijos. Nadie me toma en cuenta, más no puedo ponerme quisquillosa y los dejo que sigan.

Muero de ternura cuando Derek toma en sus brazos a Emma. Lo espío mientras lo hace y puedo notar como las lágrimas se escapan de sus ojos y me destroza el corazón.

El tiempo transcurre, mi familia ha llegado por fin. Los niños me cuentan lo emocionante que ha sido su viaje.
Todos comemos y convivimos como solíamos hacerlo.
Todo en ellos parece tan normal, más en mi no. Todo es diferente.
Siento un enorme agujero negro que se forma en mis entrañas y se traga todo a su paso. Es una horrible sensación que intento evitar pero es más grande y poderosa que yo.

El día pasa y no he tomado a Emma en mis brazos, lo he evitado todo el día y creo saber el motivo.
Mis padres, Adam, Allie y Derek siguen afuera, en el jardín trasero bebiendo cervezas, yo estoy en la sala con mis hijos, sí, mis tres hijos porque en este momento repudio el alcohol en cualquier presentación.
Drew y Reggie siguen hablando sobre su viaje, siguen extasiados por la maravillosa playa mientras entretienen a Emma. Hay una conexión especial en ellos, la toman en brazos, la hacen reír y a ella parece gustarle. Si, le gusta sus hermanos y el agujero negro vuelve arrasar con todo.
Miro hacia la entrada y Derek está recargado en el umbral viendo la "familiar" escena con nostalgia. Trago  en seco. 

—ya me voy —dice en un susurro.
Se despide de los niños mientras ellos le ruegan que se quede. Esta vez no me opongo. Deseo que lo haga. Sin embargo, no accede a los chantajes.
—te acompaño a la salida —digo poniendo de pie con dificultad.
—No es necesario, debes reposar.
No le hago caso y camino con la ayuda de las muletas a la salida.