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Desafartunadamente Abat no pudo atenderme, dijo que tenía que hacer frente a mis problema y saber manejarlos.
Afortunadamente, no hice no ninguna tontería más que llorar por el resto del día.
Pero ¿Por qué lloraba? Ni yo misma lo sé.

Hoy es viernes, hoy debemos firmar el divorcio. Han pasado 3 días desde que le grité a Derek que lo odiaba, mismo que no he tenido con quién hablarlo, mi sicóloga tuvo que salir de emergencia.
Pero hoy por fin podré seguir con mi sesión.

—¿Y como te has sentido? —me encojo de hombros. No la miro
—¿no quieres hablar? ¿Estás molesta conmigo por no haber estado en estos días?
—claro que no —la miro fijamente— es que no se cómo debo sentirme es una montaña rusa de sentimientos.
—¿Descubriste cuál es meollo del asunto?
—que me odio a mi misma.
—es normal que digas eso, pero si te odiaras a ti misma no estarías aquí.
—entonces ¿Que me pasa? Le grité que lo odiaba y eso no me hizo sentir mejor.
—tu lo has dicho, odias amarlo, pero es un proceso muy largo, Jade, tienes que perdonarlo o te vas a sentir así por mucho tiempo. 
—no puedo, me siento muy dolida, muy traicionada, y celosa, oh Dios, estoy celosa de ella —hundo mi cabeza en mis manos— es que si la vieras, es  tan hermosa y tiene un perfecto cuerpo, además que es profesional, me duele que me haya cambiado por ella.
—pero él no te cambió...
—¿A no? ¿Que hizo entonces?
—Jade, tu eres una mujer muy inteligente, tan solo piénsalo bien. Tú misma lo dijiste, Derek era promiscuo cuando lo conociste y cuando se casó contigo dejó todo por ti...
—ahora lo defiendes
—claro que no, pero siendo la persona que era.... Mínimo hubiera tenido una amante de cabecera, a la cuál le hubiera puesto un apartamento, llevado a viajes, vamos, quizá te hubiera dejado en la calle a ti y a tus hijos por ella... Sé que es difícil y vuelvo a recalcarlo no estoy de su lado, no estuvo bien lo que te hizo y merece que lo castremos  —río sin ganas— pero ¿Has olvidado todo lo que ha hecho por ti? Naturalmente eso no justifica lo que ha hecho pero tanto tú como él se ayudaron a crecer como personas, tú lo viste cuando nadie lo hacía y lo ayudaste cuando todos lo rechazaban, sinceramente no creo que Derek hubiera sido el gran neurocirujano que ahora es si no fuera por ti.

No digo nada por unos segundos, analizo y proceso sus palabras, tiene razón, sin embargo, esto que siento es muy fuerte y no deseo perdonarlo.

—no te pido que lo hagas ahora, pero si que lo intentes, tienes que perdonarlo, Jade, no por él sino por ti, justo ahora estoy temiendo por ti... me tienes muy preocupada.
—¿Por?
—estás cayendo en una terrible depresión, te empiezas a llenar de odio y amargura. Ya no piensas con claridad y temo que cuando des a luz sea peor.
—y ¿Cómo puedo evitarlo? No quiero ser así.
—has algo con tu vida, aprende una profesión, no sé, estudia repostería, trabaja en un restaurant, en una veterinaria aunque sea de limpieza, aprende a cortar cabello o aplicar uñas, no se, hay muchas cosas.
—¿Quien va contratar a una embarazada?
—haber, dime ¿Que sabes hacer?
—nada.
—no digas eso, ¿Sabes cocinar?
—obvio
—¿Y te gusta?
—hmmm no mucho
—¿Y los postres?
—un poco más, siempre experimento con mi hija.
—¿Maquillarte?
—oh, en eso sí soy muy buena, en mi tiempo libre aprendí viendo vídeos.
—ahí lo tienes, busca un curso aprende todo lo necesario y poco a poco puedes ofrecer tus servicios.
—¿Y de dónde saco el dinero? No sé lo voy a pedir a Derek, hoy por fin dejaremos de ser esposo y esposa.
—es lo mínimo que puede hacer por ti, Jade.
—no, no se, no quiero deberle nada.
—no le deberás nada, él te lo debe.
—lo tengo que pensar
—hagamos un ejercicio. Túmbate en el sofá y cierra los ojos.
—no, no quiero que me lleves al pasado y me hagas recordar lo maravilloso que era.
—anda, hazlo.
—no, mejor no.
—si lo haces, te prometo que cuando tengas tu bebé, no iremos a tomar unas copas y tener una noche loca.
—¿Y que tal esta noche? Para festejar mi separación.
—no voy a poner en riesgo a tu bebé, olvídalo.
—no tenemos que ingerir alcohol, podemos hacer otra cosa.
—¿Te gusta el baseball?
—si, mi hijo practicaba antes
—bien, si haces el ejercicio, podemos ir a Brooklyn, hoy juega mi hermano, no es partido profesional pero te vas a divertir... ¿Que dices?
—eso es chantaje.
—llámalo como quieras.
—te odio.
—no, nena, no lo haces. Ahora túmbate y cierra los ojos.

Cuando Las Hojas Caen  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora