6

623 46 3
                                    

Los niños  salieron a recibir a su abuela con ferviente alegría, seguían en a la sala de estar frente al televisor jugando video juegos, sin supervision, el sol estaba apunto de dejar de brindarnos su resplandeciente luz por el día de hoy. Derek jamás dejaba a los niños solos, si yo no estaba el siempre estaba cerca de ellos aunque estuviera trabajando, pero es día no estaba a su lado, estaba en casa pero no ahí con ellos.
—Drew, ¿dónde está tu papá?
—lleva horas encerrado es su estudio
—mamá creo que esta enfermo porque desde que llegamos está llorando —dijo Reggie, mi madre y yo nos miramos desconcertadas —yo creo tiene gripe, porque le salen muchos mocos
—fuimos con el señor Lanchaster —el abogado de la familia— y le dio unos papeles, creo que es una mala noticia, desde que los leyó no ha parado de llorar —dijo Drew. mis nervios me traicionaron, empecé a temblar y a sentirme mareada. La hora del veredicto final se acercó
—Drew, Reggie, ¿quieren que vallamos a comer pizzas? —mi madre entendía lo que estaba a punto de pasar
—¡Siii! —ambos niños gritaron de emoción
—Hola Dyana —una voz apaga y verdaderamente triste se escuchó por detrás de mi, era Derek
—hola cariño —respondió mi madre con ternura y corrió abrazarlo, casi me dieron celos, pues lo abrazaba como si no hubiera hecho nada. Mi furor aumentó
—la abuela nos llevará a comer pizza papá, ¿vienes?
—no Reggie, la abuela quiere estar a solas con ustedes
—papá ¿estás enfermo?
—si cariño me duele mucho el corazón —y me miró con recelo. Mi madre tomó a mis hijos y los sacó de casa.
Cinco minutos después, Derek y yo estábamos sólo en la gran salón de star, no sabía que decir, quería que él hablara primero.
La tensión se volvía insoportable y el silencio —en ese momento el protagonista estelar— dolía.

—¿Qué es esto Jade? —tenía los papeles en su mano, sus ojos estaban rojos al igual que su nariz. No respondí
—¡¿qué demonios es esto?! ¡maldita sea! —gritó dejando caer las hojas ligeramente enrolladas, sobre la mesita de madera de encino que estaba en el centro, frente al televisor.
—exactamente lo que ves
—¿por qué? ¿ya no me amas? ¿que hice para que me pidas el divorcio?
—descubrí que me eres infiel Derek —touché, justo en el clavo. Derek me miró intentando recordar, sabía que había cometido el peor error de su vida.
—así es Derek, lo se todo, ¿cuanto tiempo ibas a vivir engañándome?
—Jade, no... No es lo que tú  crees... déjame, déjame explicarte
—entonces ¿Qué es? ¿que nombre le pones a esto? —apretaba la mandíbula, mirando a todos lados  para no romperme a llorar
—cosita no significó nada
—no me llames así, me has traicionado Derek,  te has burlado de mi
—no Jade, por favor déjame explicarte
—¿cuántas veces fueron? —frunció los labios —¿cuántas?
—no Jade, no me hagas decirlo por favor, mira ven, arreglemos esto...
—maldita sea ¿cuántas? Derek... quiero saberlo todo, ahora — suspiró frustrado, pasándose una mano por el pelo
—tres —agachó la cabeza. Algo dentro de mi se hizo añicos, no quería saber el porque
—vete al infierno, vete de mi casa, sal de mi vida no quiero volver a verte —subí corriendo a mi habitación.  Me siguió
—Jade no es lo que tu crees
—¡lárgate!
—déjame al menos explicarte
—no quiero oírte, lo hecho hecho Está, y digas lo que digas jamás te perdonaré
—si lo sé, soy un desgraciado, soy el peor ser humano sobre la faz, pero cometí un error, no soy perfecto, me arrepiento con toda el alma
—¿error?... error es escribir mal una palabra, error es dar un billete equivocado al cajero, error tal vez una vez, esto es una burla, me destruiste
—perdóname —cayó sobre sus rodillas— perdóname, haré lo que tu quieras, pero no me dejes, Jade no soy nada sin ti
—para mañana no quiero ver ninguna de tus cosas en mi casa
—nuestra casa
—entonces quédatela, mañana mismo me voy con mis hijos
—no Jade, por favor —se levantó y se acercó a mi— déjame reapar mi error, te amo y no quiero que termine así —intentó abrazarme
—no me toques. —le fulminé con la mirada— jamás en tu vida me vuelvas a tocar
—Jade, por favor una oportunidad te pido, sólo una.
—no
—¿por que?
—porque no quiero
—amor, se que estas enfadada, te dejaré unos días para que sientas mejor
—¿enfadada?, no estoy enfada Derek, estoy deshecha, y esto no es un catarro que se cura dentro de una semana... No seas imbécil Derek —me miró en silencio por un largo tiempo, Derek muy pocas veces lloraba, siempre era el fuerte y yo la débil, pero, aunque estuviera dolida, me partía verle así, su mirada tan triste, jamás la había vuelto ver desde que su madre murió.
—se que no merezco tu perdón, que soy el responsable de tus lágrimas y sufrimiento, pero aunque no me creas te amo Jade,  te amo como un loco y la simple idea de perderte me aterra... Pero solo una te pido
—vete Derek... No puedo pensar ahorita
—no me voy a dar por vencido Jade, lo intentaré todo, todo

Cuando Las Hojas Caen  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora