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1997:
Estaba en mi habitación esperando a que Derek llegara por mi para ir a nuestra cita.
Le había dicho a Rayan que tenía un fuerte dolor de estómago y que No tenía ánimo de salir, y por alguna extraña razón se la tragó por completo.
Esa noche me puse un vestido sencillo, muy pegado a mi cuerpo con cuello alto en azul marino, que llegaba un poco mas arriba de las rodillas, combinado con unas botas negras de tacón de aguja que sobre pasaba la rodilla, y dejé mi cabello alborotado,con un maquillaje muy discreto. encima me puse una gabardina larga en color crema con los bordes de ella negros y enormes botones también oscuros que me llegaba a los muslos.
A las 8:00 llamaron a la puerta de mi dormitorio, era Derek. Mi bello Derek.
—Hola — dijo con una enorme sonrisa, que al isntante se le desvaneció al verme. se quedó sin habla
—Hola —respondí divertida, esa noche el iba muy elegante, usaba vaqueros negros y camisa blanca y una cazadora color chocolate. Estaba muy sexy—. Te ves muy guapo
—tú te ves mucho mejor —dijo con una a voz muy ronca— ¿nos vamos? —asentí

Caminábamos por la acera, lo notaba algo tenso, en ocasiones balanceaba sus manos, en otras apretaba los puños o las metía en los bolsillos.
—Derek ¿te sientes bien? —dije al fin
—¿eh? Si claro, ¿por qué lo preguntas?
—no lo se te noto... extraño — hubo un silencio acompañado con tensión.
—escucha, Jade —se detuvo y se colocó en frente de mi— te pedí una cita, pero nunca imaginé que vistieras tan elegante, no estoy a tu altura, yo...
—no me vestí para que me llevaras a un lugar caro y lujoso —le interrumpí.
—¿entonces?
—me vestí así para... ti —me vio con ternura
—no lo hagas cosa
—¿el que? —arrugué el entrecejo
—no te enamores de mi —pestañeé en repetidas ocasiones
—¿por qué? —logré gesticular
—no quiero hacerte daño, soy un mujeriego de lo peor, y yo... yo no quiero perderte
—no lo hagas —le dije en un susurró y fingí una sonrisa— vallamos a nuestra cena.
Sus palabras me rompieron el corazón en mil pedacitos

Llegamos a su apartamento, yo estaba tiritando de frío, deseaba sentir su cálida piel sobre la mía
—pasa —me sacó de mis pensamientos turbios, e hizo un ademán con la mano —no es mucho pero este es mi refugio.
Era un lugar solitario y pequeño, casi no tenía muebles ni decoraciones, pero era muy pulcro.
—yo he preparado la cena, espero que te guste —sólo sonreí— siéntate, en un momento sirvo la cena
—te ayudo
—no, eres mi invitada, ya lo hago.
Enseguida puso la mesa y sirvió dos platos.
—se que no es algo elegante, pero lo hice con cariño —se veía nervioso
—tú ¿preparaste la cena?
—si cosa, lasagna receta de mi madre, ella me enseñó
—uau no creí que cocinaras —se encogió de hombros
—no tengo vino, solo agua, café y refresco
—eso esta bien —me metí un bocado a la boca y... ¡oh por Dios!
—no puedes ser —dije poniendo los ojos en blanco mientras saboreaba el genuino sabor de ese platillo
—¿tan mal está? —preguntó asustado
—esta buenísima, es la mejor lasagna que he probado... —me lleve otro a la boca— tienes un gran talento culinario
—me alegra que te guste —sonrió y seguimos comiendo en silencio
—y cuéntame ¿por que neurología?
—porque el cerebro, es el órgano más complejo del cuerpo, ejerce control y lo que lo hace especial en comparación de los demás órganos es su estructura. De ahí vienen las alegrías, el placer, la risa, el ocio, las penas, el dolor, el abatimiento y las lamentaciones, sin embargo del corazón proceden ciertas sensaciones concretas como el gozo, el amor y el contentamiento.
Los mecanismos por las cuales la actividad cerebral da lugar a la conciencia y el pensamiento son difíciles de comprender —verlo y escucharlo hablar de lo que lo apasiona me conmovía —sin el no podemos movernos, hablar, incluso respirar, me motiva el poder analizarlo, y curarlo de tumores, coágulos y otras cosas, pero a este paso, ahora no se si pueda ser un verdadero neurocirujano —de pronto su ánimo cambió, posé mi mano sobre la suya
—lo vas a lograr, confío en ti —me levanté del asiento y cogí mi bolso, de el saqué un cheque y se lo entregué— no es mucho pero de algo servirá. Los cogió y sus ojos casi se desorbitan
—¿diez mil dólares? —dijo con asombro— cosa de donde sacaste tanto dinero
—es una herencia que nos dejó mi abuelo a mi hermano y a mi, y el cincuenta por ciento lo debemos utilizar para gastos universitarios
—pero esto es para tu gastos, no lo puedo tomar Jade. Absolutamente no, agradezco tus Buenas intenciones, pero esto sería un abuso
—somo amigos ¿no?
—si pero... no, Jade
—¿quiere ser neurocirujano o no?
—con todo mi ser —su mirada se ensombreció
—tómalo, yo se que me lo de volverás... Porque serás el mejor, no del país, si no del mundo
—prometo que te devolveré cada centavo triplicado, cien tantos más —le sonreí melancólica. Y luego seguimos ingiriendo nuestros alimentos en total silencio... media hora después, no se por que pero me sentí muy incómoda
—será mejor que me valla
—¿pero por qué?
—porque no vivo aquí tonto
—hmm, buen punto —me levanté, tomé mi bolso y mi gabardina —-estoy enamorado —me giré y lo vi a los ojos, su confesión terminó por hundirme
—oye campeón, felicidades házla feliz —mis ojos se volvieron cristalinos
—lo intentaré —se acercó a mi y puso su manos en mi cintura— pero tiene novio y es mi amiga ¿como se lo hago saber?
—Derek —me pegó a su musculoso cuerpo
—si cosa, haces que mi pulso se acelere cuando te tengo cercas, estas en mis sueños —entonces pegó sus labios con los míos, los abrió y lamió mi labio inferior, luego lo atrapó entre los suyos.
Cerré mis ojos y me entregué a su beso. Abrí mi boca y la llenó con su lengua, la saboreé, la chupé, me deleité con su sabor, su ataque me dejó sin aliento
—y cuando me ves me pierdo en brillo en tus ojos grises, en las curvas de tu cuerpo —espetó jadeante— y te deseo desde la primera vez que te vi
—¿en la gradas? —me remoté a aquel recuerdo que mi cerebro había guardo cuando lo vi por primera vez.
—No. Un día cuando pasaba por los dormitorios de la universidad te vi, jamás olvidare ese día, vestías con con unos vaqueros que te llegaban a los tobillos, con una playera roja y vans a juego, tomada de la mano de Ryan mientras el llevaba tu equipaje con la otra, entonces tu volteaste a donde yo estaba y fue ahí cuando me perdí en tus ojos, tu no me viste, ni ese día ni los siguientes, fantaseé contigo, desde ese día, no dejo de pensar en ti... tu jamás te fijas por donde vas, caminas con la mirada perdida, así que nunca me veías, hasta que me las ingeníe, te seguí para descubrir lo que hacías y así esperar el momento oportuno para poder acercarme a ti, mi sorpresa fue que nunca te separabas de ese patán, hasta que descubrí que siempre ibas a sus prácticas, entonces...
—entonces apareciste en la pista
—si
—y dejaste que fantaseara contigo
—quería que me miraras
—¿de verdad me deseas? —tomó mi muñeca y la puso en su miembro que, para mi sorpresa estaba duro como la roca
—esto responde a tu pregunta —y sin pensarlo comencé a acariciar el saco testicular, él apretó sus ojos y exhaló con brusquedad, besé su cuello con suma delicadeza, y su respiración se volvía irregular.
Me tomó por los hombros y me separó de él.
—no quiero herirte cosita
—Derek, cuando una persona ama, ser fiel no es un sacrificio, si no un placer
—jamás he deseado a nadie, como te deseo a ti, tal vez no se como hacerlo
—hazme el amor Derek —le provoqué— hazme sentir mujer, hazme tuya -—tragó con dificultad. Me miró fijamente, no podía descifrar lo que sus ojos reflejaban, de pronto me hizo sentir insegura, arrepintiendome de mi petición, y agaché la cabeza
—ya es algo tarde, será mejor que me valla
—No, quédate —se acercó a mi y sin darme cuenta me me poseyó la boca con suma violencia entre lametones y pequeños mordiscos, subió mis ceñido vestido y lo sacó por encima de mi cabeza, dejándome en sólo en bragas y botas, pegó su boca a mi cuello y comenzó a bajar con húmedos y poderosos besos, besó mis senos, mi abdomen, se detuvo para arrodillarse por completo, bajó la cremallera de mis larguísimas botas sacándolas de mis pies una a la vez, con la yema de sus dedos tocó mis muslos, y los enterró en el elástico de mis diminutas bragas deslizandolo por mis piernas, todo haciéndolo con lentitud y delicadeza, besó la cara interna de mi pierna izquierda y con su lengua torturó mi clítoris hundiendo con ello su dedo corazón, esa acción hizo que casi perdiera el equilibrio, entonces me sujeté de su cabeza obligandolo a que no parase, su dominación me hizo perder la cordura, abandonando por completo mis sentidos, mi corazón estaba desbocado y mi cuerpo vibraba con el hábil movimiento de su lengua.
—Derek... detente —obedeció a mis palabras
—eres divina —su voz era gravísima— tú olor es muy peculiar... delicioso —se puso de pie y mis manos viajaron a su pecho como si tuvieran vida propia, deabrochando uno a uno los botones de su camisa, dejando al descubierto su asombroso torso, segundos después el estaba desnudo al igual que yo, su maravillosa erección atrapaba por completo mi atención, simplemente no podía apartar mis ojos de ella.
—vamos, tocala, manipúlala
—la prefiero dentro de mi
—aún no cosa —me envolvió en sus brazos y rozó la entrada de mi vagina con su pene besándome sin dar tregua
—¡aaaaah! —exhaló con regocijo—quiero sentir tu piel en la mía unos instantes.
Frotaba su protuberancia sobre los pliegues de mis labios vaginales una y otra y otra vez humectandolo de mis fluidos.
Instantes después paró y se dirigió a su mesita de noche, sacando de ella un envoltorio plateado, lo rasgó con los dientes y lo desenvolvió en su hinchado y largo miembro.
Cuando terminó volvió a poseer mis labios haciendo que, caminara hacia atrás, enseguida, caí a su fría cama y el se montó sobre mi cuerpo, abriendo con una de sus piernas las mías, con su mano dirigió su pene a la entrada de mi sexo, luego empujó su cuerpo y su polla desapareció en mi interior, mi cuepro se dobló ante su embiste
—¿te hice daño? —negué con la cabeza y me aferré a su cuello para hacerle saber que estaba bien y no se detuviera. Besaba mis labios, mi cuello, con sus manos recorría mi cuerpo, y cada vez se enterraba en mi más profundo, más rápido, me estremecía bajo de él, me volvía loca su manera de hacerme suya, el único sonido en ese momento era el de nuestras gargantas revelando nuestro íntimo placer, solo eran jadeos y gemidos de ambos, que nos exitaban cada vez más, jamás en mi vida había sentido tanto deseo por un hombre, y definitivamente jamás había tenido tanto placer en mi vida, estaba tan empapada y dilatada que yo misma me sorprendí, Derek era muy habilidoso, a pesar que en todo momento estuvimos en esa posición, en ratos lo hacía despacio y suave y en otros fuerte y despiadado, así estuvo mucho tiempo, ya no lo soportaba, sus arremetidas me estaban llevando al límite, enterraba mis uñas en su ancha espalda y rodeaba sus caderas con mis piernas, sacudiendo mi entrañas... mi cuerpo convulsionó y estalló en un inmenso orgasmo, mi vagina palpitaba al rededor de su gruesa polla, segundos después su cuerpo se tensó vaciando todo su libido y lujuria dentro de mi, con gruñidos graves y sensuales apretadome dejándome sin respiración a su cuerpo, haciendo que nuestro corazones y cuerpo se soldasen en uno solo.
El cansancio nos venció haciendo que los dos cayeramos en sueño profundo.

Algo, bajo de mi se retorcía y mi cerebro intentaba despertar, oyendo no muy claro una voz, cuando logré despertar tenía mi brazo sobre el pecho de Derek, mis piernas entre lazadas con las suyas completamente desnudos, sonreí al recordar lo que había pasado.
—Emma, no me dejes, te amo Emma —Derek balbuceaba con dolor— vuelve a mi.
Lo miré dudando si despertarlo o no, entonces entendí que Derek extrañaba a alguien y le dolía su partida. Con el corazón roto, me levanté con mucho cuidado y comencé a vestirme, lo que había sucedido entre nosotros fue maravilloso y lo llevaría conmigo siempre, era preferible terminarlo hoy a que creciera y terminaremos odiandonos.
Derek el mil amores no tendría remedio.
Al terminar lo miré un buen rato y suspiré al verlo envuelto en sus sábanas blancas, las cuales para nada ocultaban su musculoso cuerpo.
—serás el mejor neurocirujano, creo en ti.
Le lancé una sonrisa melancólica y salí de la habitación.

2012:
Sin darme cuenta me había quedado dormida mientras lloraba, al despertarme sentí una pesadez en los ojos, me dolían y los tenía hinchados y rojizos, la cabeza me retumbaba en la parte frontal junto con la nariz, y no sólo eso todo el cuerpo, como si me hubieran dado una gran paliza la noche anterior, pero fue todo lo contrario, pues soñé con la primera vez que Derek y yo hicimos el amor.

Cuando Las Hojas Caen  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora