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1999:
No ha sido fácil, mi nueva vida, mi vida a lado de Derek, pero no me arrepiento de nada, lo amo con todo mi corazón y si en otra vida volviéramos a coincidir, lo volvería a elegir.
Han sido dos años duros, no en muestra relación, solo en lo económico, he tenido que truncar mi carrera, teníamos que ahorrar para nuestra nueva casa, Derek trabaja demasiado, y estudia sin cesar, estaba por convertirse en cirujano, lo invitaban a cirugías para que pudiera observar. Derek lo estaba logrando y yo estaba ahí para apoyarlo y verlo triunfar. Ese fue mi más grande sacrificio, dejar mi carrera para que él se convirtiera en el mejor cirujano.
Para no aburrirme y contribuir un poco con los gastos tuve que trabajar medios turnos en el restaurante en el que Derek trabajó y por las tarde cuidaba al bebé de una vecina.
Casi no veía Derek, aunque entendía que tenía que ser así por un tiempo, no podía evadir la soledad y la tristeza, pero él intentaba compensarme, aunque estuviera muerto de cansancio siempre estaba dispuesto a regalarme bellos momentos, me contaba sus magníficas  experiencias en el quirófano y lo hacía de una manera tan apasionada que eso compensaba el tiempo de soledad, me hacía reír aún cuando sus ojos no podían mantenerse abiertos y me hacia el amor como si se le fuera la vida en ello.
A pesar del agotamiento, del dolor fisco, de la frustración, él jamás dejaba de sonreír, casi nunca se enojaba, nunca lo había visto triste, no hasta el fallecimiento de Emma, su madre, fue ahí cuando realmente conocí lo vulnerable que pudo llegar a ser, en ese momento fue cuando entendí lo mucho que Derek apreciaba la vida y valoraba cada segundo que pasaba a mi lado, pero cuando sepultamos a su madre, cayó en depresión durante un mes, supongo que eso lo había devastado y que todo el esfuerzo que hacía día con día le había pasado factura. No lo presioné, lo cuidé, le di mimos, lo confortaba, yo entendía que por más alegre que fueras en la vida, que por más positivo que llegaras a ser, la vida de alguna manera te enseña que no siempre es perfecta, pero que vale la pena vivirla. Quiero decir que Derek es humano, y por lo tanto tiene derecho a deprimirse, hacer rabietas, a gritar y patalear, a reclamar. Pero no tenía derecho a quedarse ahí tirado, tenía que salir adelante, seguir peleando y así fue, Derek logró salir adelante, pero no lo iba a lograr por si solo.

Y entonces vino lo peor de ser cirujano, cuando te das cuenta que, aunque seas el mejor cirujano del mundo, no eres Dios y que no dispones de la vida, este lado de la moneda al que pocos logran sobrevivir.
La primera vez que Derek presenció la muerte de un paciente le afectó, pero pudo salir adelante teniendo en cuenta de que el pronóstico no estaba a favor del paciente. Luego vinieron más, y poco a poco Derek fue perdiendo la visión de verle el lado positivo a la vida, no era un cascarrabias, pero sonreía cada vez menos.
—Jade ¿por qué estas despierta? —pregunta cuando entra a la habitación y me ve sumergida en la lectura.
—oh, no me di cuenta de que tan tarde es —sonrió con desgana— pero ahora que has llegado puedo ayudarte a bajar un poco el estrés —salí de la cama para enseñarle mi nueva y sexy lencería.
Me mira de arriba abajo, con deseo
—tengo mucho estrés, tendrás que esforzarte mucho esta noche —dijo arrojando su portafolios y abrigo al piso
—¿quieres desvestirme o lo hago yo? —dije con una voz muy seductora moviendo mis caderas con tal sensualidad que le hacía perder la cabeza. Me gustaba provocarlo
—ven aquí —jaló de mi brazo y me trajo a él— ¿cortaste y teñiste tu cabello? Me encanta —y antes de que pudiera decir algo se apoderó de mis labios.
Sus manos recorrían mi cuerpo semidesnudo, mientras yo intentaba quitarle la ropa. Cuando lo conseguí atrapé su miembro y lo manipulé, su garganta emitía sonidos que hacían humedecer mi intimidad
—esta es la mejor parte del día —dijo con sus labios pegados a mi cuello, se deshizo de mis sexis prendas, y acto seguido me levantó y yo me abracé de sus cintura con mis piernas.
—¿me extrañaste? —pregunté con voz entrecortada, de repente estaba contra a la pared con el cuerpo de Derek pegado a mi.
—oh Jade, me enloqueces —su lengua acariciaba la mía, sus labios devoraba los míos
Descendió por mi cuello produciendo tórridos deseos en mi vientre, su mano fue Hasta la hendidura de mi sexo y estimuló mi clítoris haciendo que se me escapara un gemido, introdujo un dedo, luego dos.
—¿tu que crees?
—oh Derek, no lo soporto más, hazme el amor ya —estaba perdida en su caricias. Luego se detiene obligándome abrir los ojos ¿qué? ¿por qué se detiene?
—Jade —dijo preocupado— no quiero usar condón hoy —ambos respirabamos con dificultad
—¿a-acaso me estas pidiendo...?
—si Jade, quiero que tengamos un bebé
—creí que aun no querías tener
—nada me haría más dichoso que un bebé —su petición me hizo sonreír— que sea la voluntad de Dios
—oh Derek, si, si quiero

Cuando Las Hojas Caen  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora