13

433 43 2
                                    

Cuando llegué a mi práctica de boxing James estaba ocupado con una niña de su edad, para los que mis ojos percibieron era su novia, o su amiga con derechos, no lo sé, pero no eran sólo amigos, lo cual estuvo a mi favor, no quería que me hostigara.

Al final de mi rutina, mal hecha por cierto el niño guapo no estaba cercas, voy a las duchas y están vacías, al igual que el resto del local, pero luego decido no ducharme y retorno a la puerta,  me quedo perturbada al ver a James bloqueando la salida.
—no has venido —dice posesivo
—no tenía ganas —me encojo de hombros
—te he extrañado —pongo los ojos en blanco
—¿me permites pasar?
—sólo si aceptas tomar un trago conmigo.
—¿y si no acepto? —me cruzo de brazos y enarco una ceja
—entonces tendré que hacerlo aquí —dice  con una bonita pero retorcida sonrisa
—¿hacer que? —digo asustada. Bajo la guardia
—besarte, tocarte, hacerte mía —río nerviosa
—basta de bromas James, soy casada, y además tu eres un niño para mi y... No me interesas en mi absoluto —se burla, ¿pero que? ¿por qué se burla de mi? Frunso el ceño
—¿que? —pregunto algo molesta
—¿segura que no te intereso en lo absoluto?
—totalmente —digo con firmeza, o sea me llama la atención verlo, y me gustan mucho sus rasgos, pero jamás tendría nada con el
—entonces ¿por que la primera vez que me viste casi me comías con las mirada? —se acerca a mi
—claro que no —lo empujo y oh Dios... Es tan firme y... caliente y... mejor me relajo. Joder. Joder. Joder.
—claro que si
—mira James, no eres una persona que pase desapercibida, llamas la tención, y bueno si te vi, pero ¿y eso que?, solo te mire y ya
—ah lo aceptas
—con permiso James, me tengo ir —tenía que cortar de tajo su coqueteo, pero al intentar cruzarlo, me toma del brazo impidiendo mi huida
—James por favor —le suplico, se coloca a tras de mi y acaricia mi brazos
—te deseo, te deseo tanto desde la primera vez que te vi —su revelación me hace desvariar. Joder.
—James... No
—eres tan atractiva —pega su cuerpo al mío— que haces que me ponga duro sólo con pensarte
Y sin darme tregua, sus manos están en mis pechos y siento sus labios en mi sudado cuello, la sensación es delirante, pero pero no tan gratificante
—no ¿que haces? —intento alejarme, no puedo, su mano derecha viaja a mi sexo, y tengo episodios de debilidad, cierro mis ojos luchando por no perder el control, mi móvil bibra en mi bolso.
—no busco relación, ni tampoco un amorío, solo quiero estar dentro de ti —dice con una voz pesada y sensual, entonces vuelvo a la realidad
—detente James —logro salir de sus garras— yo no quiero y no puedes obligarme hacerlo —lo miro a los ojos y su pecho sube y baja de manera irregular
—no niegues que te ha gustado sentir mis caricias
—no lo niego, soy una mujer no un robot, y si quisiera tener una aventura con alguien, tenlo por seguro que no sería contigo
—¿y por qué no?
—soy casada, tengo hijos y soy mayor que tú
—¿cuántos años tienes?
—35 —ríe. No le importa
—pero eso no es impedimento, no cometes delito tengo 24
—11 años es mucha deferencia
—dime ¿es eso impedimento?  ¿la edad? —creo que esta cabreado
—para mi si
—pues para mi es absurdo —intenta besarme de nuevo. Lo esquivo ágilmente
—créeme, contigo no quiero hacerlo
—me gustan los desafíos y no me voy a dar por vencido
—perderás tu tiempo James, lo digo en serio
—ya lo veremos
—nos vemos luego James.
Salgo tan rápido de las duchas como puedo, y la vibración de mi bolso no cesa, Dios mío, mi adrenalina ahora cambia a nerviosismo cuando veo las múltiples llamadas de Derek y Amy, algo le ha pasado a Reggie, y de inmediato llamo a Amy
—señora —contesta alterada al instante —Reggie se ha puesto muy mal —la vista se me nubla, y me falta el aire
—¿que pasó?
—no lo se, estaba muy bien y de pronto le empezó a faltar el aire, cayó inconsciente al piso, llamé a la ambulancia y a usted pero jamás contestó así que también llamé al señor Derek
—y ¿ya están en el hospital?
—si señora, el señor Derek está con ella, me pidió que regrese con Drew a la casa
—bien, voy para el hospital —cuelgo y corro, cuando estoy en mi van marco a Derek
—¿donde demonios estás? —me grita furioso.
—¿Cómo está Reggie?
—aún no lo sé, sigo esperando a los doctores
—voy para allá —y cuelgo para evitar una pelea por teléfono.
Durante el trayecto le pido a Dios por mi hija, voy demasiado rápido esquivando coches, pero con precaución, las lágrimas mojan mi rostro y todo mi cuerpo tiembla, el viajes se hace eterno.

Cuando Las Hojas Caen  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora