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Derek

Los días como neurocirujano.

La observo domir y le pregunto al universo, cómo esta mujer que tiene una familia estable, comodidades y el mundo a sus pies ¿está con un pobre diablo como yo?

Sin duda alguna, su amor me ha salvado, me ha rescatado del agujero en el que estaba hundido y gracias a ella he conocido lo que es amar y ser amado.

Cada mañana se levanta y me prepara el desayuno, saca mi ropa, lustra mis zapatos y arregla mi corbata. Sin duda es la mujer que no merezco. 
Aguanta cualquier adversidad, el primer año pasamos infernales calamidades, sin embargo, siempre tenía una hermosa sonrisa en el rostro, lo que me impulsaba a no rendirme y ponerle el mundo a sus pies.

—¿que haces diespierto? —abre un ojo y su voz está adormilada.

—nada... solo te contemplo dormir.

—no, que pena, soy un desastre —cubre sus ojos con el entebrazo evitando que la mire.

—pero eres el desastre más hermoso.

—tú eres hermoso —pero solo en el exterior.

—¿por que estás conmigo? —pregunto atemorizado.

—ya lo sabes, por que te amo...

—si, pero ¿por qué?

—no lo sé, quizá en la forma en la que me miras, cómo me haces sentir, tus ganas de ser alguien, y sobre todo porque me tú me amas sobre todas las cosas, contigo me siento segura, plena... mujer. En ti he encontrado la dicha de sentirme auténtica y libre de expresar mis más profundos sentimientos que ni yo misma sabía que existían, además de eso, jamás había experimentado intensos —se sonroja—... orgasmos. Tu manera de hacerme el amor es tan... si tan solo pudiera encontrar la palabra adecuada para describirlo, no lo sé creo que reverencias mi cuerpo como si fuese algo valioso o, sagrado y eso me gusta.

—es que eso representas para mi, y aún así creo que debes ser tratada mejor que eso.

—¿se puede ser tratada aún mejor? —bromea— entonces tendrás que canonizarme y ponerme en un altar pero ya no podrías hacerme el amor y no estoy dispuesta a cambiar eso pir nada dem mundo.

—señora Romanov, es usted una adicta al sexo.

—tú me has convertido en eso.

Se desliza encima de mi y besa mis labios con arrebatodora sensualidad mientras serpentea su exquisito cuerpo frotando su pelvis en mi polla.

—nunca me dejes, eres todo lo que tengo. —con aliento entrecortado.

—si tú nunca me fallas, jamas lo haré.

...

Estoy demasiado agotado pero muy feliz de estar haciendo lo que más amo. Como interno soy el favorito de los titulares y hoy he tenido 3 cirugias seguidas, dos de ellas de cerebro.
He dormido muy poco y he comido casi nada, sin querer me he quedado dormido mientras me cambio para ir a casa.

—oye Derek —me despierta Dan, otro interno— deberías ir a los dormitorios antes de ir a casa, no es bueno que conduzcas así

—estoy bien —miro mi reloj— 20 minutos me fueron suficientes, llegaré bien, no te preocupes.

—yo tengo la solución —se entromete otro interno— polvo mágico.

—no gracias, yo no me meto esas porquerías.

—Piénsalo bien, te ayudan bastante, muchos doctores lo hacen para soportar largas jornadas en los quirófanos.

—pues bien por ellos, yo no pienso dañar mi cerebro y cuerpo con eso.

Cuando Las Hojas Caen  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora