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Su arrebato me ha dejado con una estúpida sonrisa en los labios. Pero con forme pasan los segundos, me siento cada vez culpable, le estoy fallando a un hombre maravilloso con el que todavía es mi esposo.
¡qué lío! Lo sé.

Apoyo los codos sobre la barra y dejo caer mi cabeza en la manos. Sobo mi sienes y me digo mentalmente que tengo que ser más fuerte.
Tengo que alejarme de ambos y aclarar mis ideas pues con esto de estar embarazada no ayuda mucho.

Intento dormir, pero regresa a mi mente esa calurosa cercanía con él. Doy vueltas y vueltas en mi cama hasta que consigo medio pegar el ojo.
Tengo un sueño.
Un maravilloso y sueño húmedo con él.
Estamos en una habitación de un hotel con vista al mar. ¡somos jóvenes! El acaricia mi cuerpo desnudo con tanta ternura y amor que me hace reventar de placer. No me besa, solo me toca y admira.
—vamos Derek... te quiero dentro de mi —musito agitada.
Pero el parece no escucharme.
Alza su mirada sombría segundos más tarde. Jamás he visto una mirada así en él, me perturba. Luego su media sonrisa se vuleve retorcida.
—voy a atarte —no es pregunta. Ya lo ha planeado. Lo miro asustada— tranquila, no te haré daño porque no tocaré.
Toma mi mano derecha y enreda un lazo por la muñeca y la ata al extremo. Lo mismo hace con la otra.
—ahora tus piernas —coje una.
La acaricia y la besa y yo me retuerso.  La ata. Después la otra.
—¿estás lista? —solo asiento. No puedo hablar. Estoy muy sorprendida.
—perfecto —se levanta y sale de la habitación.
Me comienzo a alarmar. No tengo una vista clara, la habitación está media oscura.
Luego de unos segundos regresa, pero no lo hace solo. Una mujer lo acompaña.
La mandíbula casi se me cae al suelo cuando la empieza a besar.
¡furia! Siento mucha fuiria. Quiero girtar pero no puedo. ¡no tengo voz! Quiero quitarme las sogas pero estas se han convertido en cadenas. Grandes y pesadas cadenas de hierro.
Derek me mira mientras la besa y la desnuda frente a mi. Mi sueño húmedo se vuelve siniestro.
Me muevo, intento zafarme pero es imposible, quiero gritar pero solo se escucha el hierro chocando entre sí.
Lágrimas salen de mis ojos y él no se apiada. 
—¿deseas jugar?
—¡no! Suéltame ya. ¿que demonios es esto?
—muy bien jueguemos —parece que no ha escuchado nada de lo que dije, en la mano lleva una vara. Se acerca a mi levanta su brazo.
—¡no te atrevas a golpearme! —nada. No me escucha.
Y da el primer golpe. Aprieto mis ojos.

Me despierto exaltada. Estoy empapada en sudor y con el corazón corriendo a mil. Tiemblo. Mi garganta está seca y me falta el aire.
¿que ha sido eso?
¡santo Dios! Me estoy volviendo loca.
Intento calmarme y luego reflexiono sobre ese sueño que se ha convertido en pesadilla.
¿me estará diciendo algo?
No puedo imaginar que Derek practique eso ¡es inaudito! Él no es así  ¿o si?

He pasado una noche terrible. Hoy es domimgo y llueve. Hace demasiado frío. Intento interactuar con mi familia pero no puedo sacar de mi cerebro esa terrible pesadilla.
¿debería preguntarle?
¿debería hablarle de mi sueño?
Lo cierto es que necesito ir a terapia con urgencia.

—¿por qué no horneamos galletas? —pregunta Allie.
La noto inquieta, su sonrisa está un poco apagada y necestita distraerse.

—siiii —dice Reggie emocionada. Eso solíamos hacer en esta época. —a papá le encantarán

—si, ¿por que no? —contesto y Reggie corre a la cocina.

—Allie ¿estás bien?

—si, supongo —entorno los ojos— bueno no, es Adam hoy no se siente bien.

—¿que pasa? ¿le duele algo? Deberíamos ir al doctor.

—no, no, su dolor no es físico... es su autoestoima, su inseguridad... esta mañana me ha gritado, quiere que me marche, me ha herdio demasiado su desdén, pero yo se que es un momento de debilidad, ya se le pasará.

Cuando Las Hojas Caen  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora