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Puedo sentir los latidos de mi corazón en todo mi cuerpo, como poco a poco pierdo la cordura y el oxígeno se escapa de mis pulmones.

Rayan también se detiene y me mira fijamente, no hay expresión en sus ojos.

—¿Ryan? —el nudo en mi garganta no me deja hablar claro. Intento tragar pero duele.

Me mira sin decir nada, sin mover un pelo, maldita sea, ¿qué pasa?

Entonces sonríe —ha sido un éxito —dice y dejo escapar el aire que ya no tengo.

Corro a él y me cuelgo de su cuello como cuando éramos novios, él me recibe como si el tiempo no hubiera pasado, como si todavía fuésemos esos dos jóvenes. Mis lágrimas escapan de mis ojos.

—todo salió perfecto —dice al ponerme en de nuevo en el piso.

Golpeó su brazo con mi puño. —¡auch! ¿qué fue eso?

—idiota, me has asustado.

—perdón, Jade, tenía que ponerle drama a esto —dice riendo.

—Ryan, hijo —mi madre se acerca para saludarlo

—Hola, Sally —le besa la mejilla.

—Ryan, que sorpresa —dice mi padre con una enorme sonrisa. Para él, Ryan era el indicado, con quien debía casarme.

—Hola, Joe, cuanto tiempo —se abrazan.

—¿como está mi nieta?

—estable, la mantendrán en observación, en un par de horas podrán verla.

—Jade, podemos hablar un momento, antes que me valla, sólo tengo unos minutos.

—si, claro.

—deja que me cambie, ahora regreso.

—¿quién es el mamá? —pregunta Drew cuando me acerco a él.

—él es una viejo amigo, mío y de la familia.

—mamá —me pone esa mirada incrédula.

—está bien —ruedo los ojos— fue mi  novio en la Universidad... al que abandoné por tu papá.

—es simpático —dice sincero.

—Fred —lo aparto del resto—  ¿me podrías disculpar unos minutos? Hablaré con el doctor unos momentos.

—no tienes que avisarme. Házlo.

—no. Pero quiero hacerlo —sonríe cálido.

Es increíble el cariño que aún le tengo a Ryan, lo miro y no puedo evitar sonreír, me siento muy cómoda a su lado.

—¿cómo has estado Jade?

—últimamente, no muy bien.

—entiendo... ¿dónde está ese... Derek? —se que aún lo odia.

—no separamos. —su mandíbula tensa

—¿y no pudo apartar sus problemas para estar con su hija? —niego— ¿por qué se separaron? Digo, si no es mucha la intromisión.

Miro el vaso que tengo en mis manos por unos segundos, no quiero que se mofe de mi, pero tengo que decirlo.

—tenías razón, Derek jamás cambió... me engañó.

—maldito hijo de...

—Ryan ¿tu sabes algo de Derek? Es decir ¿algún trastorno, fetiche, manías o algo así? —intento sonar casual.

Cuando Las Hojas Caen  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora