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2012:

La mañana me sorprende, no he podido pegar el ojo en toda la noche.
Me miro al espejo y he envejecido por lo menos 10 años. Manchas púrpuras rodean mis ojos, la punta de mi nariz está enrojecida y mi piel pálida. He bajado por lo menos 8 libras, está situación me consume poco a poco.

A las 8:00 A.M. llamo a mi madre.

—Hola mamá, ¿cómo amaneciste? —mi voz suena nasal.

—un poco mejor hija, ¿qué tal tú?

—nada bien —comienzo a sollozar—... Derek, se ha marchado mamá, nos ha dejado.

—¿Qué? ¿Desde cuándo?

—anoche...

—¿discutieron?

—no... bueno un poco —evito decir más de la cuenta

—tranquila hija, seguramente más tarde regresa...

—no creo mamá, lo vi muy seguro de su decición... ¿crees que podrías quedarte con Reggie?, necesito ir a... buscar a Lanchaster.

—si, sólo me ducho y me voy directo para allá.

Los ojos me duelen, están rojizos e hinchados, mi voz está ronca, y me duele todo. Literalmente todo.

—señora Romanov  —me habla la secretaria de Lanchaster— puede pasar.

Me sonríe y yo trato de hacer lo mismo, pero ahora, ni si quiera puedo fingir. Doy pena.
Me levanto con la esperanza que Ed pueda ayudarme, quizá él me de respuestas, no lo sé, todo es posible. Me aferro a ello.

—Hola, Jade, ¿cómo sigue Reggie?

—igual... —mi mirada está clavada en el piso— Ed,  Derek me ha dejado —entonces la levanto y él se impacta al verme, se que me veo terrible.
Muero por saber si el sabe algo —anoche se despidió de mi, lo he llamado ciento de veces y no responde... tú sabes ¿dónde está?

—no, Jade, lo siento, me acabo de enterar.

—¿por qué autorizaste este convenio de divorcio? —le aviento los papeles.

—porque me lo suplicó, Jade, no estuve de acuerdo, pero no podía hacer nada, se puso muy mal esa noche y lo hice para que dejara de beber, de otro modo, no podía pararlo, pero confiaba que tú me vendrías a ver en cuento él te los entregara, entonces sucedió lo de Reggie y creí que lo hablarían.

—tu sabías que me ocultaba cosas ¿No?... ¿por que me lo hizo?

—sólo te quería proteger...

—¡¿porteger de que?! ¡por Dios! —deambulo por todo su despacho.

—intente muchas veces que te lo dijera...

—y mira a donde hemos llegado por su omisión... ¿sabes? Yo también era parte fundamental de esta ecuación.

—lo sé, sólo que se le salió de las manos... trata de entenderlo

—¿cómo me puedes pedir eso, Ed? A estas alturas ya no se quien es Derek. Algo dentro de mi se está rompiendo y empiezo a odiarlo, odio que me haya hecho a un lado, que me haya ocultado cosas, su traición, sus mentiras, todo... ¡maldita sea, todo!

—Jade, cálmate, te voy a contar un poco de lo que sé y, quizá logres entender muchas cosas... siéntate, ¿quieres un café?

Me siento frente a él, al otro lado de su escritorio, pero la ansiedad se apodera de mi. Intento tranquilizarme —solo agua gracias.

Cuando Las Hojas Caen  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora