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Su confesión me ha dejado suspendida en el aire. Tambaleante. Con la cabeza girando a mil por hora.
Lo miro a alejarse, el débil sol invernal comienza a ocultarse y el gélido aire golpea mi cuerpo y no solo eso, también mi corazón.
Aquel hombre que se aleja no lo conozco más. Es un completo extraño. Su caminar es inseguro, pesado y lleno de de derrota.

—vamos —se gira de repente— no puedo dejarte aquí, te llevaré a casa.

Lo miro sin expresión, mi corazón ha dejado de latir. No reacciono. He perdido la cordura. Estoy clavada al piso.

—prometo no acercarme demasiado si así lo prefieres —repara al ver que no me muevo.

—vamos, Jade. Caminaré por de tras de ti.

Camino y las piernas me tiemblan. Ya no estoy segura de que piso la tierra. Estoy absorta en mis pensamientos. Me abrazo a mi misma.
Le doy vueltas y vueltas a su confidencia. Pero siento que no me ha dicho toda la verdad. Sin embargo, ya no quiero saber más. Ha sido suficiente por hoy. Mi nivel de masoquista ha rebasado el borde. Pedí y se me dio.
Escarbé y encontré.
El daño me lo hice yo.

—¿puedo despedirme de los niños?... Jade... Jade

—¿ah? —chasquea los dedos. Estamos fuera de las grandes cortinas de acero que protegen mi casa y ni me he enterado a qué horas llegamos.

—que si puedo pasar... —dice cauto.

—si, claro —no reacciono. No actúo. No respiero. Ya no existo.

Todo se siente diferente. Es como si siempre hubiera tenido una estela frente a mis ojos y de la nada se derrumba para dejarme ver la realidad.
¿por qué nunca lo intuí?
¿es perdonable?
Lastimosamente no todo es su culpa. No digo que sea la mía pero, la depresión te hace acutuar de forma extraña e involuntaria.

Sé por lo que Derek pasó en su adolescencia. Vivió con carencias desde niño y cuando su padre falleció, fue aún peor.
Su madre, Emma, se derrumbó y posterior, enfermó. Me dijo que tras la muerte de su padre, la gente los señalaba. No puedo imaginar a un niño de 13 años estudiando y a la vez trbajando para medio comer. Sacrificando su niñez para tomar las riendas.
Las personas y profesores no creyeron en él  y por años, lo llamaron perdedor. Sin duda, la muerte de su padre causó graves estragos en todo él y al descubrir que el sexo lo hacía sentirse bien lo mantuvo de pie y no puedo reprochárselo.
Entonces ¿su sonrisa siempre fue falsa?
¿su amor es falso?
¿cuál es el verdadero Derek?

El sol matutino me sorprende, apenas si dormí unas horas.
Estoy ausente. Cómo si mi alma ya no estuviera en mi cuerpo.

El día transcurre y no puedo evitar mirar la hora a cada segundo. Temo por su vida. Más no me alarmo, esperaré a la hora en la que normalmente viene.

—mami —Reggie se monta sobre mis piernas como si fuese el lomo de un caballo.

Me obligo a prestarle atención.

—¿dime, pequeña?

—¿crees que santa puede hacer magia?

—seguro que si, cariño.

—¿sabes? Esta vez no le pediré juguetes. Ya me regaló un corazón...

—bueno, pero ese fue un regalo especial, claro que puedes pedirle juguetes, ¿por qué no escibes la carta?

—ya lo hice. Le he pedido que papá y tú vuelvan a estar juntos, me gusta cuando él está aquí, pero tiene que irse porque tú te molestarás si se queda.

—Reggie, cariño... —busco las palabras apropiadas para no herirla— papá cometió un grave error y yo no puedo perdonarlo. Me lastimó muchísimo. Él  vendrá todos los días a verlos y jamás se irá, pero el ya no puede ser mi esposo. —pone mirada trsite

Cuando Las Hojas Caen  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora