Ciertamente, en el fondo de mi ser esperaba que apareciera. No lo daba por echo pero albergaba la esperanza, pues ese beso tan candente no solo dispararon mis hormonas, también las de él, y este juego previo lo está haciendo mas interesante.
Levanto una ceja y aparento estar sorprendida.
—¿A quién sobornaste para obtener el número de mi habitación? —sus manos están atrás de su esplada.
—A la joven recepcionista —relamo mis labios.
—¿cuánto te costó? —se encoge de hombros y curva ligeramente sus labios.
—un guiño y un piropo en italiano —sonríe con descaro y yo entorno los ojos— creéme, no fue fácil. —reprimo unsa sonrisa.
—Cualquiera se derrite con ese acento italiano. —alza sus cejas sorprendido
—a que te derrite mi acento ¿eh? —muerdo mi labio y ahora yo me encojo de hombros
—puede ser...
—traje champaña —me enseña la cara botella y dos copas finas, ahora entindo por que esa pose— es lo que has estado bebiendo ¿no?
—si... pero... he rebasado mi límite de ese maravilloso líquido burbujeante por el día de hoy.
—oh vamos, no todos los días se toma champaña.
—¿y que sugieres?
—bueno, si me dejas pasar podrías descubrirlo, mis encantos no funcionan desde el pasillo.
Clavo mi mirada al piso y trago en seco. Dudo un poco. Mi mente y corazón dicen no. Mi cuerpo dice si. ¿Desde cuando mi cuerpo también pelea por ser escuchado?
—¿No quieres saberlo? —pregunta ante mi silencio. —prometo que solo será una copa.
Pero sé bien que al venir a mi habitación e ingerir más alcohol no será fácil cumplir esa promesa.
Me hago a un lado y sin palabras le digo que pase.Sus ojos se pasean por la habitación, y luego se posan en el piso, para ser mas exactos, en mi desorden. Me muero de vergüenza.
—hmm, creo que ya tuviste una fiesta previa ¿eh?
—para nada —me inclino para recoger el vestido— solo que quería ir directo a la cama —sonríe con morbo. Lo ha usado en doble sentido. Mis mejillas se encienden.
Se acerca a una pequeña mesa de madera y deja las copas.
—ya veo... brindemos, entonces —destapa sin problemas la botella y sirve una copa.
Me estira su brazo y me acerco para tomarla, pero no la suelta.
—deja que yo lo haga —acerca la copa a mis labios y dudosa intento beber. La inclina de más o, quizá es mi nerviosismo y el líquido se derrama por mis comisuras y eso no es nada sexy. Rápido intento limpiarme pero me lo impide.
—yo lo hago —su voz se torna más grave de lo que es. El líquido ya ha resbalado por mi cuello.
Se acerca a el y con su lengua recorre el camino que ha dejado este. Sube por mi mandíbula y la chupa suavemente. Sonrío ante su seducción. Llega mis labios y los saborea como si fuesen un caramelo.
—el sabor combinado con tu piel y perfume lo vuelven afrodisiaco.Deja la botella y la copa sobre la mesa y acuna mi rostro con sus manos. Me besa con frenesí. Tan arrebatador. Me dejo llevar y correspondo de la misma manera. Aunque... El rostro de Derek aparece al instante. Maldita sea. Lo ignoro.
Sus manos ahora están en mi trasero y las mías en su cuello. Frota su pelvis contra la mía. Oh por Dios. He olvidado lo prominente que es.
Desanuda el liston del abornoz y por instinto le impido revelar mi cuerpo. Maldita inseguridad.
—po-podemos apagar la luz —digo sin aliento.
—no, quiero verte... me conozco tu cuerpo de memoria y sabes que me encanta.
—es que... puede que este un poco diferente desde la última vez.
—Jade, no me importa, eres perfecta para mi.
Desliza la suave tela por mis hombros lentamente hasta que cae al suelo. Admira con lujuria las bragas sexies que llevo y el sostén a juego. O¿quizá si sea mi cuerpo? No lo sé. Me alegro de haber renovado mi ropa interior.
—escucha —se queda en silencio
—¿que? No escucho nada
—shh... esa canción me encanta —en otra habitación se puede escuchar "fly me to the moon" de Frank Sinatra— bailemos.
Fred comienza a moverse al ritmo de la balada y yo sigo su pasos.
Definitivamente esta noche ha tomado un rumbo muy extraño e inimaginable. ¡Estoy bailando en ropa interior con un Italiano que me lleva mas de 15 años en una lujosa habitación de hotel!
—voy hacerte el amor toda la noche —susurra
—¿es una promesa? —alzo un ceja muy sensual.
—voy a probarte toda —ahogo un grito.
ESTÁS LEYENDO
Cuando Las Hojas Caen (EDITANDO)
Short Storydespués de 15 años juntos Jade Romanov decide dejar a sus esposo, Derek Romanov un exitoso neurocirujano y de los más prestigiados de Estados Unidos, al descubrir que el le era infiel. Jade al enterarse de las múltiples mentiras e infidelidades actú...