19

696 133 63
                                    

-¿Te divertiste? -pregunta dejando las llaves sobre la mesa. Asiento soltando mi cabello.

-Fue increíble, la cena estuvo deliciosa y disfruté mucho del vino. -aseguro quitándome los zapatos.- Gracias por todo.

-No fue nada. Estamos aquí por eso, porque queremos divertirnos.

Asiento, él se deshace de su chaqueta y camisa. Camino hacia la cocina buscando un vaso de jugo.

Llevo mis manos a mi espalda, el vestido me ajusta demasiado. Ya necesito irme a dormir.

Ayer en nuestro primer día caminamos hasta que nuestros pies dolieron. Y hoy, dimos un tour en barco, cenamos en un bonito restaurante y bailamos hasta que los pies volvieron a pasar factura.

Así que sí, estoy demasiado agotada.

Camino hacia mi habitación, busco mi cepillo de dientes y me encierro en el baño alistándome para dormir.

Cuando estoy lista vuelvo a salir a la cocina por más jugo. Me estoy muriendo de sed.

No hay rastro de Ruggero así que supongo que ya se fue a dormir. Intento hacer lo mismo.

Pero mientras camino a mi habitación, él sale de la suya.

Sonrío.

También está listo para irse a dormir. Pero mi teléfono en su mano me hace saber cuales son en realidad las razones por las que todavía no se ha ido a dormir.

-Gracias. -musito tomando mi teléfono.- Y buenas noches.

-Buenas noches.

Se acerca dejando un beso en mi frente, suspiro.

A quien engaño, que aún no hayamos estamos juntos sexualmente hablando no quita que podamos dormir en la misma cama.

Así que cuando intenta alejarse tomó su mano, él me sonríe.

-Quédate esta noche conmigo.

-¿Segura? -asiento y él camina conmigo hasta cerrar la puerta con el pie.

Cada uno ocupa un lugar en la cama, no espero que me abrace o demuestre cariño, me basta con que se quede. Y Valentina tiene razón, el error es esperar que algo cambie.

De hecho le doy la espalda, me acomodo y estiro la mano para apagar la lámpara.

Y entonces sonrío cuando su brazo rodea mi cintura pegándome más a él. Deja un beso en mi cabeza.

-Buenas noches.

-Buenas noches. -respondo dando la vuelta para apoyar mi cabeza en su pecho.- Te quiero, Rugge.

-Y yo a ti, hermosa.

Deja un beso en mis labios, le sonrío y vuelvo a mi posición inicial antes de suspirar.

Ahora mismo quiero dormir mucho.

Despierto a la mañana siguiente, exactamente a las ocho de la mañana cuando Ruggero se remueve. Suspiro abriendo los ojos.

-¿Estás despierto?

-No, finge que no. -musita soltándome para mirarme.- Hay que dormir.

Suelto una risita, aparto las sábanas de mi cuerpo y él se queja mientras nos cubre con las mantas. Subo mi piernas sobre las suyas.

Se ríe, paso mi brazo por su pecho hasta su espalda. Sonrío cuando besa mi frente.

-¿Podemos quedarnos hoy aquí? -pregunto y él asiente.- Todo el día, disfrutando de todo aquí.

Dear Lover Donde viven las historias. Descúbrelo ahora