-¿Te divertiste? -pregunta dejando las llaves sobre la mesa. Asiento soltando mi cabello.
-Fue increíble, la cena estuvo deliciosa y disfruté mucho del vino. -aseguro quitándome los zapatos.- Gracias por todo.
-No fue nada. Estamos aquí por eso, porque queremos divertirnos.
Asiento, él se deshace de su chaqueta y camisa. Camino hacia la cocina buscando un vaso de jugo.
Llevo mis manos a mi espalda, el vestido me ajusta demasiado. Ya necesito irme a dormir.
Ayer en nuestro primer día caminamos hasta que nuestros pies dolieron. Y hoy, dimos un tour en barco, cenamos en un bonito restaurante y bailamos hasta que los pies volvieron a pasar factura.
Así que sí, estoy demasiado agotada.
Camino hacia mi habitación, busco mi cepillo de dientes y me encierro en el baño alistándome para dormir.
Cuando estoy lista vuelvo a salir a la cocina por más jugo. Me estoy muriendo de sed.
No hay rastro de Ruggero así que supongo que ya se fue a dormir. Intento hacer lo mismo.
Pero mientras camino a mi habitación, él sale de la suya.
Sonrío.
También está listo para irse a dormir. Pero mi teléfono en su mano me hace saber cuales son en realidad las razones por las que todavía no se ha ido a dormir.
-Gracias. -musito tomando mi teléfono.- Y buenas noches.
-Buenas noches.
Se acerca dejando un beso en mi frente, suspiro.
A quien engaño, que aún no hayamos estamos juntos sexualmente hablando no quita que podamos dormir en la misma cama.
Así que cuando intenta alejarse tomó su mano, él me sonríe.
-Quédate esta noche conmigo.
-¿Segura? -asiento y él camina conmigo hasta cerrar la puerta con el pie.
Cada uno ocupa un lugar en la cama, no espero que me abrace o demuestre cariño, me basta con que se quede. Y Valentina tiene razón, el error es esperar que algo cambie.
De hecho le doy la espalda, me acomodo y estiro la mano para apagar la lámpara.
Y entonces sonrío cuando su brazo rodea mi cintura pegándome más a él. Deja un beso en mi cabeza.
-Buenas noches.
-Buenas noches. -respondo dando la vuelta para apoyar mi cabeza en su pecho.- Te quiero, Rugge.
-Y yo a ti, hermosa.
Deja un beso en mis labios, le sonrío y vuelvo a mi posición inicial antes de suspirar.
Ahora mismo quiero dormir mucho.
Despierto a la mañana siguiente, exactamente a las ocho de la mañana cuando Ruggero se remueve. Suspiro abriendo los ojos.
-¿Estás despierto?
-No, finge que no. -musita soltándome para mirarme.- Hay que dormir.
Suelto una risita, aparto las sábanas de mi cuerpo y él se queja mientras nos cubre con las mantas. Subo mi piernas sobre las suyas.
Se ríe, paso mi brazo por su pecho hasta su espalda. Sonrío cuando besa mi frente.
-¿Podemos quedarnos hoy aquí? -pregunto y él asiente.- Todo el día, disfrutando de todo aquí.
ESTÁS LEYENDO
Dear Lover
RomanceQuerido amante, si realmente necesitas mi corazón, es mejor que comiences a trabajar en ello.