Epílogo.

1.1K 138 60
                                    

—Amor, ¿quieres decirle a la gente cuántos años cumples hoy?

—No. —me río enterrando mi rostro en la almohada.— Eso no se dice.

—Anda, amor. Diles cuántos años cumples.

—Es que tú eres un envidioso porque es que tú ya dejaste los veinte atrás. Ahora tienes el tres por delante. —me burlo sacando mi rostro de la almohada.— No me grabes.

—La señorita Pasquarelli está odiando celebrar su cumpleaños porque se acaba de dar cuenta de que hoy cumple veinticinco. —cuenta él . Lloriqueo.— Y ahora no quiere abrir ninguno de sus regalos.

Me muevo un poco acostándome en su pecho solo para notar que está haciendo un live y disfruta de exponer que estoy teniendo una crisis al darme cuenta de que hoy cumplo veinticinco años.

¿En qué momento dejé de tener el uno por delante? No se siento bonito.

Ruggero ya se burló de mí como por una hora y ahora resulta que está haciendo un live para exponerme con sus fanáticos.

—Cuéntanos qué te dio Ruggero. —leo uno de los comentarios.— Lo de siempre, dolores de cabeza.

—No es cierto, le di muchos regalos que aun no ha abierto.

—Mentira, a media noche me despertó para decirme que es un buen día para tener hijos. —y otra cosa más. Pero eso no es apto para el público.— Y es un mentiroso porque dijo que ya superó lo del bebé que no vamos a tener.

—Tú no haz superado lo de la cabra.

Otro buen punto.

Niego divertida, él sigue respondiendo más preguntas y yo me pongo de pie yendo hacia la ducha.

No sé si afortunadamente o no, este cumpleaños lo hemos tenido que celebrar aquí en Argentina. Ruggero está grabando una serie luego de muchos años sin actuar, y yo estoy tomándome un descanso luego de la última serie que grabamos.

Fue todo un éxito. Parece que cada vez que actúo en una serie mi papel es mucho mejor y mucho más desarrollado que el anterior. Amo mi vida.

Cuando he tomado un baño y me he vestido, salgo del baño comprobando que Ruggero terminó ya el live.

Me da un beso en los labios y me avisa que se va a bañar. Yo solo asiento y comienzo a alistarme.

Seco mi cabello, lo recojo en una alta y perfectamente peinada coleta, acomodo el cinturón de mi vestido, me pongo los botines y comienzo a maquillarme.

Una vez he terminado veo a Ruggero salir ya vestido. Me tomo mi tiempo pues sé que él tarda tanto como yo.

Cuarenta y cinco minutos después, finalmente estamos listos. Tomo mi teléfono y lo guardo en el bolsillo de su chaqueta mientras pregunto cuál es su plan para hoy.

Trabaja, y eso es fatal. Pero supongo que si me invitó a ir con él es porque prepara algo especial en algún momento libre.

—Me vas a acompañar al set, será un periodo de tiempo muy pequeño, te juro. —asiento.— Y luego voy a llevarte a comer tus hamburguesas favoritas.

—Uy si, me encanta la idea. ¿Y luego qué haremos?

—Iremos a un cine, a comer helado, a patinar un poco, a cenar, y finalmente, a un bar-karaoke.

—Eso suena a un gran cumpleaños. —beso sus labios.— Pero, creo que el finalmente no debería estar antes del bar.

—¿No?

—No. —acaricio su rostro con la yema de mis dedos.— Porque para sellar mi cumpleaños con broche de oro quiero que tú hagas lo mismo que hiciste a media noche.

Dear Lover Donde viven las historias. Descúbrelo ahora