Mi día de grabaciones termina, agitada camino hacia la salida de mi mundo de fantasía en donde soy una maldita perra que destruye sentimientos y personas.
Hoy, especialmente hoy fue un día de muchos sentimientos. Y eso sí que fue difícil para mí.
Primero tenía que llorar, luego fingir que estaba demasiado feliz, luego enojarme... En fin, creo que se me formateó el cerebro.
—¿Lista?
Confundida miro a Ruggero, él sonríe mientras envuelve su brazo en mis hombros.
—¿Lista para qué?
—Para nuestra primera cita, Mike y Valentina deben estar esperando.
—¿Y cuándo accedí a tener una cita contigo?
—Ya, mujer. No te pongas complicada. —se acerca a mi oído.— Te vas a divertir.
—Voy a fingir que sí.
Escucho su risita, caminamos hacia la salida y me conduce hacia el estacionamiento en donde Mike y Valentina nos esperan.
Hay muchos de los chicos jugando, despidiéndose y así. Pero al menos sé que de ellos dos no nos vamos a despedir.
—Así que accediste a la cita.
—No. —musito divertida.— Ruggero me obligó.
—Es por su bien.
Deja un beso en mi mejilla, me río apartándome un poco.
No tardamos casi nada en despedirnos de todos y cuando me subo al auto con él, explica que iremos a un autocine.
Durante todo el camino me encargo de ponerlo a prueba. Le pregunto cuáles son en realidad sus intenciones conmigo.
Él sólo muerde su labio inferior, me mira y sonríe.
Bueno, si sus intenciones van más allá de citas y besos, se equivocó de persona.
Ni digo que va a suceder solo cuando esté casada. Todo puede pasar.
Pero ahora mismo, no puedo pensar en nadie tocándome y quitándome eso a lo que mamá llama mi virtud de mujer y a lo que yo le llamo, mi primera vez.
No soy exigente, pero tiene que ser algo especial y no un momento de calentura.
Eso sí que está mal.
Cuando llegamos al autocine Valentina envía un mensaje para que nos detengamos. Y al hacerlo se baja haciéndome una señal para que lo haga también.
Él asiente.
Me bajo y canino hacia la rubia que sonríe como maniática. Me río.
Esta mujer está tan loca....
—Tu respuesta hacia Ruggero me dio una grandiosa idea. —me hace saber.— Yo tampoco voy a dejar que Michael juegue conmigo.
—Grandiosa idea. —asiento y ella se ríe.— Yo realmente le dije a Ruggero la verdad, no quiero que jueguen conmigo cuando podemos jugar los dos a la vez.
—Eso significa que...
—Que nada, simplemente voy a dejar que se esfuerce por conseguir una oportunidad de lo que sea que quiere conmigo.
—Niña, estoy orgullosa.
—Gracias, lo dicen muy seguido.
Ella se ríe, niego divertida mientras caminamos hacia un puesto de comida en donde me niego a comprar nada más allá de dulces y sodas.
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Dear Lover
RomanceQuerido amante, si realmente necesitas mi corazón, es mejor que comiences a trabajar en ello.