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—Ya, déjame. —me río mientras él deja pequeños besos en mi rostro y cuello.— Ruggero...

—No.

—Ya, en serio. —tomo su rostro entre mis manos.— Hace solo una semana se fue mi periodo.

—Ah, las hormonas.

Asiento, él se ríe dejando un último beso en mi cuello. Muerdo mi labio inferior. Que lo haga todos los malditos días si quiere...

Pero recuerdo en dónde estamos y me alejo un poco antes de golpear su brazo. Él se ríe envolviendo su brazo en mi cintura.

Habíamos decidido venir a ver a mi mamá, ella le pagó un tour a Clara para que disfrute de su pequeño viaje de vacaciones.

Y nosotros prefirimos visitar a mi mamá en las grabaciones. Desde que llegamos he estado esperando a ver a la señorita ex novia de Ruggero.

Pero parece que no existe.

Me abraza por la espalda, besa mi cabeza y sonrío mientras caminamos hacia la sala en donde mamá toma un descanso.

—Hola, mami. —sonrío entrando a la sala. Ella sonríe.— Buenos días con todos.

—¡Ruggero!

Él aferra su agarre a mi alrededor, veo a una bonita chica y me alejo de él para mirarlo a los ojos. Sonríe.

—Hola, Vanessa. —sonríe.— Que casualidad.

—Para mí esa una completa casualidad. ¿Qué haces aquí?

—Bueno...

—Veo que conoces a mi yerno, Vanessa. —interrumpe mamá. Sonrío.

—Ay, no me digas que tienes novia. —musita ella algo confundida.— No lo imaginaba.

—No soy su novia. —aclaro.— Pero casi, mucho gusto, soy Karol.

—Encantada, Karol.

Ella estrecha mi mano sin borrar la gran sonrisa de su rostro. Ruggero toma mi mano y evito hacer preguntas mientras nos unimos a la mesa en donde mamá toma una taza de té.

La saludo con un gran beso en la mejilla. Ella me sonríe.

—Mami, hoy en la tarde nos vamos a Grecia, tal vez tú no llegues a tiempo así que te lo digo ya. —musito y ella asiente.— Volveré dentro de dos semanas.

—¿Sola?

—Si, Ruggero se va a visitar a su familia el resto de tiempo.

—Yo también quiero conocer a tu familia, Ruggero. —el italiano asiente.

—Estoy seguro de que un día se hará.

—En menos de un mes terminan las grabaciones, no me molestaría viajar a Italia.

—Mamá... —alargo rodando los ojos.— Eso significa compromisos y yo no quiero esa palabra en mi vida.

Ella se ríe, la llaman para retomar grabaciones y advierte que quiere que le informe si todo está bien durante mi viaje. Asiento despidiéndome.

Probablemente nos vayamos para cuando ella termine así que no hay tiempo que perder. Subo mi mano a la mejilla de Ruggero.

—Es guapa.

—¿Realmente vamos a hablar de eso?

—Si. —me levanto sentándome en sus piernas.— No me pongo celosa, no lo soy.

—Júralo.

—Bueno, soy muy celosa. —me río.— Pero te prometo que no soy extremista. Claro que puedes decirme que ella es guapa porque lo es.

Dear Lover Donde viven las historias. Descúbrelo ahora