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—Es que no puedes, querida Lee. —sonrío.— Porque una cosa no tiene que ver con la otra. Y si tomo terapias es para olvidar lo mal que me sentí cuando esas personas que no valen ni un centavo, me dieron al espalda al enterarse de mi realidad.

—¿Y crees que ahora esas mismas personas van a confiar en ti? Que desactualizada estás..., cariño.

—Mira, es que realmente no me interesa si van a confiar en mi o no. La única persona que me interesaba ya no está aquí.

—Uy, que triste. —sonríe.— Créeme que me sienta fatal que Nate...

—A ver, corten. —suspira Sean.— Niñas, por quinta vez les digo, no es Nate, es Alexander.

Suspiro masajeando mi sien.

Lizzie no puede grabarse ni siquiera una sola línea bien. Llevamos como una hora y media aquí.

Y siempre se equivoca en esto.

Siempre dice Nate y no Alexander.

Es que quiero golpearla.

—Vamos una vez más.

Yo solo suspiro, ella se disculpa y comenzamos la escena de nuevo.

Dos intentos más tarde, por fin nos sale. Quedó libre por una hora mientras Valentina y Mike graban.

Camino hacia el camerino. Gabriela apenas se está alistando así que le sonrío y tomo mi teléfono para mandarle un mensaje a mamá.

Quiere que cenemos los tres juntos. Como una gran familia.

Y eso por supuesto no me agrada así que ahora mismo estoy inventando una infalible excusa para no ir.

Es que ella no entiende que su novio y los comentarios fuera de lugar que hace me incomodan demasiado.

Me distraigo cuando una videollamada entrante ilumina la pantalla de mi teléfono. Me emocionó pidiéndole a Gabriela que cierre la puerta cuando salga.

Pero ella por supuesto no me escucha y se va. Que alguien le diga que se quite los audífonos.

Yo solo busco los míos y finalmente contesto la llamada.

Y ahí está él...

Lleva un mes lejos de mí. El proceso ha sido difícil sobre todo por lo difícil que ha sido comunicarnos.

Pero los pocos momentos que podemos hablarnos se aprecian.

—Hola, mi amor. —musita apenas contesto. Sonrío acomodando el teléfono en la mesita frente a mi antes de acomodarme en el sillón.

—Hola. ¿Cómo estás?

—Muy bien, me divierto demasiado. ¿Y tú?

—Bien. —sonrío.— Un poco estresada pero bien.

—¿Por qué no estás grabando?

—No me tocan escenas. —susurro abrazando un cojín.— Te extraño mucho.

—Y yo a ti, mi amor. Pero sé que te estás luciendo y yo estoy muy orgulloso por eso.

—Yo estoy orgullosa de ti. —corrijo señalándolo con mi dedo.— Estoy ansiosa por escuchar ya tus canciones.

—Ayer escribimos dos.

—Felicidades. —sonrío.— Ya estoy ansiosa por escucharlos.

—Y yo porque los escuches. La próxima semana voy a comenzar a grabar. Tengo también una sesión fotográfica y... Prensa.

Dear Lover Donde viven las historias. Descúbrelo ahora