Cuatro meses después.
—¡Llego tarde!
—Karol, deja de correr, no llegas tarde. —Clara se acomoda las gafas.— Tienes diez minutos para cambiarte, maquillarte, hacer la prueba de sonido... Uy, estás llegando demasiado tarde.
Ruedo los ojos, ella se ríe y cuando finalmente entro al camerino, puedo ver la cara de alivio de Pamela. Sonrío con inocencia.
Hoy tenemos la rueda de prensa en donde daremos a conocer el proyecto que ya está a nada de terminar de ser grabado. Y yo me quedé dormida. ¡Con el teléfono silenciado!
—Ya llegué, ya estoy aquí y nadie va a morir en el proceso.
—Nadie excepto el señor taxista que ahora debe tener los tímpanos inflamados. —completa Clara.
—Rápido, niña. —Pamela me sienta en una silla.— Alondra, haz algo con ella. Voy por alguien de producción, alisten su vestuario.
Me río por la preocupación de Pamela, Alondra comienza a hacer milagros conmigo.
Valentina se ofrece a ayudarla y sé que realmente van en contra del tiempo mientras me arreglan.
Al final termino con mi cabello recogido en una desordenada y bonita coleta. Mi maquillaje natural, labios pintados con un bonito labial rojo y apenas alcanzo a ponerme el bonito vestido y los botines que han seleccionado para mí.
Poco después tengo a personas colocándome un apuntador y demás. Finalmente me dejan en paz y yo suspiro aliviada viendo a Clara tras bastidores.
Divertida mueve su mano. Le hago un obsceno gesto.
Nada le costaba despertarme.
—Bien, ya les explicaron cómo va la entrevista, ¿verdad?
—Si, como veinte veces.
Siento la mano de Ruggero en mi espalda, sonrío cuando besa mi sien.
—Pues perfecto. —Pamela suspira.— Si no quieren hablar de sus vidas personales avísenme para prohibir que les pregunten sobre eso antes de que la entrevista comience.
—Yo no quiero. —advierte Valentina.
—Bien, ¿ustedes?
Miro a Ruggero, él hace un gesto para restarle importancia y yo sonrío.
—Con nosotros no hay problema.
—Eso también está perfecto, ¿Michael y Agustín?
—También pueden preguntarme lo que sea.
—A mi no. —avisa Michael.
—¿Lionel y Gabriela?
—Si. —responden los dos a la vez.
—¿Asher y Alessandra?
Ellos asienten, y es exactamente el mismo proceso con Angie y Sabrina quienes tampoco tienen problemas. Los únicos que se niegan a que hablen de sus vidas privadas son Mike y Valentina.
Quizá entiendo por qué.
Hace sólo dos meses andaban felices exhibiendo su relación o algo parecido en redes sociales. Y ahora pues quien sabe lo que sucedió.
Ninguno habla de eso.
Pamela le resta importancia, nos conduce hacia el centro del estudio y comienza a distribuirnos los lugares.
Valentina está a mi lado, le sonrío y ella suspira apoyando su cabeza en mi hombro.
—Ay, mujer. No entiendo por qué tu vida amorosa es mejor que la mía. Y eso que tú tienes dieciocho y Ruggero va a los veinticinco.
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Dear Lover
RomanceQuerido amante, si realmente necesitas mi corazón, es mejor que comiences a trabajar en ello.