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—Me alegra que tu bella nariz esté bien y que no vayan a despedirme por haberle provocado un moretón a la protagonista. —musita Valentina cuando subo al yate. Sonrío.— ¿Te sientes mejor?

—Hace solo una hora cambié el esparadrapo y puse cintas a prueba de agua, me siento mucho mejor.

—Estaba tan dentro de mi papel que ni me fijé en la fuerza que usé.

—Ya olvídalo, fue un accidente. —le resto importancia mientras me quito las gafas.— ¿Qué hay de interesante aquí?

—De todo un poco. —musita conduciéndome hacia una preciosa sala de estar.— ¿Y tu amiga?

—Universidad. —resumo sentándome en uno de los sillones.— ¿Y el resto?

—Hay como tres o cuatro habitaciones, puedes dejar tus cosas ahí, se están vistiendo para salir a meterse o bien al mar o a la piscina del yate.

—Bueno, yo soy mucho más eficiente que eso.

Me pongo de pie, llevo mis manos a los bordes de mi vestido y termino por quitármelo quedando con el traje de baño debajo, ella se ríe levantando sus pulgares. Fue una muy buena elección.

—Así que últimamente Ruggero se ofrece muy seguido a llevarte y traerte.

—Ajá. Supongo que es porque vivimos relativamente cerca.

—Relativamente cerca. —se ríe.— ¿Es un chiste? Es obvio que se gustan.

—Claro que no, es mayor para mí.

—¿Y?

—Y ya, es mayor. —suelto una risita.— Además, hay chicas preciosas en el elenco, obvio no le gusto yo.

—¿Quieres apostar? Me encanta apostar y que al final pierdan.

—¿Y qué se supone que vas a apostar?

—Si Ruggero no te besa para el final de la noche, voy a ser tu esclava toda la semana, y como vamos a pasar navidad todos juntos, te daré el mejor regalo de todos. Y si yo gano. —se mueve como si lo estuviera pensando.— Será un castigo sorpresa.

—Bien.

Estrechamos las manos. Sonríe emocionada.

—Pero no vale hacer trampa.

—Definamos trampa.

—Nada de crear escenas para que a propósito nos besemos. Y tampoco cuenta que como la otra noche, sea beso por juego.

—Bien, acepto términos y condiciones.

Conforme con nuestras respuestas, dejamos que la fiesta fluya, es decir, que haya mucha música, algunos bailando, Valentina, Lionel y yo jugando a las cartas y otros supongo que nadando.

Dejamos los juegos grupales para el final de la noche aprovechando que mañana no grabamos.

Cuando gano por tercera vez, Valentina se rinde, Lionel protesta y yo junto las cartas dispuesta a barajarlas de nuevo, pero Gabriela interrumpe nuestra conversación y se pone frente a nosotros.

—Vengan, vamos a tomar fotos.

—¿Felices porque ya podemos exhibirnos sin decir el nombre del proyecto? —se ríe Valentina poniéndose de pie.

—Algo así, debemos tener muchas fotos nuestras. 

Dejo mis cartas a un lado, nos juntamos para las fotos y tras al menos cuatro fotografías, nos volvemos a dispersar hasta que Alessandra avisa que tenemos que jugar en grupo.

Dear Lover Donde viven las historias. Descúbrelo ahora