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Nueve de septiembre... Falta solamente un día y yo no puedo hacer nada más que mirar al italiano sentado en el sillón frente a mi.

Intentamos aclarar los puntos, llegar a un acuerdo... Pero no resultó. Como nada en nuestras vidas juntas.

Es que, él no deja de defender a Marie y yo no puedo aceptar que sean amigos. Así que mejor lo dejamos así.

No podemos más.

Es que, mierda, lo extraño.

Dejo de lado mis pensamientos cuando escucho sus suspiro y el teléfono cae a mis pies cuando lo lanza en un gesto de frustración. Valentina levanta la mirada.

—¿Qué mierda haces?

Él no responde, se pone de pie y desaparece fuera de la sala. Nosotros nos miramos confundidos y Agustín levanta el teléfono.

—¿Alguien sabe italiano? —pregunta y nosotros negamos.

—Yo tengo un traductor de imágenes, saca capturas y mandalas a mi chat.

—¿Y por qué no simplemente escaneas la pantalla?

—Lionel, mira la pantalla. Está literalmente rota.

—Ah bueno.

Agustín manda las capturas al teléfono de Valentina, ella las sube a su traductor y lee todo sin dejarnos ver. Finalmente hace un gesto extraño, suspira y le entrega al teléfono a Agustín.

—Se siente horrible. —susurra y yo la miro confundida.

—¿Qué pasa?

—Bueno, nosotros estaremos con él. —continúa Agustín dándole el teléfono a Lionel.— No vamos a dejarlo solo, ¿cierto?

—Obviamente.

Tengo que esperar frustrada hasta que me puedan entregar el teléfono. Y cuando Ruggero vuelve a entrar seguido de Pamela, Michael le devuelve el teléfono a Valentina. Gruño frustrada.

Me acomodo en la silla, Pamela nos da unas últimas indicaciones y centra su vista en Ruggero. Él solo desvía la mirada hacia cualquier punto.

—Vamos, seguramente se puede solucionar. —susurra haciendo que se ponga de pie.— Ustedes sigan en la entrevista.

—¿Está todo bien?

Pamela niega, yo sólo suspiro angustiada. ¿Qué pasa?

La entrevista comienza. Sin Ruggero. Y termina de la misma manera.

Y las siguientes son exactamente iguales. Incluso cuando salimos Pamela avisa que Ruggero se ha ido a casa a descansar y que todo está bien. Pero es obvio que no lo está.

Le pido el teléfono a Valentina, ella me lo entrega.

Y entonces me alejo de todos para poder leer las conversaciones mientras esperamos que las camionetas vengan por nosotros.

Hola, hijo. Sé que mañana es tu cumpleaños, y que prometimos estar ahí para entonces. Pero los vuelos se retrasaron y saldremos el once a medio día. Lo lamento mucho, es nuestro quinto cumpleaños alejados, pero quiero pensar que estarás bien, y que esa chica bonita hará que te olvides del amargo momento. Aún podemos hacer videollamadas, cariño.

Mamá, no pueden hacerme esto, yo realmente quiero verlos, no estoy pasando por un buen momento, Karol no quiere hablarme, la perdí de verdad por estúpido, ahora no sé cómo decirle que yo en serio ni tengo nada que ver con Marie, no siento que tengo amigos en este lugar y no quiero pasar mi cumpleaños solo. Sé que podemos solucionarlo, solo déjame hablarlo con Pamela.

Dear Lover Donde viven las historias. Descúbrelo ahora