Capitulo 31

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Capitulo dedicado a EliannyManuelaDelgad <3

















Mientras contemplaba la pared muy detenidamente, el timbre sonó y Tris apareció de la mismísima nada, llevándome por delante, y haciendo que cayera al piso.

—¡Tris! —Grité indignada, mientras ella me hacía callar. Abrió la puerta, dejando ver a un impecable Johann, con un descontrolado Blaze junto a él. —¡Blaze! —Grité desde el suelo, haciendo que se zafara de su correa y me saltara encima, aplastándome hasta los pulmones. No me importaba, esa bola de pelos negra era tan hermosa y acogedora que ni siquiera me interesaba que tuviera su baba dentro de mi nariz. Lo tomé de la correa, pero en vez de tranquilizarlo, hizo que se volviera aún más loco. Se la llevó a la boca, como si estuviera desafiándome, y para cuando me di cuenta, Blaze me estaba arrastrando por todo el piso de los Vélez, y yo reía. No lo había visto como por tres días. Blaze solía deprimirse muchísimo al estar encerrado en un departamento tan pequeño, y cuando lo sacábamos a pasear, él simplemente no quería volver a entrar al edificio, tardábamos horas en hacerlo entrar. Entonces Johann solía llevárselo de vez en cuando a su casa que tenía un hermoso jardín y con su familia que lo recibía y lo trataba como a un rey. Blaze solía volver renovado, pero nunca lo había visto con tanta energía.

—Corrió como tres vueltas en el jardín antes de entrar a la casa. —Me dijo Johann, cuando Blaze se había cansado de tratarme como a su juguete, y se había sentado junto a mí, pidiéndome que lo acariciara.

—Ja, ja. Qué divertido. Me dio gusto verte amor. Adiós. —Tris le dio a Johann un beso rápido en los labios y lo empujó por el pecho hasta la puerta para que se fuera, pero la fuerza de Tris no había podido mover ni un solo pelo de Johanm. Sonreí.

—¿Qué sucede? —Johann miró a Tris a los ojos, a pesar de que ella seguía empujándolo con toda su fuerza para que se fuera.

—¿Es que acaso estás hecho de piedra? —Luego de unos segundos, Tris se dio cuenta de que no funcionaría su táctica, entonces simplemente habló. —Gina te ha invitado a almorzar. — Johann tardó al menos siete segundos en darme un beso en la mejilla y saludar a Tris para salir por la puerta, pero Gina, que probablemente estaba escuchando todo desde la cocina, apareció con una sonrisa radiante y una chispa pícara en los ojos.

—¡Johann! —Lo saludó como si fuera su propio hijo, a pesar de que tenía un pie prácticamente fuera de la casa, y una mano en el picaporte. —¿Te ha dicho Tris que estás invitado a comer? —Él la miró incómodamente mientras sonreía como lo caracterizaba.

—Sí, señora Vélez, pero ya he comido, no es necesario que... —Gina hizo un gesto con sus manos haciéndolo callar.

—¡Tonterías! Te quedas a comer y punto. La carne nunca me había salido tan deliciosa como hoy. —Johann, de tan buen y puro corazón, no pudo evitar decir que si, y acompañó a Tris a la cocina, Gina acarició a Blaze con satisfacción, mientras que este se quedaba extremadamente quieto. No estaba acostumbrado a las caricias de gente que no conocía, y solía gruñirle a los niños que se le acercaban cuando lo sacaba a pasear por el pueblo, pero al parecer, percibió que Gina no era una amenaza, y simplemente se dejó amar por unos segundos.

—Tienes que enseñarme a hacer eso. —Le dije a Gina, su facilidad para convencer a la gente me asombraba.

—Te lo enseñaré cuando por fin consiga convencer a Jonathan de mudarnos a Bora Bora luego de la graduación de los chicos. —Se fue sonriendo y contoneando sus caderas hasta la cocina, donde escuché que hablaba con Johann nuevamente, y este le contestaba inseguro. Tomé las sábanas con las que Blaze estaba jugando y se las saqué antes de que las arruinara. El timbre volvió a sonar.

Christopher IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora