Capitulo 9

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-Hola, Marvin. -Saludé a mi compañero de Biología desde que Christopher se había ido. Y después de todo, lo agradecía. Mis notas habían subido como fuegos artificiales desde que Marvin se había dispuesto a ayudarme.

-Hola, ____. -Dijo acomodando sus gafas. Marvin era lo máximo, un diamante en bruto, para ser honesta. Era muy tímido, y solía sentarse al fondo de todas las clases porque odiaba que lo notaran. Pero era un jodido genio, y no solo lo digo porque era la verdad, ni porque me caía bien, sino que era el responsable de que yo estuviera entendiendo todo lo que el señor Young intentaba explicar. Seguro sería como un pequeño Einstein en el futuro, o algo así, y ganaría todos los premios nobel de ciencia que existían. -Tienes la tarea, ¿verdad? -Y por supuesto que la tenía, porque él me había avisado con anticipación que debíamos hacer un ensayo en las vacaciones para entregárselo al señor Young el primer día después del receso.

-¿Pero por quién me estás tomando? -Sonreí, contagiándole mi sonrisa, y haciendo que mirara al suelo. Si tan solo mirara a los ojos de vez en cuando a la gente, tal vez encontraría una novia. Y una muy guapa, estoy segura.

Un ruidoso golpe de libros contra nuestra mesa nos hizo pegar un salto en nuestras sillas.

-Mi lugar. Fuera. -Hablando como un cavernícola, Christopher Vélez no nos honró ni un poco con su presencia. Marvin estuvo a punto de tomar sus libros para irse, hasta que yo lo tomé del brazo, sin contener mi fuerza por la rabia que todavía me daba verlo.

-No, Marvin, él se fue. Este es tu lugar ahora. -Nuestras miradas podrían haber desatado la tercera guerra mundial. Sus ojos venenosos, y su rostro serio, se quedó sin expresión, mirándome, esperando que alguno de los dos corriera la mirada, en muestra de debilidad. Pero me contuve, a pesar de que ver sus ojos partía aún más mi corazón deshecho.

-Fuera. -Volvió a decir, tirando los libros de Marvin al suelo. Las ganas de matarlo que me recorrían el cuerpo, eran como chispazos de electricidad. Algún día no podría controlarlos. Tuve que soltar la mano de Marvin después de que susurró mi nombre, sabiendo que lo que menos quería era causar problemas y ser el centro de atención. Él era un buen chico, no se merecía quedar en el medio de nuestra batalla. Christopher se sentó, aún sin despegar sus ojos de los míos, esperando que en algún momento los desviara.

-Buenos días, jóvenes. -El salón estaba en un completo silencio cuando el profesor Young apareció y pude adivinar que la mirada de todos estaba en nosotros. Como siempre, ninguno de los dos se cansaba de ser el circo del pueblo. Antes de que nadie pudiera decir una palabra más, y aún mirando fijamente los ojos de Christopher, levanté mi mano, oyendo a la perfección que el señor Young suspiraba con cansancio. -¿Sí, señorita Brooks?

-Quisiera cambiarme de lugar junto a Marvin, profesor. Soy alérgica a la escoria. -Los labios de Christopher sonrieron sin una pizca de gracia. Al parecer, solía hacer eso muy seguido.

-Pero qué madura. -Me susurró, aún mirándome, y borrando su sonrisa al instante. Ninguno de los dos había cambiado ni un poco, aún actuábamos como niños caprichosos. Y me enojaría muchísimo con el señor Young si no aceptaba la petición.

-¿Recién volvemos a vernos y ya va a ser un problema? -Me respondió, estuve a punto de desviar mis ojos de los de Christopher. -¿Sabe qué, señorita Brooks? Voy a evitarle los problemas a Marvin este año. Y no, no tiene permiso de sentarse con él. Es más, el señor Vélez será su compañero por este último año que estará con nosotros, ¿qué le parece? Tengo entendido que ustedes se llevan muy bien. -No pude evitar mirarlo, perdiendo por completo mi duelo de miradas con Christopher. El señor Young estaba entendiendo todo absolutamente mal.

Probablemente aún recordaba esa vez que Christopher me había sacado del comedor de la escuela en sus brazos, y nos habíamos chocado con él, en uno de los momentos más incómodos de mi vida.

Lo miré con todo el odio que me recorría por las venas notando que parecía cansado, con su ropa desarreglada y las bolsas y ojeras debajo de sus ojos. Yo no tenía la culpa de que su esposa lo hubiera encontrado mirando porno y lo hubiera echado de su casa.

-Pero... -Ya había comenzado a quejarme, cuando él me interrumpió.

-Pero, comienza con 'per' al igual que perfecto, así que asumiré que todo está estupendamente... ¿O acaso quiere escribir un ensayo de seis mil palabras para mañana sobre la metamorfosis? -No, no quería. Me mantuve callada, conteniendo todas las barbaridades que podría haberle gritado a él y a Christopher por ser tan malditos hijos de puta. -Bien, comencemos con la clase por favor. -Y luego comenzó a decir un montón de estupideces y a anotar un millón de cosas en la pizarra, que no escuché ni escribí. ¿Ven por qué necesitaba a Marvin? Cualquier tipo de atención o interés hacia la clase, era engullido por el sentimiento de odio y enojo que me daba tener a Christopher tan cerca. Me volteé hacia él y le susurré.

-Estás haciendo todo esto a propósito, porque me odias. -Él casi volvió a sonreír con sarcasmo, pero sus labios simplemente terminaron formando una mueca.

-¿De verdad piensas que tengo tantas ganas de pasar tiempo contigo? Porque estás muy equivocada si es así.

Uno pensaría que después de tantos golpes, pierde la capacidad de sentir dolor, pero después descubre que su corazón siempre puede estar un poquito más roto...












Holiss aquí les traigo el otro capítulo que les prometí ^^

Les quiero contar que la novela está en el ranking "#12 Christopher Vélez". Y eso es demasiado para mí  T.T soy tan feliz de que les guste, que siempre voten y comenten <3

A modo agradecimiento subiré otro capítulo más tarde :3

Nos vemos en unas horitas jiji

Christopher IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora