Capitulo 45

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La voz profunda y gruesa de Richard, no sirvió para que él me soltara ni se alejara de mí. Estaba de espaldas, y la única que podía verlo era yo. Su rostro reflejaba lo mucho que le disgustaba y desagradaba la situación, al igual que Janet, que había asomado su rostro por encima del hombro de Richard. Mi brazo pegó un tirón al verla allí parada, y la presión que estaba ejerciendo Christopher sobre mí no fue suficiente para mantenerme encerrada bajo sus garras.

—Nada. —Susurré, sabiendo que todos podían escucharme. Los ojos de Christopher seguían escudriñándome, incluso cuando sabía que Richard estaba justo detrás de él, con la mandíbula tensa, los brazos cruzados y una cara que le hubiera causado terror a cualquiera. Janet, al igual que mi hermano, nos miraba con veneno en los ojos y juntaba sus cejas intentando comprender la situación, como si así pudiera tener una mejor vista o un mejor ángulo de lo que estaba sucediendo.

—¿Christopher? —Janet lo llamó cuando se dio cuenta de que pasaban los segundos y él no se alejaba de mí, y su mirada cada vez me ponía un poco más nerviosa, así que decidí hacer el primer movimiento, y me alejé de él rápidamente, decidiendo que lavaría yo misma lo que había usado. Christopher se quedó parado en su lugar unos segundos más y luego comenzó a caminar, más enojado que lo normal. —Necesito hablar contigo. —Janet parecía tan ofendida con la situación que había presenciado, que me daba la impresión que si hubiese tenido la oportunidad, le hubiese gritado por haberlo encontrado conmigo, pero también sabía y percibía que Christopher no era del tipo de chico que podía aguantarse una escena de celos, y más sabiendo que Christopher siempre le había dejado en claro que no eran nada más que una noche de diversión cuando él o ella estaban aburridos, y Janet parecía haber captado esa idea, pero al parecer, no estaba muy de acuerdo. Menos aún si era yo la chica con la que lo había visto.

—No tengo nada que decirte. —Le respondió de mala manera mientras caminaba junto a ella. De reojo observé que Janet contenía el aire enojada y lo seguía, finalmente, por el pasillo.

—¿Qué pasó? —Richard se acercó a mí cautelosamente, aún tenía los brazos cruzados, y el ceño fruncido como si siguiera enojado.

—Nada... Sólo era Christopher siendo Christopher. —Me sequé las manos bruscamente con la manta que Gina había puesto en mis hombros, y que aún colgaba de allí.

—¿Qué fue lo que te dijo? —Los ojos de Richard ahora me escudriñaban como los de Janet hacía unos segundos, y la pequeña bestia de la rabia que vivía en mi interior, se movió, casi a punto de despertarse. Yo no había hecho nada, ¿por qué todos parecían querer culparme a mí?

—Nada, ¿de acuerdo? No me dijo nada. Y ya deja de fastidiarme. —Salí de la cocina ignorando los llamados de Richard, que sonaban más cansados que otra cosa. El timbre sonó, y a pesar de que no quería ni tenía ganas de abrir la puerta, me dirigí a ella con paso enojado, pasando por la sala que parecía estar desierta.

—¡____! ¿Cuántas veces te tengo que decir que tienes que estar arreglada las veinticuatro horas? —Tris parecía horrorizada ante mi fachada, y no recaí en ese instante a qué se refería, y estuve a punto de mandarla a donde ya sabía, hasta que vi a Key detrás de Johann, sonriendo de oreja a oreja. Me sonrojé como una estúpida porque Tris tenía razón.

—¿Pero qué dices? Si está hermosa siempre. —Si antes estaba ruborizada, ahora simplemente me había convertido en un tomate. Me corrí de la puerta para que pudieran pasar y cuando Johann pasó junto a mí revoleó los ojos.

—Si tuvieras un pájaro muerto en la cabeza y estuvieras enrollada en carne, igual diría que estás hermosa. —Key lo empujó y me plantó un beso en la mejilla que me derritió de pies a cabeza.

Christopher IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora