Tris me observaba atentamente mientras devoraba mi desayuno, y luego de unos cinco minutos me resultó insoportable.
—Estás nerviosa. —Señaló, y no pude contestarle porque tenía la boca llena de cereales. —Comes como un cerdo cuando estás nerviosa.
—Como siempre como un cerdo. —Volví a tomar otra gran cucharada de cereales mientras seguía observándome.
—Buen punto. —Su dedo acusador me señaló, mientras entrecerraba los ojos. —Pero hoy estás nerviosa porque ese patán está otra vez aquí, ¿no es cierto? Y porque algo raro sucedió ayer con los Vélez que no me quisiste contar. —Tomé mi tazón de cereales y mi mochila, decidiendo que acabaría mi desayuno de camino a la escuela, porque ya no podría soportar sus porquerías. Le había contado todo. Excepto que casi había matado a Christopher. Que había discutido con Richard. Y por supuesto, de mi encuentro con Mason, definitivamente Tris no podía enterarse de eso. Se pondría aún más pesada que Richard.
Mientras salía del apartamento, con la mirada afilada de Tris en mi espalda, y con mi desayuno en la mano, Richard me llamó al teléfono.
—Ya estoy abajo. —Dijo, sin siquiera saludar.
—Hola, buenos días, he tenido una noche estupenda, muchas gracias, ¿cómo estás tú? —Bromeé, él ni siquiera pareció inmutarse.
—Ya estoy abajo. —Volvió a repetir como un robot. Revoleé los ojos y corté la llamada. Él definitivamente seguía enojado.
Ni siquiera me saludó cuando ambas llegamos junto a su camioneta.
—¿Por qué no podemos ir con Johann? —Tris parecía estar más despierta de lo normal esta mañana. Richard la miró por el retrovisor.
—No es lo suficientemente seguro. —Dijo, y yo lo seguí imitando su voz, haciendo que me diera una mirada de pura irritación. Terminé mi desayuno de camino a la escuela, sin decir una sola palabra más, y sin contestarle a Tris sus preguntas de por qué no le resultaba seguro.
Richard tampoco se las contestó porque sabía que ella se pondría a un nuevo nivel de insoportabilidad que a él también lo perjudicaría. Además, ambos habíamos hecho un trato que era como una regla de oro. Tris solo se enteraría de lo que debía enterarse, ni un dato menos, ni una pizca de información de más. Le había hecho jurar que la protegería como si se tratara de mí misma, y él había parecido muy serio a la hora de prometérmelo. Lo que menos quería era que Tris saliera herida por toda la mierda en la que la había metido. Cuando llegamos a la escuela, se bajó del auto ya irritada porque no habíamos contestado sus preguntas, en busca del auto de Johann, que no parecía estar por ningún lado. Richard me tomó del brazo antes de que pudiera bajarme.
—Te iré a buscar a la salida de todas tus clases, o mandaré a Zabdiel, a Joel o a Erick si yo no puedo. —Negué con mi cabeza, molesta por la sobreprotección que estaba esparciendo por todos lados. No tenía que involucrar a más personas, yo me encontraba perfectamente, ya hasta podía caminar como una persona normal y no como un pingüino.
—Hazme un favor. Cuida de mi tazón también, Mason me ha dejado notas en el casillero que dicen que intentará secuestrarlo. —Le tendí la pieza de cerámica en las manos mientras lo escuchaba suspirar exasperado. No era como si no valorara que mi hermano mayor estaba intentando protegerme, cuidarme o lo que sea, una de las razones por las cuales había empezado mis clases de entrenamiento general con él, eran justamente para que no tuviera que vivir preocupado porque su hermanita menor podría caerse de cabeza y tener una contusión cerebral que la dejaría en coma. —Sabes que puedo defenderme sola. —Señalé, esperando que pudiera hacerlo entrar en razón.
—Eso es exactamente lo que me preocupa. —Bajé de su camioneta sin querer escuchar una sola palabra más. Necesitaba distraerme, olvidarme un rato de la revolución Vélez que mi corazón había vuelto a vivir, y acostumbrar a mi cerebro a todo lo que había pasado. Caminé hasta mi casillero, sin hacerle caso a las miradas y susurros que no se habían parado desde que Christopher se había ido. "Dicen que ella lo mató", "No, yo escuché que terminó en la cárcel por matar a toda una familia", "Si, pero ella lo ayudó y salió impune", "No, chicos, él la dejó embarazada y no quiso hacerse cargo del bebé, entonces tuvo que abortarlo, por eso ha faltado tanto a clase". Cada estupidez recorría los pasillos del Instituto Oak Hills, y esas ni siquiera eran las más locas.
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Christopher II
FanficSegunda Temporada de "Christopher" -No vale la pena que sigas llorando. -Miré al asiento del copiloto, en donde la imagen de Christopher me atormentaba. -Sal de mi cabeza. -Susurré, mientras apretaba el acelerador hasta el fondo y miraba al frente...