Capitulo 2

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—____... —Cada vez que su boca escupía una palabra, su voz me torturaba y me hacía sentir un dolor en el pecho, que no era una imaginación, ni una exageración, era cien por ciento real, y me estaba destrozando.

Mi cerebro tardó unos segundos en darse cuenta de que Christopher, en realidad era Christopher, que no lo estaba imaginando y que al descarado le había dado la cara como para aparecerse después de meses de estar desaparecido, sin haber dado ni una sola explicación, ni señal de vida, sin mencionar, por supuesto, la manera en que nos había dejado a todos. No solo a mí, a Gina, a Jonathan, aunque no los había vuelto a ver después de esa vez, Richard me lo había contado todo, porque yo no podía parar la preocupación que me recorría el cuerpo al enterarme que nadie sabía nada de él, absolutamente nada. Había sido tan egoísta de dejarlos a todos de esa manera, pero había sido un bastardo por haberme dejado a mí de la manera en que lo había hecho.

—¡NO ME HABLES! —Grité, como un enfermo mental que estaba intentando evitar que lo llevaran al manicomio. Mis nervios estaban hipersensibles, y tenerlo cerca disparaba todos mis sistemas de alarma a lugares y direcciones completamente diferentes. Tropecé en el medio de la calle, porque uno de los tacones de Tris se había roto en el medio de mi huida. Sentí como él había tenido ese reflejo de intentar atraparme, pero mi propio cerebro amenazó a mi cuerpo con que se suicidaría si me caía y Christopher me atrapaba. Sería patético.

Ni siquiera sé a donde estoy yendo, y creo que el auto está hacia el otro lado.

—¿Podrías dejar de hacer este circo tan solo por cinco estúpidos segundos? —Ya no escuchaba sus pasos detrás de mí, lo cual me pareció un alivio, después de todo, si me seguía siguiendo, a lo único que llegaríamos, sería a un gran escándalo en la calle, dejándome en ridículo enfrente de todos los vecinos de Kyle. No era como si me importara, pero no quería darle a Christopher el poder de que se sintiera tan importante como para que yo tuviera que ridiculizarme enfrente de alguien. Ni siquiera se merecía que le dirigiera la palabra.

—¿Podrías dejar de existir en ese mismo instante? —Ni me volteé, ni lo miré, simplemente seguí caminando. —Creo que has encontrado la respuesta a tu pregunta. —No podía evitar que todo lo que saliera de mi garganta, me produjera un gusto amargo en la boca. Un tirón me hizo detener y dar vuelta sobre mis pies.

Trastabillé con torpeza por el tacón roto, y porque me di cuenta de que Christopher me había tomado de la muñeca. Su piel aún seguía tan malditamente suave, justo como lo recordaba. Actuando en parte como un reflejo, y tal vez un poco intencional de parte de mi cerebro que buscaba venganza bajo toda costa, con un solo movimiento, tomé su brazo, zafándome de su agarre y empujé su hombro, con la parte final de mi palma, él, no pudo evitar dar un paso atrás, y me miró impresionado, con una media sonrisa en la cara.

—Así que es cierto que has estado entrenando. —No respondí. Mi respiración estaba agitada, y aunque quería creer que era por la pequeña toma que me había enseñado Richard, sabía que tenía que ver con que Christopher me había tocado, y había sentido su piel otra vez contra la mía, como si me hubiera dado un choque eléctrico en los lugares en los que sus dedos se habían posado. No me acordaba tampoco que su hombro fuera tan firme y musculoso, se sentía extraño pero al mismo tiempo familiar, obviamente lo recordaba, pero en mi cabeza, todoseran sueños lejanos, imaginaciones, como si Christopher nunca hubiera existido enrealidad.

—Estaba cansada de ser la damisela en apuros. —Lo dije sin darme cuenta. No quería hablar con él, y menos aún de mi entrenamiento. Hablar con Christopher como si fuéramos amigos, significaba hacer de cuenta que nunca había sucedido todo lo que había sucedido, y que él nunca me había roto el corazón. Solté una risa que quedó ahogada en mi garganta, y sonó, en realidad, como si me estuviera ahogando con un hueso de pollo. —¿Y a ti qué te interesa lo que hago o dejo de hacer? Si no recuerdo mal, tú me dijiste que no te importaba. —Me hubiese golpeado en ese mismo momento si hubiera tenido la oportunidad. Sacar el tema frente a él, pero aún más estúpido, reprocharselo, significaba que aún me dolía, y aunque aún lo hacía, él no debía enterarse bajo ninguna circunstancia.

Christopher IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora