Capitulo 65

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Tomé unas pocas cosas que necesitaba para llevar al hospital. Tris había sido muy específica: "Nada corto porque mis piernas parecen un par de gelatinas mal hechas, nada holgado porque hacen que mis piernas se vean cinco veces más anchas, nada apretado porque es extremadamente incómodo y nada de mangas cortas porque mis brazos están llenos de moretones." Así que simplemente tomé uno de sus pantalones que había comprado con la excusa de ir al gimnasio, cosa que jamás había pasado, que no eran ajustados, pero tampoco eran holgados y una remera negra y de mangas largas que saqué de mi estante, porque del suyo sólo encontré una que llevaba un unicornio multicolor con la cola en relieve llena de cabello que parecía más de gato que de otra cosa. Tomé su cepillo de dientes, porque me había repetido una y mil veces que estaba segura que alguien anterior a ella había usado el que le habían entregado en el hospital, también una pasta dental porque la que había allí supuestamente tenía sabor a crema para los pies, también tomé un par de cosas que me había pedido de su caja de maquillaje, porque, y la cito, "no saldré a la calle con ésta cara de zombie recién convertido". Ropa interior, específicamente la que tenía corazones e iba en conjunto con un sostén rosado con pequeños puntos rojos que acababa de descubrir que sí eran corazones. Zapatos, nada de tacones, éste era un pedido de Johann a pesar de las quejas de Tris, si se caía bien que podría abrirse la herida y tendríamos que correr nuevamente hasta el hospital. "La última vez que me caí llevando tacones tenía quince años", fue su argumento, y a pesar de que sabía que era verdad, su pedido había sido cancelado antes de que llegara a la casa, cuando Johann volvió a llamarme para decirme "nada de tacones ____". No hacía falta que me lo dijera, yo ya lo sabía.

—Hey, ¿cómo está Tris? —No hizo falta que me girara para saber que era Richard, seguí guardando sus requisitos en un bolso lo bastante grande como para que todo entrara mientras sentía su mirada en la parte trasera de mi cuerpo.

—Me ha pedido un millón de cosas antes de que la dejaran salir por la tarde del hospital. — Respondí con una sonrisa. Generalmente, que Tris fuera tan malcriada y exigente, podía ponerme de los nervios, pero la verdad era que estaba muy feliz, prefería tenerla junto a mí molestándome que no tenerla en absoluto.

—Bueno, entonces está mucho mejor. —Respondió, con algo de alivio.

—Sí. —Él tomó el bolso antes de que yo pudiera agarrarlo y comenzó a caminar hacia la puerta de entrada, ni siquiera tuve tiempo para decirle que yo podía hacerlo sola, tampoco me importaba. Tris estaba bien, eso era lo único importante. —Está agradecida con todos, sobretodo con Gina por llevarle comida que no es asquerosamente de hospital, sus palabras. — Abrió la puerta de la casa y metió el bolso en el auto sin esfuerzo alguno. —Y con Jonathan, por supuesto, por haber ayudado en el hospital. —Me subí al jeep mientras seguía hablando. — No está tan contenta con la visita de Erick, claro, se puso a jugar con las máquinas a las que estaba conectada. Johann entró corriendo junto a una horda de enfermeras y médicos que pensaban que se había muerto. Erick había desconectado todo por accidente y Johann lo echó del hospital antes de que la seguridad lo encontrara. —Richard bajó la cabeza ocultando una sonrisa al tiempo que ponía en marcha el auto. —¿No quieres venir conmigo? —Pregunté. Su cara tomó la expresión que siempre tomaba cuando le ofrecía llevarlo al hospital. —Vamos Richard, esto no es tu culpa, tú no apretaste el gatillo ni tomaste a Tris para que se parara en frente de ti y recibiera la bala. —No cedió, a pesar de mi discurso tan convencional, así que apreté el acelerador después de ver que se alejaba un poco del auto, en unos segundos se convirtió en una pequeña hormiga rodeada de ramas de árboles, qué cosas podía hacer la distancia.

Conduje con tranquilidad, sabiendo que faltaban unas cuantas horas antes de que Tris saliera del hospital, no tenía apuro, ella ya estaba bien, Johann la cuidaría mientras yo no estaba.

Christopher IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora