Capitulo 21

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Abrí las puertas de la cafetería con tanta fuerza, que los que estaban sentados cerca de ella, se voltearon asustados para verme. Las miradas que habían dado después, habían valido la pena. Probablemente pensaban que sacaría un arma en ese mismo momento y les dispararía a todos. Mis pisadas furiosas hacían que las personas se voltearan a medida que avanzaba, un susurro general corrió por la cafetería, y el bullicio que había escuchado al principio empezaba disiparse en el momento en que llegué a la mesa de Tris, en donde se sentaban la mayoría de las porristas y los jugadores de fútbol del equipo del instituto. El primero en verme fue Johann, que se había levantado de su silla al notarme tan perturbada, pero no se había acercado a mí porque intentaba responderle a sus amigos lo que sucedía con las cejas fruncidas, y al mismo tiempo, sentía la mirada que me quemaba en la nuca de los Vélez, pero aún más de Richard. Kyle se me había quedado mirando fijamente por unos cuantos segundos mientras la mesa entera se reía de quién sabía qué. Y luego Tris se dio vuelta, con una sonrisa que desapareció casi de inmediato al verme.

—____, ¿pero qué te pasó? —No se me movió un solo músculo de la cara, mis ojos estaban clavados en Chelsey, con su perfecto cabello corto y rizado que saltaba mientras se reía. Mi mirada destilaba tanto odio, que a todos los de la mesa les llamó la atención verme parada allí, sin hacer absolutamente nada. No podía controlarme, pero no me importaba en lo más mínimo si lo próximo que sucedía era un homicidio. El rostro de Chelsey se volteó hacia mí, mirando primero mi abdomen, que estaba justo a la altura de su bellísima cara y luego horrorizándose al verme directo a los ojos. Tenía una pajilla en la boca, y estaba tomando de un gigantesco batido de fresa, el olor a la fruta me causó náuseas.

—Oh, hola, ____. —Sonrió aún con la pajilla en la boca. —¿Estás bien? —Su voz aguda no demostraba ni un poco de preocupación. La mesa entera se había detenido a mirarme, y ninguno se atrevió a reír ante mi horrible aspecto, porque sabían que correría sangre si eso pasaba.

—Estoy perfecta. —Sonreí de la manera más falsa y artificial, al igual que Chelsey, ni siquiera lo había hecho por segundos que ya sentía que mis mejillas se entumecían. —Simplemente me bajó el azúcar mientras venía hacia aquí, ¿podría beber un poco de tu malteada? —Ella me sonrió de vuelta y me la tendió. Tris aún me miraba, sabiendo que algo muy malo me sucedía, y articulando palabras con sus labios que no tuve tiempo de descifrar.

Chelsey se volteó, a hablar con la misma chica que había estado en el baño, aún no podía recordar su nombre, pero sabía que la conocía, además su voz le había sonado muy familiar a mis oídos. Quité la tapa que protegía al batido de caerse, y antes de que lo hiciera, noté por el rabillo del ojo que Johann corría en dirección a mí, y Tris abría sus ojos tan grandes como nunca. Sin que ninguno pudiera detenerme, vacié el contenido lentamente en la cabeza de Chelsey, escuchando como pegaba pequeños gritos con su voz aguda que me taladraba los tímpanos. Cuando terminé, ella se paró de su silla, y me miró con sus ojos venenosos llenos de odio. Esta vez, sonreí de verdad.

—Gracias Chels, estaba riquísimo, ya me siento mucho mejor. —Toda la cafetería se había quedado en un silencio sepulcral, y agradecía que ningún profesor hubiese intervenido, ni siquiera sabía si estaban allí.

—¿¡Pero qué mierda te pasa!? —Gritó histérica. Kyle estaba riendo por lo bajo, y en cuanto ella lo vio, supe que algo en su interior le había dado una bofetada.

—Ten cuidado de quién hablas y cómo hablas, Chels. Porque las paredes escuchan, y escuchan muy bien. —Me acerqué a su rostro y ella retrocedió un poco, claramente asustada ante mi tono de voz amenazante. —Nunca, jamás, en tu corta y miserable vida, te metas con una Brooks, porque vas a pagarlo tan caro, que no podrás comprar tu pase al cielo, muñequita. —Su boca estaba abierta con asombro, Johannestaba parado junto a mí, y me tomaba de los brazos, intentando que me alejara de ella, pero me zafé de su agarre al instante. Yo no estaba loca, yo necesitaba venganza. —Oh, y hablando de eso... —Me volví en mis propios pies, dispuesta a destruirla hasta los cimientos. —Lisa, Chelsey se tiró a Trent en la fiesta de Kyle. —Grité para que toda la cafetería pudiera escucharme. Ese fue el colmo. La mayoría de los estudiantes estallaron en susurros y pequeñas risitas, Kyle comenzó a aplaudir sin poder contener la risa, a pesar de que Trent era su amigo. Lisa me miró con lágrimas en los ojos, golpeó a Trent en la mejilla con fuerza y le gritó a Chelsey lo zorra que era, que se quedó paralizada en su lugar, sin poder hacer nada. —¿Lo ves? Acabo de destruirte, en menos de... —Observé un reloj que no existía en mi muñeca y me volví a verla con la mirada más asesina que pude poner. —Cinco segundos. —Chelsey salió corriendo de la cafetería, detrás de Lisa, mientras Johann intentaba alejarme de los problemas, pero volví a esquivarlo mientras Tris me preguntaba qué mierda había sido eso.

Christopher IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora