Capitulo 36

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Capitulo dedicado a La_rayismiamor <3







Tris me contemplaba como si fuera una obra de arte, y cada cinco segundos no podía evitar largar un grito estremecedor y comenzar a aplaudir. Estaba orgullosa de su creación.

—¡Te ves increíble! —Soltó con una sonrisa más grande que toda la habitación, y, a pesar de que Tris siempre decía eso cuando decidía por sí misma que ella me arreglaría, hoy me sentía bien. Me sentía como yo misma, no como una ridícula que intentaba andar en tacones altos cuando en realidad no podía hacerlo, y eso de sentirme como yo misma, no pasaba desde hacía tanto tiempo, que la sensación era como nueva y primeriza. Tenía una blusa de seda negra con pequeños puntos blancos, unos vaqueros negros tan ajustados que se me hacía un poco difícil agacharme, zapatos con un poco de tacón, lo suficiente como para no parecer un pitufo, ni tampoco una gigante. Tris me había prestado un hermoso pañuelo blanco que me rodeaba el cuello, y había estrenado, gracias a Gina, una chaqueta de cuero que se encontraba en mi armario. Tris me había peinado, aunque pareciera una opción imposible, y me había maquillado sutilmente, gracias a Dios, luego de haberle dicho un millón de veces que el labial rojo arruinaría todo el atuendo.

Me miré al espejo un rato, contemplando lo rara que me sentía nuevamente. Pero era un raro bonito, un raro de esos que solo había sentido la vez que Christopher me llevó en nuestra primera cita, y aunque recordarlo arruinaba completamente toda la situación, se sentía bien saber que ya no me dolía como antes, que ya no me hacía el mismo daño, y que ya no lo extrañaba para nada.

—¡Permiso! —Johann tocó la puerta y pasó, sin esperar a que le contestaremos. —No soporto un segundo más allí afuera, todos están... —Se calló al verme, y su boca se abrió sin poder evitarlo. —¡Wow, ____! Estás... —Se había quedado sin palabras mientras me observaba, Tris se acercó a él y le dio un codazo.

—¿Verdad? —Le dijo emocionada, Johann sonrió.

—Key va a quedar como imbécil cuando te vea. Es decir, siempre se queda sin palabras y dice que actúa como un tarado, pero hoy probablemente se caiga de las escaleras mientras caminan porque no va a poder sacarte los ojos de encima. —Negué con la cabeza pensando que Key nunca me había parecido torpe cuando estaba cerca de mí, la que era torpe siempre que estaba a su alrededor, era yo. Tomé mi teléfono y me fijé en la hora, Key tendría que llegar en exactamente cuatro minutos. No sabía por qué de repente el corazón me iba tan rápido, y el estómago me dolía.

—Vamos ____, respira hondo. Vas a pasarlo genial. —Tris, que al parecer se había dado cuenta de mi repentino ataque de nervios, me rodeó los hombros con su brazo y me acarició, intentando tranquilizarme. Era solo una cita, ¿qué era lo peor que podía suceder?

Caerme de la escalera.

Vomitar.

Decir algo estúpido.

Que Key dijera algo estúpido.

Que me golpeara accidentalmente y tuviéramos que ir al hospital. Que lo golpeara a él accidentalmente y tuviéramos que ir al hospital.

—No puedo hacerlo. —De repente estaba muy mareada, me pesaba la cabeza, y mis piernas parecían hechas de gelatina, Tris impidió que me cayera directo a la cama, e hizo que mis pies funcionaran a pesar de que seguían arrastrándose por la alfombra. Salimos de la habitación, un poco en contra de mi voluntad, mientras mi cerebro elaboraba un millón de posibilidades en las que todo podría terminar horriblemente mal. ¿Y si Key tenía un accidente viniendo hacia acá? ¿Y si había planeado una cita horrible?

Christopher IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora