No tenía ni idea de qué hora era, pero estaba desayunando del cereal de Zabdiel, y creo que nunca había dormido peor en toda mi vida. No tenía idea de si había sido por dormir en una nueva cama, por los ronquidos de Tris, o simplemente por la extraña sensación que me provocaba dormir bajo el mismo techo que Christopher. Aún tenía parte de las sábanas enrolladas al cuerpo, el cabello enmarañado, y unas ojeras visibles hasta Júpiter.
Gina y Tris estaban dando vueltas por la cocina, hablando de las cortinas de la casa, y de la hermosa ropa que nos había comprado a ambas, porque al parecer, todo el armario de nuestra habitación no había sido suficiente. Supuestamente, Gina y Jonathan se habían ido a unas vacaciones repentinas para liberar un poco de estrés, pero Jonathan había corrido tan rápido para salir de la habitación, que sabía que estaban mintiendo.
—____, no deberías desayunar a esta hora, luego no tendrás ganas de almorzar. —Gina me retiró el tazón y la cuchara de las manos. No me importó, prácticamente ya había terminado. Tris se rió un poco al ver mi cara horrorosamente dormida.
—Gina, no te preocupes, ____ siempre tiene hambre. —Le saqué la lengua mientras Gina no veía. No importaba que tuviera razón, no quería que todos supieran sobre mi terrible adicción a la comida. Tal vez me enviarían a Comedores Anónimos o algo por el estilo.
—¿Estás bien cariño? Luces un poco pálida. —Gina tocó mi frente con cariño, intentando ver si tenía alta temperatura. No podía decirle que mi verdadero problema era su hijo.
—Estoy bien... Probablemente he dormido mal porque Blaze no estaba junto a mí.
—Oh, Gina, Johann vendrá a traerlo por la tarde, no hay problema, ¿verdad? —Tris era una experta en hacerlo que la gente quisiera con la habilidad de poner un tono tan amable al cual era imposible resistirse. Lo que ella no sabía, era que Gina era la creadora de esa técnica, ¿cómo, de otra manera, lograba que Erick usara pantalones todos los días?
—Claro que no, siempre he querido tener una mascota. Esa gata siempre anda escabulléndose y odia que la toquen, claro, a menos que seas Christopher... —Al pronunciar su nombre, ambas me miraron, como si estuvieran esperando que me desmayara por el simple hecho de que apareciera en una conversación, y como sabía que si ponía los ojos en blanco frente a Gina, luego me sentiría culpable, simplemente comencé a caminar fuera de la cocina, tal vez iría a visitar a Richard para molestarlo un rato. —De cualquier manera, estaré encantada de que invites a Johann a comer, Tris. —Sonreí al notar el mismo tono de voz amable que Tris había utilizado segundos atrás, y cuando su sonrisa se borró de su rostro, tuve que ahogarme la carcajada.
—No creo que sea necesario...
—Oh, claro que sí. Sabes que él es bienvenido aquí, no importa lo que los chicos digan, son inmaduros. Lo tomaré como un insulto si no se queda a almorzar. —Tris parecía a punto de tener un colapso cerebral, hasta podía ver cómo le salía el humo de las orejas mientras que su cerebro maquinaba con toda la rapidez que podía una manera de zafarse de esa situación de la forma más efectiva posible, y a pesar de que era una imagen divertidísima de ver, sabía que uno de sus recursos sería la historia que Christopher y yo habíamos tenido, y sabía que ella no dudaría en usarla, así que decidí abandonar la cocina, por mi propio bien.
Caminé por el pasillo que llevaba a la sala de estar, y antes de que pudiera poner un pie sobre la escalera de madera que dirigía al piso superior de la casa de los Vélez, un grupo de manos inquietas tomó las sábanas que me rodeaban y las terminó de enrollar en todo mi cuerpo y cabeza, dejándome completamente inmóvil e indefensa. Grité debajo de las sábanas a pesar de que las manos aún amortiguaban el ruido y cuando intenté morder, simplemente no pude. Me sacudí como si estuviera teniendo un ataque de epilepsia, haciéndole aún más difícil el trabajo a las otras manos que me tomaban de los pies e intentaban levantarme en el aire.
El corazón me latía a mil por hora y me llegaba tan poco oxígeno por debajo de las sábanas que creí que moriría ahogada, a pesar de que sentía que me movía de un lugar a otro. ¿Es que acaso era posible que alguien me estuviera secuestrando dentro de la casa de los Vélez? Algo extremadamente duro me golpeó de lleno en la frente y pegué un grito agudo que apenas se escuchó.
Holis hermosas
Aún no llegamos a la meta para el maratón pero les quería regalar este capítulo por el cumpleaños de nuestro bebé Joel :')
Pregunta fuera de la novela:
Si tuvieras a Joel en frente ahora mismo... ¿Qué le dirías?
A las cuentas con las respuestas más creativas y lindas se le dedicará capítulos del maratón jsjsjs
Nos vemos ^^ (y no se olviden de votar <3)
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Christopher II
FanfictionSegunda Temporada de "Christopher" -No vale la pena que sigas llorando. -Miré al asiento del copiloto, en donde la imagen de Christopher me atormentaba. -Sal de mi cabeza. -Susurré, mientras apretaba el acelerador hasta el fondo y miraba al frente...