—Toma. —Observaba detenidamente una mancha algo café que estaba en la baldosa del suelo del hospital perfectamente blanca. No sabía si era la única que podía observarla, todos los demás parecían tan absortos en sus pensamientos que no parecían notarla. —____. —Volvió a decir esa voz molesta que me desconcentraba. Cuando levanté los ojos, muy irritada, Christopher estaba sosteniendo frente a mí un vaso con algo humeante, mientras en su otra mano tenía un paquete de galletas con trozos de chocolate. Lo fulminé con la mirada mientras se sentaba junto a mí. —Tienes que comer algo. —¿Por qué no podía hacer como todos los demás y dejarme tranquila?
—¿Pretendes que coma cuando Tris está encerrada en esa habitación hace más de veinticuatro horas con una herida de bala en el pecho? —Respondí de mala gana. Él volvió a insistir.
—Desde que llegaste al hospital has vomitado tres veces. O simplemente estás conmocionada, o estás embarazada. —Dijo, con un dejo de gracia que me hizo arder los oídos. —¿Tú no...? — Mi mirada amenazante hizo que dejara de hablar inmediatamente y levantó las manos como si eso demostrara que era inocente. —Sólo chequeaba. —Mis ojos volvieron a concentrarse en la baldosa que estaba entre mis pies. ¿Por qué todo el lugar estaba perfectamente limpio menos ésta baldosa en particular? Tal vez era sangre de algún paciente o tal vez era una simple mancha de café. Quizás era la sangre de Tris. —Escúchame, lo que viviste es algo muy fuerte para cualquier persona. Matar por primera vez es... —Tomé su camiseta de la parte del pecho y acerqué su cara a la mía.
—No podría importarme menos haber matado a ese maldito bastardo. Es más, estoy jodidamente feliz de que lo maté. Por su culpa mi hermana está a punto de morirse, por si no lo habías notado. —Rematé, alejándome de él. Casi de inmediato fui a parar al lado de Johann, que limpiaba sus lágrimas en silencio. Sus ojos también estaban fijos en la baldosa que tenía entre sus pies. Sus mejillas estaban rojas y sus ojos más cristalizados que nunca. No pude evitar abrazarlo mientras los dos caíamos al suelo junto a la puerta de la habitación de Tris.
—No debería haberla dejado irse. —Repitió una y otra vez cuando posó su cabeza en mi hombro. —Debería haber estado con ella todo el tiempo, para protegerla. —Las lágrimas que se había limpiado fueron rápidamente reemplazadas por un mar nuevo que salió de sus ojos. — Yo debería ser el que está ahí adentro. —Sus sollozos incontrolados eran apagados por mi hombro. Christopher nos miraba desde su asiento, y Richard observaba la puerta de la habitación de Tris como si pudiera ver a través de ella.
Johann siguió llorando por unas cuantas horas más, mientras mis manos acariciaban su cabello intentando tranquilizarlo. Unas cuantas enfermeras pasaban por el pasillo tranquilamente, sin traer ninguna noticia, Richard era el encargado de preguntarles a pesar de que todas se negaran a cooperar. Las baldosas en el piso cada vez se hacían más interesantes, y de vez en cuando se oían gritos de dolor que aún no sabía si estaban en mi cabeza, o si de verdad resonaban por el edificio. Finalmente, Jonathan apareció al final del pasillo, y todos nos paramos instintivamente. Se me hacía difícil verlo sin su habitual bata de médico. Johann fue el primero en intentar hablar, pero Jonathan lo hizo callar de inmediato.
—Para suerte de todos ustedes, aún me quedan un amigo o dos aquí adentro. —Dijo rápidamente. Por cada palabra que decía, mis ganas de vomitar aumentaban. —Tris va a estar bien. —Que esa oración saliera de la boca de Jonathan, me produjo un alivio placentero en el cuerpo que no tenía explicación. El nudo en mi estómago que me causaba náuseas comenzaba a desatarse lentamente. —La bala pasó por su hombro derecho. —Jonathan abrió la mano inmediatamente y una pequeña cosa deslumbró entre sus dedos. —Era de plata, por supuesto. Tris te salvó la vida, Richard. —Dijo mientras lo observaba fijamente. Richard juntó las cejas, sin poder entender por completo por qué Tris había hecho eso. —No está permitido, pero les conseguí cinco minutos ahora que está consciente, antes de que la morfina haga efecto. —Johann fue el primero en salir disparado hacia la habitación. Al igual que él, me apresuré a entrar, y para cuando abrí la puerta, se me nublaron los ojos de lágrimas. Tris estaba pálida, incluso más de lo normal. Blanca como el papel, como la nieve... Como si estuviera muerta. Sus labios que antes eran gruesos y llenos de color, ahora sólo eran finas líneas que apenas se podían distinguir del resto de su cara. Tenía las ojeras marcadas bajo sus ojos, y había un pequeño tubo que iba de una máquina hasta sus fosas nasales. Johann se sentó junto a ella, con sus ojos marrones más tristes que nunca, y la tomó de la mano. Casi de inmediato, los ojos azules de Tris destellaron sobre su piel como nunca antes y observaron con una sonrisa a Johann, que la miraba de la misma manera, a pesar de que una lágrima se caía por su mejilla sin permiso.
—Hola. —Le susurró Johann rápidamente, mientras besaba su mano. —Qué susto me diste, ¿eh?—Tris tardó demasiado en parpadear.
—No podrás librarte de mí tan fácil. —Dijo en un murmullo. Tenía miedo de acercarme. Tenía miedo de tocarla y terminar rompiéndola, como hacía con todo lo demás.
—Como si quisiera hacerlo. —Los ojos de Tris recorrieron la habitación y se posaron en mí. Su sonrisa desapareció al momento en que las lágrimas brotaban de mis ojos.
—Hola. —Di un paso hacia ella, un poco temerosa. El 'bip' de una máquina me hizo detenerme. Detrás de mí, sentí una ligera presión en mi mano. Cuando me volteé, Richard rodeaba mis dedos con fuerza, intentando darme un poco de confianza y seguridad. Di un paso más y me detuve. —¿Cómo estás? —Pregunté tontamente mientras me secaba las lágrimas a pesar de que todos las habían visto. Ver a Tris así... Se me hacía un nudo en el pecho de tan sólo pensar en lo que le podría haber pasado.
—Normal. Con un hombro cosido como una chaqueta de diseñador. —Sonreí como una imbécil a pesar de que su voz sonaba más cansada que de costumbre. —Tienes razón, sí que es divertido jugar a la heroína. —Richard dio un paso al frente, le costaba tanto mirar a Tris como a mí.
—No debiste... Hacer eso. —Dijo casi en un susurro, bastante avergonzado. La sonrisa de Tris se borró de su rostro.
—Claro que sí. —Sus cejas se juntaron un poco. —Eres el hermano de ____. Eres mi hermano. —Cerró los ojos y los mantuvo así por un largo tiempo. —Los hermanos se cuidan entre ellos, ¿verdad? —Richard apretó un poco más mi mano y asintió a pesar de que Tris no podía verlo. —Además, sé que ____ te hizo jurar que me protegerías con tu vida. —Abrió los ojos y volvió a mirarlo. —Tú hubieses hecho lo mismo por mí. —Tris hizo una mueca de dolor y Johann se acercó más a ella para plantarle un beso en la frente.
—¿Richard? ¿____? Necesito hablar con ustedes un segundo. —Ambos nos volteamos para ver la cabeza flotante de Christopher que se asomaba desde la puerta, verlo me hizo preguntar hacía cuánto tiempo que estaba allí, oyéndolo todo. Antes de que pudiera contestarle que se podía ir a la mierda, Tris me interrumpió.
—Está bien, no hay problema. Los calmantes están surtiendo efecto de todas maneras. —Hizo un gesto con la mano, intentando restarle importancia y salimos ordenadamente de la habitación a pesar de que tenía una increíble rabia creciendo dentro de mi cuerpo.
—Más te vale que sea importante. —Susurré con los dientes apretados. Christopher se dirigió directamente a Richard, omitiendo mi comentario.
—Tony y Zoe se fugaron de la casa. —Mis cejas se juntaron inmediatamente.
—¿¡Qué!? —Una enfermera que pasaba justo frente a nosotros, puso su dedo entre sus labios y me hizo callar.
—¿Estás seguro? —La voz de Richard sonaba neutral, ni siquiera un poco sorprendida. Christopher asintió con la cabeza.
—Zabdiel acaba de llamarme. Dijo que dejaron todas sus cosas y se fueron. Tomaron uno de los autos del taller. —Richard se mantuvo callado durante unos segundos, y luego me miró a mí, pensando exactamente lo mismo que se me había ocurrido en ese momento.
—¿Crees que... Crees que tuvieron algo que ver con Stevie y los dos chicos del orfanato que estaban intentando comprar la sangre de esa chica? —Sus ojos se enfocaron más en los míos.
—No lo creo, estoy seguro.
Nuestra Tris está a salvo <3
Con respecto a lo de Tony y Zoe... (c va corriendo)
Jsjsjs mañana subiré doble capítulo ^^
Nos vemos :)
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Christopher II
Fiksi PenggemarSegunda Temporada de "Christopher" -No vale la pena que sigas llorando. -Miré al asiento del copiloto, en donde la imagen de Christopher me atormentaba. -Sal de mi cabeza. -Susurré, mientras apretaba el acelerador hasta el fondo y miraba al frente...