Capitulo 39

1.6K 262 108
                                    

Capitulo dedicado a MomentBelen25 <3







—¿Qué es lo que me pasa Mason? —La pregunta que me recorría el cerebro día y noche, salió disparada de mi boca tan rápidamente, que no pude controlarla. Nunca creí que Mason fuera el que pudiera respondérmela.

—Tu alma está luchando contra el veneno, pero nunca había visto una lucha tan intensa y prolongada. —Sus manos fueron a parar al césped y comenzó a jugar con él como si intentara hacer algo que pudiera distraerlo un poco de la charla. —La mía duró sólo dos días, era tan doloroso que no podía soportarlo. Solía lastimarme a mí mismo para no lastimar a los demás. Pero no hubo caso. Al final del segundo día, ya había terminado con mi padre y mi madre, aunque creo que fue la mejor elección para mi primera muerte, nunca me quisieron en realidad, estaban tan decepcionados de mí que mi abuela tuvo que hacerse cargo en secreto cuando ellos me dejaron en el medio de la calle para que me valiera a mi propia suerte. —Los ojos rojos de Mason destellaron levemente, no sabía si era con tristeza, con enojo, o con algún otro sentimiento que no podía leer en él. —Pero tú... No lo sé. Tu alma es muy fuerte, tu humanidad es tan poderosa que has vivido con él en tu sangre por años y años, pero nada ha ocurrido. Creo que está comenzando a debilitarse de a poco... Estás comenzando a perderla lentamente. Como si algo te hubiera hecho perder las esperanzas que solías tener, y ahora... ¿No has sentido como si tus sentimientos comenzaran a desaparecer? ¿Como si fueras más cruel, o despiadada? ¿Como si pudieras hacer cosas que nunca antes te hubieras imaginado que lograrías? —Asentí nuevamente, recordando pequeños momentos de mi vida en el tiempo, en los cuales me había sucedido lo que Mason nombraba. Se me vino a la cabeza aquella vez que casi mato a Matt Thompson, pero me detuve a regañadientes. Algo en mi interior había querido que lo asesinara, y me había reprochado cuando no lo había hecho. Aún lo hacía.

—¿Qué puedo hacer para que deje de suceder? —Le pregunté, como una niña, esperando a que también tuviera la respuesta a esa pregunta. Pero su cara me indicaba que, lamentablemente, Mason no era el oráculo que creía.

—No sé si puedes hacer que deje de suceder, pero sí sé que tienes que controlarlo. Y para hacerlo necesitas mi ayuda. Richard jamás se atrevería a lastimarte si fuera necesario, y a pesar de que lo que tengo pensado no te lastimará demasiado, si te va a doler, ____. —Tragué saliva, sin querer imaginarme los métodos que recorrían la cabeza de Mason para evitar que mi alma perdiera la batalla contra la sangre infestada en veneno que Richard me había dado cuando intentaba salvarme la vida. —Es tu decisión si quieres mi ayuda o no, pero si decides que puedo ayudarte, te juro que siempre que tengas un ataque, seré el responsable de que nadie a tu alrededor salga lastimado. —Asentí con la cabeza sin dejarlo decir ni una sola palabra más.

—Debes jurarme que nada le sucederá a mis amigos, ni a Tris, ni a Johann, ni a Key, ni siquiera a los Vélez. —Mason, a pesar de mostrar un poco de fastidio cuando nombré el último apellido, asintió con la cabeza y me tendió su mano.

—Es un trato. —Miré sus dedos por unos segundos, esperando a que mi cerebro dejara de gritar lo mala idea que era esto, pero cuando me di cuenta que no lo haría, simplemente la tomé y la estreché por unos segundos. Mason se alejó, rápidamente y encendió otro cigarrillo que sacó del bolsillo de uno de sus pantalones. Se paró mientras le daba una pitada que duró unos cuantos segundos. Me hizo una seña con sus manos. —Vamos, antes de que alguien se de cuenta de que desapareciste durante mucho tiempo. —Me paré y lo observé comenzar a caminar hacia su auto.

—¡Espera! —Le grité, cuando estaba demasiado alejado como para que me escuchara si hablaba con el tono normal de mi voz. Mason se giró malhumorado y fastidiado. —Entonces, ¿qué es lo que tengo que hacer? —Él miró hacia el cielo, y no sabía por qué, pero yo hice lo mismo. Ya comenzaba a oscurecer y comenzaba a verse la luna a pesar de que las estrellas aún no habían querido aparecer.

—En tu teléfono está mi número. Cuando comiences a sentir que pierdes el control, que algo está decidiendo por ti, cuando sientas ese deseo de acabar con todo lo que se te interpone en el camino, tú me llamas, y yo estaré ahí en menos de cinco minutos, ¿crees que podrás soportar eso? —Asentí con la cabeza rápidamente. —Bien, hay un par de reglas para que esto funcione. —Comenzó a enumerar con sus dedos. —Primero, nadie debe enterarse que te estoy ayudando. Segundo, no debes hablarle de tus ataques a los demás, especialmente a Richard. Tercero, si comienzas a sentirte así, intenta alejarte lo más que puedas de la gente. Cuarto, ¡sólo llámame a mí! —Me miró fijo por unos cuantos segundos y luego una de sus manos agarró el cigarrillo que estaba en su boca y que había causado que, de alguna manera, hablara de una forma muy chistosa. —¿Quedó claro?

—Sí, está claro... Sólo tengo una pregunta más. —Le dije, mientras me adentraba al auto y me rodeaba con la manta un poco más. Mason se dio cuenta de que tenía frío, así que prendió la calefacción que me golpeó en la cara al instante, y me dio una sensación muy gratificante en la piel. —¿Qué le sucedió a mi ropa? —Él se desconcertó por unos minutos, y me observó fijamente, con el cigarrillo atrapado entre los labios.

—Tuve que quemarla. De cualquier manera ya no servía, estaba llena de sangre. —Mis cejas se juntaron.

—¿Tú me la quitaste? —Pregunte incrédula, mientras encendía el auto y comenzaba a dar marcha atrás. —¡Mason! —Le grité enfadada para que me contestara.

—Necesitaba ver si estabas muy herida, por el amor de Dios... ¡Te salvé la maldita vida! —Mi puño lo golpeó repetidas veces en el hombro mientras él ocultaba su sonrisa bajo su cigarrillo. No era para nada divertido.

—¡Eres un idiota! —Abrió tan sólo unos centímetros de su ventana para que el humo no nos sofocara, y siguió conduciendo por el césped verde.

—Agradece que sabía que te volverías loca si descubrías que yo había sido el que te sacó el sostén para curarte la herida, y en vez de hacerlo, tuve que llevarte con una médica que no hace preguntas por un monto de dinero muy elevado. Hablando de eso, me debes novecientos dólares. —Me hundí aún más en la manta, esperando que Mason no viera lo rojas que se habían puesto mis mejillas, y lo observé sonreír mientras manejaba. Aún no sabía qué le causaba tanta gracia.















Holis :3 No quería dejarlas con la intriga por mucho tiempo, así que aquí les dejo este capítulo que seguramente les aclaró muchas dudas... o las confundió más jajaja

De igual modo, con el tiempo saldrán a la luz muchas verdades, que quizás nunca imaginaron...

Y ya me voy antes de que me maten por aumentarles la curiosidad XD

Nos vemos prontito 7u7

Christopher IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora