Capitulo 78

1.6K 237 100
                                    

Tris ya estaba en el patio frontal de la casa, donde Richard y yo solíamos entrenar, y ahora la acompañaban Johann, Key y Blaze. Al parecer, los cuatro habían tenido una pijamada súper divertida en la casa de los Contray, cuidando de la hermana menor de Johann, Carly, que se encontraba recientemente enferma. No me había atrevido a preguntarles si se trataba del tipo de enfermedad que podían padecer los hombres o mujeres lobo, era un tema sensible para ambos, así que simplemente les dije que cuando se recuperara, podríamos ir todos en una cita de juegos grupal en donde obviamente le patearía el trasero a todo el mundo. Los Vélez estaban encerrados bajo llave en sus habitaciones, probablemente evitando el sol. Quise golpearle la puerta a Zabdiel para ver cómo se encontraba, pero Richard me había dicho que estaba durmiendo y que era mejor que lo dejara descansar. Christopher también había desaparecido ante nuestro último encuentro en la cocina y a pesar de que rondé por la casa al menos unas cinco veces esperando encontrarme con Erick para poder hablar con él, no había juntado el coraje suficiente para tocar la puerta de su habitación. Me imaginé que Joel tendría una resaca horrible y que aún no se había despertado, así que simplemente decidí unirme al picnic con los Contray, me puse mi traje de baño y Janet me dijo lo bien que me sentaba mientras leía una revista sentada en el piso de mi habitación, con una mascarilla extraña en el rostro. Aunque ahora que mi cerebro repetía la frase en mi cabeza, creo que sonó algo irónico.

- Pero mira quién nos digna con su presencia. - Soltó Key mientras caminaba por el césped verde tapándome la cara contra el sol. Blaze corrió hacia mí completamente emocionado, con una pelota de tenis en su boca. La tomé y la revoleé lo más lejos que pude.

- Pero mira quién actúa como un niño llorón. - Me senté junto a Tris y tomé sus lentes de sol sin permiso. - ¿Soy yo o aquí hace más calor que en la superficie del sol? - Me abaniqué un poco con mis manos. Los tres me miraron como si estuviera chiflada.

- Es el mejor día que vi en años. - Johann acarició a Blaze cuando éste vino corriendo como una fiera desde algún lado del jardín. - ¿Qué pasó ayer, después de todo? - Me puse de boca al suelo, porque el césped estaba agradablemente fresco y húmedo. Mi estómago necesitaba un respiro, estaba sudando como un puerco.

- Hablando de ayer... - Tris golpeó levemente a Johann en la cabeza. - ¿Cómo sabes de ayer? - Preguntó con una mirada de locura total.

- No sé nada de ayer, por eso estoy preguntando. - Se defendió de inmediato. Los tres me miraron a mí. Blaze se acostó a mi lado, un poco agitado ante sus vueltas frenéticas alrededor de la casa.

- Es una larga historia, pero básicamente, resultó ser que Frederick es un vampiro y que es dueño de una gran cantidad de prostíbulos, así que Janet y yo tenemos algo en común después de todo. Ah, y Mason era el que estaba preguntando por mi hermano y la sangre pura. - Hubo un gran silencio en el ambiente, incluso por unos segundos, los pájaros dejaron de cantar. - Maldita sea Tris, me estoy asando, ¿tienes bloqueador solar? - De la nada un pote de crema voló hasta una de mis mejillas, no pude hacer nada para evitarlo más que tomarme el pómulo una vez que el golpe ya había pasado. - ¡Mierda! ¡Tris! ¿¡Estás loca!?

- ¡NO! ¡TÚ ESTÁS LOCA! - Gritó, sus mejillas se habían puesto rojas y no era por el sol. - ¿¡Cómo puedes decir semejante cosa tan tranquilamente ____!? - La miré a través de los anteojos con rabia. Nada justificaba su violenta reacción.

- No es como si importara tanto la verdad... Está muerto. - Subí un dedo intentando corregirme. - Mejor dicho, Mason lo mató. Probablemente no cumplió con el trato que ambos tenían. - Me puse un poco de bloqueador entre los dedos mientras los tres me miraban completamente estupefactos. Estaba bien, era lógico que tardarían un tiempo en asimilarlo. Unté un poco de la crema sobre los hombros donde la piel caliente estaba comenzando a matarme.

Christopher IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora